Ayuda

Francisco Antonio de Aguirre y Salcedo

Biografía

Aguirre y Salcedo, Francisco Antonio de. Marqués de Montehermoso (II). Vitoria (Álava), 9.II.1685 – Madrid, 9.XI.1745. Ayo de Carlos III, consejero de Indias, alcalde de Vitoria, maestre de campo, comisario y diputado general de Álava.

Vino al mundo como primogénito de una familia señera del País Vasco que albergaba serias aspiraciones de ascenso social. Nada se conoce de su infancia y primera formación. Huérfano de padre a corta edad, su trayectoria vital estuvo marcada por la poderosa personalidad de su progenitora, María Antonia de Salcedo y Chávarri, quien prestaría importantes servicios a la Casa Real de Felipe V. Una vinculación que se inició a los pocos días de la entrada del nuevo Rey en la Península. De camino a Madrid, la comitiva real se alojó en el palacio vitoriano de los Aguirre, donde quedó prendado de las virtudes de su propietaria. En 1707 fue llamada a la Corte para desempeñar el cargo de aya del príncipe Luis, primer hijo de la reina María Luisa de Saboya. Convertido en Rey tras la abdicación de su padre, el joven Luis I moriría en brazos de María Antonia, a la que siempre consideró su segunda madre, sobre todo, desde la temprana muerte de la reina. En 1715 fue nombrada mayordomo y dama de honor de la reina Isabel de Farnesio y un año después educadora del príncipe Carlos, futuro rey de Nápoles y de España.

Los Aguirre, como la ciudad de Vitoria y la provincia de Álava, apostaron fuerte por la causa del Borbón.

En los momentos más duros de la Guerra de Sucesión demostraron su fidelidad a la Familia Real.

Así, en el otoño de 1710, cuando Madrid se había convertido en un lugar inseguro para ésta, la Reina y el príncipe Luis se refugiarían en el palacio vitoriano de María Antonia de Salcedo.

Con este historial de servicios quiso extender los favores del Rey a su familia. En 1715 Felipe V honró a su hijo con el empleo de mayordomo de Isabel de Farnesio, que finalmente recaería en ella misma. En compensación, Francisco Antonio recibiría los patronatos de Santa María y San Agustín de Elorrio, Santa María de Mañaria y Santa María de Ibarruri, todos en la provincia de Vizcaya, valorados en más de mil ducados. Su ingreso en la Corte se materializó en 1723, como ayo del infante don Carlos, poco después de que fuera separado de las mujeres que lo cuidaban, entre las que se encontraba la marquesa. Posteriormente sería nombrado mayordomo de la reina Isabel de Farnesio, lo más seguro es que también en sustitución de su madre.

Y finalmente, cuando el infante Carlos alcanzó su mayoría de edad, se le recompensó con una plaza en el Consejo de Indias.

Pero la herencia más destacada que pudo legar a su hijo fue el marquesado de Montehermoso, concedido el 15 de agosto de 1708. Tomó el nombre de la traducción al castellano del palacio de Oyanederra, situado en el valle navarro de Araquil. Segura de su valía, años después no dudaría en solicitar al Rey, sin éxito, la grandeza de España. A su muerte en 1737 su hijo se convertiría en II marqués de Montehermoso.

Como miembro de una influyente familia alavesa, Francisco Antonio de Aguirre y Salcedo sería alcalde de Vitoria en 1708 y 1725; y maestre de campo, comisario y diputado general de la provincia de Álava, desde 1711 hasta 1714. Una faceta que no olvidaría durante su estancia en Madrid, pues en 1722 figura como miembro de la Real Congregación de San Ignacio de Loyola, de la que sería prefecto por la provincia de Álava en 1736. En este sentido no existen testimonios de su grado de integración en la denominada “cábala vizcaína”, o grupo de presión francófilo integrado por vascongados que ocupaban importantes cargos en el Gobierno, en torno a la figura del marqués de Villarias, y en la casa del príncipe don Fernando, futuro Rey.

Francisco Antonio de Aguirre casó en 1703 con María Lorenza de Ayanz Arbizu, miembro de una conocida estirpe navarra, quien le daría seis hijos, cuatro de los cuales sobrevivirían al padre. Entre ellos cabe destacar la figura de Tiburcio, quien seguiría los pasos de su padre y de su abuela en la Casa Real, en este caso, al cuidado de la educación del futuro Carlos IV.

Fue además un apasionado de la física experimental y de las ciencias naturales, y logró reunir una de las mejores colecciones de historia natural de Europa.

 

Bibl.: VV. AA., Noticia del origen, fundación, objeto y constituciones de la Real Congregación de naturales y originarios de las tres provincias vascongadas establecida bajo la advocación del glorioso San Ignacio de Loyola, Madrid, Imprenta y librería de P. Eusebio Aguado, 1864; L. Ballesteros Robles, Diccionario biográfico matritense, Madrid, Ayuntamiento, 1912; G. Bernard, Le secrétariat d’état et le conseil espagnol des Indies (1700-1808), Ginebra, Librería Droz, 1972; J. Vidal-Abarca, “Linajes Alaveses. Los Aguirre: Marqueses de Montehermoso”, en Boletín de la Institución Sancho el Sabio, XIX (1975), págs. 183-244; A. Burkholder, Biographical Dictionary of Councilors of the Indies, 1717-1808, New York, Greenwood Press, 1986.

 

Juan Luis Blanco Mozo