Rivas Bueno, Mariano. Órgiva (Granada), 30.X.1868 – ?, 1910. Militar, sargento de Ingenieros.
Ingresó en el Ejército en 1887 como soldado, siendo su primer destino el Regimiento de Zapadores-Minadores, nº 3, con guarnición en Granada. Pasaba posteriormente con su Compañía a Sevilla, y de ahí a la plaza de Melilla, donde realizaba, entre otras funciones, la labor de asegurar la protección de los trabajos de fortificación y construcción de caminos, que estaba realizando su Compañía de Ingenieros.
Destinado a las islas Filipinas en octubre de 1889, participaba en numerosas operaciones contra los insurrectos. El día 12 de julio de 1895, fue sorprendida una fracción de la compañía disciplinaria, que trabajaba en arreglar un camino, por un grupo de 36 a 40 “moros” (se denominaban así a los musulmanes de Mindanao, Joló y Palawan) de la ranchería de Tugayas Mindanao, los cuales, presentándose como amigos, provistos de una bandera española, en actitud de ir de paso para el mercado de Iligan, se echaron de pronto sobre los confiados disciplinarios y sin darles tiempo para dejar las herramientas y coger sus armas, les machetearon, ocasionándoles dos muertos y 24 heridos, casi todos graves, después de lo cual, huyeron, llevándose 26 fusiles.
Para castigar la traidora acción se organizó una columna de 1600 hombres, entre los que formaba la 2ª compañía del batallón de Ingenieros, mandada por el capitán D. Félix Briones y el teniente D. Julián Gil, en la que iba también el sargento Rivas. La columna emprendía la marcha en dirección a Tugayas, saliendo de Mindanao el día 17. La marcha hacia el objetivo fue lenta y penosa por las condiciones del terreno y las frecuentes emboscadas de los moros. Ya en el primer día, el sargento Rivas mereció el elogio el comportamiento de la compañía de Ingenieros: “se multiplica y acude a todas partes, abriendo pasos, tendiendo puentes y asegurando la marcha de la columna, frecuentemente interrumpida por las escabrosidades y obstáculos naturales”. Al siguiente día también tuvieron que combatir constantemente, hasta llegar a la vista de la ranchería de Tugayas, defendida por más de 2000 moros, que fueron batidos, dispersados y obligados a encerrarse en una cotta revestida de piedra y artillada con cañones y lantacas.
Como el primer ataque a viva fuerza no obtuvo éxito, debido, no sólo a la resistencia del enemigo, sino también a la altura y fortaleza de la muralla, la compañía de Ingenieros recibió la orden de abrir brecha con dinamita. El capitán Briones y el teniente Gil practicaron por sí mismos la operación de aplicar la dinamita y encender la mecha, mientras las clases (suboficiales) y soldados no ocupados en auxiliarles, lo hacían posible distrayendo a los defensores sosteniendo con ellos reñido combate. Al estallar la mina y derrumbarse la muralla, los oficiales y la tropa, europeos e indígenas, asaltaban la brecha, sufriendo todos, sin excepción, lesiones de mayor o menor gravedad. En la acción moría el capitán Briones y resultaban gravemente heridos el teniente Gil y un gran número de soldados.
En el parte detallado de la acción se consignaban las siguientes palabras:
“La compañía de Ingenieros, siempre heroica, dio pruebas de una bizarría individual y colectiva superior á todo elogio”.
Tomada la cotta, dispersados los moros dejando más de cien muertos y después de incendiar la ranchería de Tugayas, se dio por terminada la misión de la columna, regresando a Marahuit el día 19.
En la operación, fue recompensado el sargento Rivas con la Cruz de San Fernando de 2ª clase, Laureada, con pensión anual de seiscientas pesetas, según la Real Orden de 23 de mayo de 1896 (Diario Oficial núm. 114), y Cruz de plata del Mérito Militar, con distintivo rojo y la pensión mensual vitalicia, por su valor en la acción del asalto y toma posterior de la Cotta de Tugayas (Mindanao), el 18 de julio de 1895, siendo el segundo hombre en penetrar por la citada brecha (después de su capitán, que resultó muerto en la acción), haciendo huir a los defensores enemigos que se encontraban en ella. Resultó herido durante el curso del combate.
El sargento Mariano Rivas Bueno, vuelto a la Península, abandonaba el Cuerpo de Ingenieros para ingresar en el Real Cuerpo de Alabarderos, y en enero de 1905 pedía el pase a la licencia absoluta.
Bibl.: “Sin título”, en Memorial de Ingenieros del Ejército, 52, 11 (1897), passim; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando pertenecientes al Arma de Ingenieros”, en Memorial del Arma de Ingenieros (Madrid, Ministerio de Defensa), n.º 63-66 (2001 y 2002).
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño