Fernández Martínez, Francisco Javier. San Clemente (Cuenca), 23.II.1754 – Siles (Jaén), 9.IX.1802. Organero.
Presumiblemente primer hijo del matrimonio formado por Francisco Fernández y Agustina Martínez, ambos naturales y vecinos de San Clemente de la Mancha (Cuenca), fue bautizado el mismo día de su nacimiento.
Su vinculación al taller de órganos regentado por Francisco Buchosa debió ser fuerte y temprana, ya que, como padrinos de sus hermanos nacidos en 1766 y 1767, figuran, respectivamente, Ramón Buchosa, hijo de Francisco y también organero, y la cuñada de este último, Francisca Castell.
En torno a 1775 contrajo matrimonio con María Antonia Buchosa, hija del jefe del taller. Este enlace habría de fructificar en siete vástagos, entre ellos, con seguridad, otro organero, Manuel Ángel, aunque es presumible que también el último de todos, Francisco Matías, nacido en 1792, también lo fuese; un Matías Fernández trabajará en 1855 para la parroquia murciana de San Pedro.
El primer trabajo conocido lo llevó a cabo en el órgano de la parroquia de la villa donde era vecino, un gran instrumento construido en 1770, presumiblemente por Buchosa, y tasado por Julián de la Orden, maestro mayor del obispado de Cuenca, en 16.500 reales; se trataba de la añadidura de tres registros nuevos y una afinación general.
En 1791 lleva a cabo el aderezo del clave propiedad de la parroquial de Chinchilla (Albacete) y dos años después, con motivo del otorgamiento de un poder en la sala capitular del Ayuntamiento de San Clemente, su nombre figurará con el empleo de procurador síndico general de la villa.
A mediados de 1794 contrata con el prior de la parroquia de San Isidoro de Úbeda la construcción de un instrumento por el precio de 12.000 reales más los despojos, es decir el metal, del viejo órgano ya inservible.
Al año siguiente, se comprometía con el presidente y el fabriquero del Cabildo ubetense de la sacra iglesia del Salvador, en nombre de su patrono, el marqués de Camarasa, a construir otro, de dos teclados, por la abultada cantidad de 32.000 reales.
Siete años más tarde falleció repentinamente en Siles (Jaén), sin duda llevando a cabo tareas de su oficio, “de una calentura maligna, sin recibir los sacramentos ni azer testamento”. Sus hijos, que le acompañaban en calidad de oficiales, dispusieron que su entierro fuese ordinario “con misa de cuerpo presente y nada más”.
Obras de ~: Órgano nuevo, parroquia de San Isidoro, Úbeda, 1795 (desapar.); Órgano nuevo, Capilla del Salvador, Úbeda, 1796 (conservado parcialmente).
Bibl.: A. Almagro García, Artistas y artesanos en la ciudad de Úbeda durante el siglo xvii, Jaén, Universidad, 2003.
Enrique Máximo García
