Carrillo Mexía, Juan. ?, ú. t. s. XV – Santo Domingo (República Dominicana), c. 1520. Alcalde mayor de Concepción de la Vega, regidor y procurador de la villa de Santiago, fiscal interino de la Audiencia de Santo Domingo.
No debe confundirse con otro Juan Carrillo, que desde 1519 formó parte de las huestes de Hernán Cortés, estuvo en Michoacán y, en 1542, se incorporó al contingente que Francisco de Orellana llevó al río Marañón.
El licenciado Juan Carrillo Mexía llegó a la isla Española en mayo de 1502, en la flota del extremeño frey Nicolás de Ovando. Fue muy favorecido por el gobernador extremeño que lo situó entre la elite de la villa de Santiago, con el cargo de regidor y procurador. Cuando, en 1509, Lucas Vázquez de Ayllón dejó la alcaidía mayor de la villa de Concepción de la Vega y su partido para asumir el cargo de oidor, fue nombrado en su lugar su amigo Juan Carrillo. El 20 de octubre de 1511, por orden del II almirante Diego Colón, inició en Santiago un proceso contra Francisco de Solís, acusado de haber asesinado injustamente a dos indios, Francisquito y Guayabax. Sin embargo, poco después, dada su amistad con el encausado, se vio obligado a dejar el caso en manos de Marcos de Aguilar, alcalde mayor de Santo Domingo.
Se mantuvo siempre fiel a la facción oficial, siendo amigo personal del poderoso tesorero Miguel de Pasamonte y, sobre todo, del oidor Lucas Vázquez de Ayllón. Como el resto de los oficiales reales, mantuvo duros enfrentamientos con el partido colonista.
En 1514, Pedro Ibáñez de Ibarra llevó instrucciones para hacer el juicio de residencia a los oficiales reales, entre ellos al licenciado Carrillo. Ibáñez falleció al poco de llegar, pero con juicio o sin él, lo cierto es que no parece que a Carrillo se le hicieran cargos de consideración. Ese mismo año, en el repartimiento general, recibió una importante encomienda de indios, situados en la villa de Santiago. Concretamente, le fueron encomendados ciento ocho indios, en los caciques Malaber y Rodrigo de Mendoza Hayguata. En una probanza, que se hizo en febrero de 1515, contra los agravios hechos en el repartimiento de 1514 se vertieron sobre él duras acusaciones. El escribano Diego de Ocaña afirmó que se le dio un gran repartimiento, pese a que era “bastardo y soltero y hombre que ha maltratado y muerto los indios”. Asimismo, decían de él que daba escándalos nocturnos paseando por las calles en camisa, “tañendo un pandero de sonajas con una mujer disoluta que iba cantando”. Pero se equivocaba en una cosa: Carrillo estaba casado con Catalina Zapata que, sin embargo, vivía en España.
Como procurador de la isla trasladó a Castilla “ciertos capítulos” que contenían las principales recomendaciones de los vecinos. Pero en la propia isla, algunos vecinos lo criticaba porque su elección como procurador había sido arbitraria. Más tarde se le acusó de no defender el bien común, sino los intereses de los oficiales y de los grandes encomenderos. Pese a ello, nuevamente, entre marzo y abril de 1518, estuvo en Santo Domingo en la Junta de procuradores que allí se celebró. Esta vez, después de una reñida votación, no fue elegido procurador general para ir a Castilla.
Entre 1517 y 1520 compaginó su cargo de regidor y procurador de la villa de Santiago con el de fiscal interino de la audiencia de Santo Domingo. Éste lo ocupó por Ausencia del licenciado Sancho Velázquez que marchó a hacer el repartimiento de indios de Puerto Rico y nunca regresó.
En 1519, Rodrigo de Figueroa le ordenó que fuese a Castilla a hacer “vida maridable” con su esposa. No parece que llegara a cumplirlo. Su fortuna llegó a ser cuantiosa y construyó a medias con Pero López de Mesa, un ingenio de azúcar en la villa de Puerto Plata.
No se tiene constancia exacta de su fallecimiento, pero probablemente ocurrió en 1520, año en el que cesó como fiscal, sin causa aparente, y hubo que nombrar un nuevo fiscal interino, Pedro Vázquez de Mella. Desde ese momento se pierde su rastro entre los papeles.
Bibl.: E. Rodríguez Demorizi, Los dominicos y las encomiendas de indios de la isla Española, Santo Domingo, Editora del Caribe, 1971; L. Arranz Márquez, Don Diego Colón, t. I. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1982; M. Giménez Fernández, Bartolomé de las Casas, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1984, 2 vols.; A. de Herrera, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del Mar Océano, Madrid, Universidad Complutense, 1991; L. Arranz Márquez, Repartimientos y encomiendas en la isla Española (El repartimiento de Alburquerque de 1514), Madrid, Fundación García Arévalo, 1991; A. de Herrera, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del Mar Océano, Madrid, Universidad Complutense, 1991; G. Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, Madrid, Atlas, 1992; E. Mira Caballos, El indio antillano: repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542), Sevilla, Muñoz Moya editor, 1997; Las Antillas Mayores, 1492-1550. Ensayos y documentos, Madrid, Iberoamericana, 2000; H. Thomas, Quién es quién de los conquistadores, Barcelona, Salvat, 2001; E. Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las Indias, t. I, Madrid, Marcial Pons, 2003.
Esteban Mira Caballos