Encinas Dios, Ramón. Moncho Encinas. Pontevedra, 19.V.1893 – Madrid, 21.III.1967. Entrenador de fútbol.
Fue uno de los primeros entrenadores que llegaron al oficio sin haber sido un jugador de primera fila. Más bien todo lo contrario. Comenzó a jugar en equipos modestos pontevedreses —Ciosvín, Iruña, Pontevedra— hasta que hacia 1915 recaló en uno de los grandes de Galicia en aquellos tiempos: Sporting de Vigo. Pasó luego al eterno rival, el Fortuna de Vigo. Cuando empezó la preparación de los Juegos Olímpicos de Amberes en 1920 su nombre sonó entre los preseleccionados para la línea defensiva, pero se descubrió que acababa de firmar como profesional por el Barcelona. Un profesionalismo tolerado y ante el que la Federación Española miraba para otro lado; pero no el Comité Olímpico Internacional, que tenía muy a gala el “amateurismo” de todos los participantes.
No triunfó en el Barcelona y ya con veintisiete años decidió retirarse. Y entonces nació el entrenador. Fue adquiriendo prestigio en clubes catalanes modestos y en 1930 firmó por el Celta de Vigo. En el equipo de su tierra adquirió tal proyección que el seleccionador, José María Mateos, le confió la preparación del equipo nacional. Siguió en tal puesto con los seleccionadores García Salazar, Teus, Eizaguirre —de quien había sido entrenador en el Sevilla— e Iribarren.
Su prestigio se cimentó en el Sevilla, club al que accedió en 1934 y que hizo dos veces campeón de España. En 1930-1940 pasó al Valencia haciendo el gran equipo de la posguerra. El Real Madrid lo contrató en la temporada 1942-1943, pero la situación del equipo de Chamartín no le permitió el triunfo que se presumía. Quizá algo desengañado volvió, dos años después, a lo que consideraba su tierra: Sevilla. De nuevo en el club blanco andaluz hizo el buen trabajo que cabía suponer. Cuando en 1946 fue sustituido por Caicedo se quedó a vivir en la capital andaluza. Acertada decisión porque cuando volvió al mando del club el señor Sánchez Pizjuán, en 1948, le contrató como secretario técnico. Y en este puesto se jubiló en 1962. Tras su estancia en Sevilla durante tantos años y con las vinculaciones que tenía con la ciudad y sus gentes, extrañó enormemente que volviera a su Pontevedra natal. Allí compró un pazo en el que transcurrieron los últimos años de su vida. Su fallecimiento en Madrid fue algo circunstancial, pues había ido a la capital para someterse a una operación quirúrgica a la que no sobrevivió.
Pese a ser un excelente táctico, ponía el énfasis de su preparación en la fortaleza física; quería equipos broncos, duros, resistentes, luchadores.
Fuentes y bibl.: Archivo del Centro de Investigación de la Historia y Estadística del Fútbol Español.
J. A. B., “Don Ramón Encinas ha muerto”, en ABC (Sevilla), 22 de marzo de 1967, págs. 63 y 64; F. Martialay, Amberes. Allí nació la Furia Española, Madrid, Real Federación Española de Fútbol, 2001; V. Martínez Calatrava, Historia y estadística del fútbol español, Barcelona, V. Martínez, 2002.
Félix Martialay
