Alcarria, Miguel de. Ayora (Valencia), 23.III.1752 – Murcia, 5.IX.1818. Organero.
Nieto del primer Miguel e hijo del cirujano Joseph establecido en Ayora en torno a 1751, debió aprender el oficio con su abuelo; de hecho, entre 1761 y 1764 Joseph aparece como vecino de Sisante, lugar al que el viejo maestro había regresado y primera sede del taller familiar.
Con 18 años de edad, su primer trabajo fue un escueto aderezo del órgano de Agost (Alicante), seguido de afinaciones en el de Santa María de Elche.
En ambas ocasiones aparece como vecino de la villa Ayora, vinculada al obispado de Orihuela; en ella contrajo el primero de sus tres matrimonios en agosto de 1772.
Los encargos para conventos de Orihuela, el cercano Cox y la propia catedral orcelitana le llevarían a tomar en 1777 la decisión de instalarse en la sede del obispado.
En ella puso en pie un taller que habría de ejercer una poderosa influencia en el territorio de las actuales provincias de Alicante, Murcia, Albacete Granada y Almería, en definitiva, todo el sureste peninsular.
A lo largo de las dos décadas que faltaban para cerrar el siglo, su prestigio no cesó de crecer; sólo así cabe entender la sucesión de sus intervenciones y la extensión del territorio que abarcaron en las vecinas diócesis de Orihuela y Cartagena, llegando incluso a frenar la expansión de los valencianos Salanova. Todas obras de renovación o nueva planta: Lorca (Santiago), 1780; Chinchilla, 1780; Guardamar (Alicante), 1781; Albacete, 1787; Lorca (El Carmen), 1788; Caravaca (El Carmen), 1790; Villanueva (Murcia), 1790; Dolores (Alicante), 1793.
En 1801 pretende la plaza de afinador de los nuevos órganos de la catedral de Murcia, recientemente construidos por Fernando Molero, yerno de Julián de la Orden; sin embargo, el cabildo lo rechazó alelegir a Juan Antonio Gil, primer oficial del maestro constructor.
Un año después abrirá sus horizontes al ser llamado a Orce (Granada) para instalar un nuevo instrumento de dos teclados. En 1804 trabaja para la parroquia de San Juan de Elche y en 1807 es responsable de una completa renovación en el de la colegiata de Lorca. Después de dotar de nuevas máquinas sonoras a Santa Justa, encerrada ésta en una caja de elegante línea neoclásica, y al santuario de Monserrate, ambos de Orihuela, trasladó su taller a Murcia en 1812, al conseguir finalmente la plaza catedralicia, tras la muerte de Gil.
Desde esta nueva sede tendría la oportunidad de trabajar en Almería, tanto en su catedral como en los conventos franciscano y dominico. Su última obra se la encargó la parroquia murciana de San Bartolomé en 1817, ciudad donde fallecería un año más tarde.
Obras de ~: Reforma y ampliación, Catedral de Orihuela, 1777; órgano nuevo, parroquia de Santiago, Lorca (desapar.), 1780; órgano nuevo, parroquial, Albacete (desapar.), 1787; órgano, convento de las madres Carmelitas, Caravaca, 1790; órgano nuevo, parroquial de Orce (Granada) (parcialmente destruido), 1803; ampliación, Colegial de Lorca (desapar.), 1807; órgano nuevo, parroquial de Santas Justa y Rufina, Orihuela, 1810; reforma del órgano mayor, Catedral de Almería, 1816; órgano nuevo, parroquia de San Bartolomé, Murcia, 1818.
Bibl.: J. Espín Rael, Artistas y artífices levantinos, Lorca, La Tarde, 1931, pág. 368; A. Santamaría Conde y L. G. García- Sauco Beléndez. La iglesia de Santa María del Salvador de Chinchilla, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 1981, pág. 210; L. Jambou, Evolución del órgano español. Siglos xvixviii, vol. II, Oviedo, Universidad de Oviedo, 1988, pág. 221; A. Gil Albarracín, Los órganos de la catedral de Almería (500 años de historia), Almería, Ed. Griselda Bonet Girabet, 1992, págs. 74-76; F. Candel Crespo, “Contrato para la construcción del órgano de la iglesia parroquial de San Bartolomé, en Murcia, por Miguel Alcarria. 1817”, en Nassarre (Revista aragonesa de musicología. Institución Fernando el Católico, Zaragoza), XIV-1 (1998), págs. 251-267; E. Máximo García, “Armónicos ámbitos: los órganos de San Juan de Albacete”, Actas. Segundo Congreso de Historia de Albacete, vol. III, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, págs. 382-396.
Enrique Máximo García