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Isabel Rodríguez de Romera y Tamariz

Biografía

Rodríguez de Romera y Tamariz, Isabel. Carmona (Sevilla), ú. t. s. XV – Santo Domingo (República Dominicana), 13.IX.1553. Encomendera en la isla La Española, esposa del conquistador Rodrigo de Bastidas.

Isabel debió de partir el 3 de junio de 1509 rumbo a la isla La Española. Tras una travesía plácida arribó al puerto de Santo Domingo el 9 de julio. Junto a ella viajaron sus dos hijos, a saber: el futuro deán de la Catedral de Santo Domingo y obispo de Coro y Puerto Rico, llamado, al igual que su padre, Rodrigo de Bastidas, e Isabel de Bastidas. Ambos habidos de su matrimonio con el descubridor trianero y gobernador de Santa Marta, Rodrigo de Bastidas.

Isabel no se trasladó nunca a vivir a la gobernación de Santa Marta, quedándose, pues, en la suntuosa casa que su marido poseía en Santo Domingo. Se ubicaba, según Fernández de Oviedo, junto a la fortaleza.

Allí, a orillas del río Ozama, pudo vivir la carmonense en compañía de sus hijos con los privilegios propios de su rango social.

El 28 de julio de 1527 falleció su esposo, pero Isabel decidió quedarse en aquellas tierras, donde tanta riqueza, prestigio y reconocimiento había obtenido el linaje de los Bastidas. La carmonense, en una época en la que la labor de la mujer no era nada fácil, administró eficazmente el capital de su difunto esposo que era uno de los más cuantiosos de La Española. De hecho, en la fundación del mayorazgo se cuantificó en varios miles de ducados. Entre las propiedades se especificaban veintiséis casas de piedra en Santo Domingo, once hatos ganaderos —con nada menos que veinticinco mil cabezas de ganado y ochenta esclavos negros—, medio ingenio de azúcar y cuatro caballerías de tierra, además de otros bienes muebles.

Pactó el matrimonio de su hija con un prestigioso hidalgo de la isla, llamado Hernando de Hoyos, quienes le dieron tres nietos, Rodrigo, Ana e Isabel.

Allí en Santo Domingo la carmonense conoció a un sinnúmero de descubridores, conquistadores, gobernadores y cronistas que participaron en la empresa indiana en las primeras décadas del siglo xvi. Tuvo amistad personal con Diego Colón, segundo almirante de la Mar Océana, con Lucas Vázquez de Ayllón —juez de apelación de La Española—, con Diego Caballero, con Sebastián Ramírez de Fuenleal y con Gonzalo Fernández de Oviedo —cronista de Indias—. Su amistad con este último fue especialmente estrecha, sobre todo desde la muerte de su esposo. Con él llegó al acuerdo de casar a su nieto Rodrigo de Hoyos Bastidas con la hija de aquél, Juana de Oviedo. El pacto ponía como condición que el primer vástago varón antepondría el apellido Bastidas y, si hubiera un segundo, el de Oviedo. Así se perpetuarían, como de hecho ocurrió, ambos linajes.

Hacia 1550, murió su única hija, Isabel Bastidas, a la que sobrevivió tres años. Finalmente, el 13 de septiembre de 1553, falleció en Santo Domingo la carmonense, después de una vida intensa dedicada a sus hijos y al linaje de su marido. Sus restos reposan en la Catedral de Santo Domingo, en la capilla de los Bastidas, que mandara construir su hijo. En su lápida sepulcral puede leerse todavía: “Aquí yace la virtuosa cristiana y religiosa señora Isabel Rodríguez de Romera, natural de la insigne villa de Carmona, mujer que fue del Adelantado don Rodrigo de Bastidas y madre del everendo obispo de San Juan, don Rodrigo de Bastidas. Falleció año de 1553, a 15 de septiembre.

Requiescat in Pace”.

 

Bibl.: B. de Las Casas, Historia de las Indias, México, Fondo de Cultura Económica, 1951; M. Góngora, Los grupos de conquistadores en Tierra Firme (1509-1530), Santiago, Universidad de Chile, 1962; J. Real Díaz, “El sevillano Rodrigo de Bastidas. Algunas rectificaciones en torno a su figura”, en Archivo Hispalense, n.º XXXVI (1962); T. Miranda Vázquez, La gobernación de Santa Marta (1570-1670), Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1976; L. Arranz Márquez, Don Diego Colón, t. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1982; Repartimientos y encomiendas en la isla Española (El repartimiento de Alburquerque de 1514), Madrid, Fundación García Arévalo, 1991; G. Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias, Madrid, Atlas, 1992; J. Pérez de Tudela Bueso, “Vida y escritos de Gonzalo Fernández de Oviedo”, en Introducción a la Historia General y Natural de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, t. I. Madrid, Atlas, 1992; M. Ugarte, La Catedral de Santo Domingo, Primada de América, Santo Domingo, 1992; E. Mira Caballos, El indio antillano: repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542), Sevilla, Muñoz Moya Editor, 1994; “Las ordenanzas municipales de la ciudad de Santa Marta (Colombia) de 1531: edición y estudio”, en VV. AA., IX Congreso Internacional de Historia de América, Badajoz, 2000.

 

Esteban Mira Caballos