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Manuel Alderete y Franco

Biografía

 

Alderete y Franco, Manuel. Toro (Zamora), 27.III.1673 – Pedro Cays (Jamaica), 16.I.1731. Militar y caballero de Santiago.

Hijo de Francisco Alderete y de Teresa Franco, ambos hidalgos, naturales y vecinos de Toro. Comenzó a servir en la Guerra de la Liga de Ausburgo (1689- 1697) en Cataluña, donde ganó un escudo de ventaja por la defensa de Barcelona, siendo capitán de infantería.

Luego lo fue de caballería, pasando en octubre de 1704 a la Compañía española de las Reales Guardias de Corps. En dicho cuerpo fue exento (jefe de una brigada de ciento veinticinco jinetes), por patente de 1706 (Archivo Histórico Nacional), combatiendo en las batallas de Almansa (25 de abril de 1707), Almenara (27 de abril de 1710), Monte Torrero o Zaragoza (20 de agosto de 1710) y Villaviciosa (10 de diciembre de 1710); en las tres últimas, con el grado de brigadier de los Reales Ejércitos, que obtuvo por patente de 6 de abril de 1709. En 1714 fue nombrado teniente de rey de la plaza de Cádiz; el siguiente se recibió en la orden jacobea (cuyas pruebas habían durado siete años); entre 1720 y 1722 ascendió a mariscal de campo y el 15 de octubre de 1723, por patente expedida en San Ildefonso, era designado capitán general de Tierra Firme y presidente de la Audiencia de Panamá por un período de cinco años.

El 24 de diciembre de 1723 se libraba en Cádiz su licencia de embarque, extensible a su esposa Manuela Josefa Muñoz de Tovar, dos hijos y varios criados. El 31 del mismo mes zarpaba en la escuadra del almirante Grillo, donde también lo hizo el marqués de Castelfuerte, electo virrey del Perú, aportando en Cartagena el 24 de febrero. El mes siguiente desembarcaba en Portobelo y, poco después, se hacía cargo de su gobierno en Panamá, marcado desde el principio hasta su fin por sus enconadas diferencias con los ministros de la Audiencia (el fiscal y sus cuatro oidores).

“Llegó el exceso —escribiría Castelfuerte— al de disputar al mismo Presidente el uso de la campanilla y la precedencia de las funciones públicas, mandando éste prender luego á Don Sebastian Bonde y llevarle al castillo a todo fierro, privándole de toda comunicación y el mismo dia (que fue el 28 de julio de 1724) fue tan grande el desórden, que llegó el desatino a una conmoción universal” (Relación, 1736). La mediación de Castelfuerte, a cuyo virreinato había pertenecido la extinta Audiencia panameña hasta su restablecimiento en 1722, pareció surtir efectos pacificadores, pero la hostilidad hacia el gobernador permaneció larvada.

Tuvo Alderete que enfrentar otros problemas, como el bloqueo de Portobelo (1726-1727) por el almirante inglés Hozier, las incursiones de los mosquitos —indios nicaragüenses— por el centro del país y de los bucaneros por la costa de Darién, éstos rechazados por un cabecilla local, el mestizo Luis García. Pero descontento con la recompensa recibida, sublevó a las tribus indígenas haciéndose llamar “el libertador del Darién” (1725), asolando los poblados de Yaviza, Real de Santa María, Chepigana, Molineca y Santa Cruz de Cana y venciendo a las milicias y guarniciones que se le oponían. El gobernador consiguió derrotarle junto al río Chucunaque (1728), donde, muerto el cabecilla, quedó sofocada la rebelión, aunque no pocos de sus seguidores, refugiados en las montañas, siguieron dedicándose al bandolerismo y el pillaje. Costó esta expedición cien mil pesos y para financiarla Alderete hubo de apelar a un expediente que fue calificado por sus enemigos como una “extorsión a los comerciantes” en la feria de Portobelo de 1728.

El asunto es confuso, pues no ha sobrevivido documentación suficiente para investigarlo. El informe de Castelfuerte alude a su “remoción por extorsiones”.

Sin embargo, el marqués de Villahermosa, su sucesor, llegó a Panamá en el verano de 1729 proveniente de la cercana Cartagena de Indias, una vez vencido el plazo de gobierno de Alderete. Se sabe que tomó la residencia tanto a éste como al fiscal de la Audiencia, Diego Clavijo, al que imputó cuatro cargos; sin embargo, de la residencia del gobernador sólo se ha preservado una pieza, el alegato de su esposa. Alcedo, historiador contemporáneo, escribió que “fue despuesto y preso en el castillo de Chepo y luego remitido en Partida de Registro a la Casa de la Contratación, en la fragata de guerra La Ginovesa, que se perdió sobre el baxo de la Vivora, donde se ahogó”. Se sabe que la fragata Nuestra Señora del Carmen, apodada La Genovesa, mandada por el capitán de fragata Francisco Guiral, formaba parte de la flota que zarpó de Cartagena el 7 de enero del año de 1731 y que, tras tocar en Portobelo, donde recogió el producto de la feria y al prisionero, se perdió con la mayoría de su tripulación y cargamento en la noche del 16 de enero en el paraje actualmente conocido como Pedro Bank, una zona de cayos arenosos y arrecifes coralinos a ochenta km al sudoeste de Jamaica.

Sosa y Arce (Compendio, 1911) revelan más sorpresa que indulgencia al enjuiciar su labor: “No obstante haber demostrado el Señor Alderete tino y energía como gobernante en una época tan agitada de la vida del Istmo se le separó de su empleo en 1730”.

Nuestra impresión es que, si Alderete secuestró bienes de particulares en servicio del rey, habría sido absuelto en la Corte, porque tal procedimiento era utilizado a menudo por el propio Rey, al arribo de las flotas indianas, para cubrir sus déficits de tesorería mediando el reconocimiento de la deuda o su transformación en juros. Por otra parte, tampoco queda constancia de que a sus causabientes se les exigiera ninguna responsabilidad, como era habitual en casos de fraude o cohecho. Lejos de ello, se sabe que, en 1752, la Real Hacienda facilitó la adquisición por parte de la viuda de 5.000 fanegas de tierra en la Real Dehesa de la Serena, en Castuera (Badajoz) propiedad de la Orden de Alcántara.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, secc. Estado, Patente de exento de Guardia de Corps de Manuel Alderete, 1706, leg. 493); secc. Órdenes Militares, Santiago, Pruebas para la concesión del título de Caballero de la Orden de Santiago de Manuel de Alderete y Franco, natural de Toro, Brigadier de los Reales ejércitos de Su Majestad, Exempto de Reales Guardias de Corps, 1715 (cuya cédula de concesión databa de octubre de 1708), exp. 255; secc. Nobleza, Someruelos, Cédula Real de Fernando VI por la que aprobó y ratificó la escritura de venta del la Real Dehesa de la Serena en la villa de Castuera a favor de Manuela Josefa Muñoz de Tovar, viuda de Manuel de Alderete, 21 de agosto de 1753, C-2, doc. 5; Archivo General de Indias, secc. Contratación, Nombramiento de Manuel de Alderete como Gobernador y Capitán General de Tierra Firme, 15 de octubre de 1723, ms. 5796, n. 2, fols. 326v.-331); secc. Contratación, Expediente de información y licencia de pasajero a Indias de Manuel Alderete, presidente de la Audiencia de Panamá, a Panamá, 24 de diciembre de 1723, ms. 5474, n. 1; secc. Panamá, Expediente sobre la residencia tomada por el marqués de Villahermosa a don Manuel de Alderete, Presidente de la Audiencia, y a don Diego Clavijo, fiscal de la misma, 1728-1731, ms. 195; secc. Contaduría, Autos sobre las represalias de ingleses en Panamá, con cartas del presidente gobernador don Manuel de Alderete, 1727, ms., 1486; Biblioteca Nacional de España, Relación de Brigadieres y sus antigüedades, años 1712, 1715, 1716 y 1719, ms. 18652.

J. Armendáriz, marqués de Castelfuerte, “Relación del estado de los Reinos del Perú, 1736”, en Memorias de los Vireyes que han gobernado el Perú, durante el tiempo del coloniaje español, t. III, Lima, Felipe Bailly, 1859, págs. 242-243 y 268-269; D. Alcedo y Herrera, Piraterías y agresiones de los ingleses y de otros pueblos de Europa en la América española desde el siglo xvi al xviii, Madrid, Imprenta de Manuel G. Hernández, 1883, págs. 213, 229, 486; J. B. Sosa y E. Arce, Compendio de Historia de Panamá, Panamá, Diario de Panamá, 1911, págs. 243, 245-247; A. de Alcedo, Diccionario geográfico de las Indias Occidentales o América, Madrid, Atlas, 1967 (Biblioteca de Autores Españoles, vol. 207), pág. 107; V. Cadenas y Vicent, Caballeros de la Orden de Santiago. Siglo xviii, II. 1709-1730, Madrid, Hidalguía, 1977, págs. 124-125.

 

Juan Luis Sánchez Martín y José Miguel Serrano San José