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Joaquín Argamasilla de la Cerda Bayona

Biografía

Argamasilla de la Cerda Bayona, Joaquín. Marqués de Santacara (X). Madrid, 16.VII.1870 – 5.XII.1940. Escritor e historiador.

Nacido accidentalmente en Madrid, fue el único hijo de Pedro José María Argamasilla y Miranda, militar, nacido en Algeciras, y de María de los Dolores Bayona y Arteta, navarra de familia carlista. Mantuvo siempre estrecha unión con la tierra de su madre, tanto a través de su obra como de sus estancias en la casa familiar solariega de Aoiz. Parece ser que debutó tempranamente en las letras con un poemario, Vibraciones, aparecido en 1886. Realizó estudios de Derecho Civil y Filosofía y Letras, licenciándose en Leyes en 1892.

El 14 de mayo de 1897 se casó en Segovia con María Josefa Elío y Coig, nacida en Francia y de familia nobiliaria, con la que tuvo cuatro hijos: María del Milagro (1902), Joaquín (1905), María de la Luz (1907) y José María, nacido y muerto en 1913. Poco después aparecía su estudio de genealogía, Nobiliario y armería general de Nabarra, publicado en tres cuadernos entre 1899 y 1902. Militó políticamente en el carlismo, aunque nunca aceptó cargos, salvo la Presidencia de la Juventud Carlista de Madrid en 1903, desde la que organizó mítines en Sigüenza, Alcalá y Tarazona. Por encargo del jesuita Cándido Sanz, se ocupó de la dirección de El Adalid, órgano de la Congregación de San Luis Gonzaga de Madrid, en el que publicó diversos trabajos.

En 1907, publicó De tierras altas, que reúne una serie de textos impresionistas y una novela breve sobre Navarra. Argamasilla dedicó muchos de sus esfuerzos a la historiografía, y perteneció a la Academia de Heráldica de Italia y Bélgica, a la Colombina de Colombia y, como correspondiente, a la Real de la Historia.

Fue, además, director de la Revista de Historia y Genealogía española (1912-1931). Su única novela extensa, El yelmo roto, apareció en 1913, dedicada a Tomás Domínguez Arévalo, conde de Rodezno, y con un prólogo en forma de epístola de su amigo Ramón María del Valle-Inclán, donde caracteriza a su protagonista como “símbolo de un pueblo, que después de haber vivido esclavo de la imitación vana de otros pueblos, renace por la evocación de su Historia”. La obra muestra una clara influencia de la narrativa decadentista, y está escrito en una estimable prosa modernista, muy atenta a las impresiones psicológicas del protagonista. Pensada inicialmente en dos partes, la segunda, que en 1919 informaba a Cejador se titularía La Cimera de hielo, nunca llegó a ver la luz.

A partir de entonces, su obra en libro se limita a una serie de obras de propaganda política, siempre en una línea marcadamente conservadora, empezando con Pidiendo luz (1916), un folleto contra la posible unificación de carlistas y mauristas en una única coalición de derechas. Un año después intervenía en la polémica entre aliadófilos y germanófilos, tomando partido por los segundos con La explosión de la mentira. Tras rehabilitar en 1919 el título de marqués de Santacara, firmó como tal sus siguientes libros. Durante la década de 1920 se interesó por la parapsicología y en 1922 presentó la metasomoscopia, o habilidad para ver a través de los objetos, siendo el sujeto experimental su propio hijo Joaquín, capaz de leer la hora en relojes cerrados o titulares de periódico a través de una caja de plomo. Dejó constancia de ello en su libro Un tanteo en el misterio, aparecido probablemente en 1923.

En mayo de 1924 padre e hijo marcharon a Nueva York con su espectáculo, donde fueron desenmascarados como falsarios por el ilusionista Harry Houdini, que después incorporaría a su espectáculo sus trucos y narraría los hechos en uno de sus libros.

El último libro de Argamasilla sería una nueva obra política, En honor de la verdad, defensa de la dictadura del Primo de Rivera en términos nacionalistas. Nada se sabe de él durante las dos décadas que le quedaban de vida, salvo que continuó próximo a la extrema derecha española, asistiendo, por ejemplo, en 1932 al homenaje a Ramiro de Maeztu organizado por Acción española.

 

Obras de ~: Nobiliario y armería general de Nabarra, Madrid, Imprenta de San Francisco de Sales, 1899-1902, 3 vols.; De tierras altas. Bocetos de paisajes y novelas, Madrid, Imprenta de Antonio Marzo, 1907; El yelmo roto, Madrid, Renacimiento, [1913]; Pidiendo luz. Algunas observaciones sobre el equívoco jaimista y varias preguntas sin contestación, por ahora, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos, 1916; La explosión de la mentira. Un aspecto de la guerra actual, Madrid, Imprenta San Francisco de Sales, 1917; Epitafio lírico que un Caballero romántico puso a una historia vulgar, lo publica su amigo el Marqués de Santacara, Madrid, Tipografía Artística Cervantes, 1922; Un tanteo en el misterio (Ensayo experimental sobre la lucidez sonambúlica), Madrid, M. Aguilar, [¿1923?]; En honor de la verdad. La dictadura española, su obra beneficiosa y su fracaso en la pública opinión, causas mediatas e inmediatas de éste, Madrid, Imprenta de Juan Pueyo, 1930.

 

Bibl.: F. Fernández de Bethencourt, “Argamasilla de la Cerda”, en Anuario de la nobleza de España. 1908, t. I, Madrid, Establecimiento tipográfico de Fortanet, 1908, págs. 260-262, y en Anuario de la nobleza de España. 1913 y 1914, t. IV, Madrid, Establecimiento Tipográfico de Jaime Ratés, 1914, págs. 411-413; J. Cejador, Historia de la lengua y la literatura castellana (época regional y modernista: 1888- 1907). Segunda parte, t. XI, Madrid, Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1919, págs. 254 y 257; J. Ibarra, “Argamasilla de la Cerda (Joaquín)”, en Biografías de los ilustres navarros del Siglo xix y parte del xx, t. IV, Pamplona, Imprenta Jesús García, 1953, págs. 31-32; M. Iribarren, “Argamasilla de la Cerda Bayona, Joaquín”, en Escritores Navarros de ayer y de hoy, Pamplona, Editorial Gómez, 1970, págs. 34-35; A. García Paredes, “Los señores de Castejón y el escudo de la villa”, en Príncipe de Viana, año 61, n.º 219 (2000), págs. 135-222.

 

Eduardo Hernández Cano