Salcedo y Chávarri, María Antonia de. Marquesa de Montehermoso (I). Pamplona (Navarra), 9.III.1664 baut. – Madrid, 15.VII.1737. Cortesana.
Fue bautizada el 9 de marzo en la Basílica de Nuestra Señora de Arre de Pamplona, hija de una familia de abolengo formada por Antonio Ildefonso Salcedo y Arbizu, de origen soriano y caballero de Alcántara, y María Eustaquia de Chávarri y Viguria, heredera de los mayorazgos de Chávarri con su palacio en Estella y Viguria con varios palacios (Oyanederra, Viguria, Aguinaga, Erroz) y con asiento y voto en las Cortes de Navarra. No se conocen datos sobre su educación, que haría en su ciudad natal de acuerdo con su estado social.
Después de celebrar las habituales capitulaciones, casó con el vitoriano Vicente José de Aguirre y Zárate en la iglesia de San Nicolás de Soria el 25 de octubre de 1682, y en esta fecha heredó los mayorazgos de su madre ya difunta. Pasaron luego a vivir al palacio de los Aguirre en Vitoria, situado en la calle Santa María de la ciudad vieja. De este matrimonio nacieron tres hijos: Pedro Ignacio (1684), que murió niño, Francisco Antonio (1685) y Manuel Antonio (1686). Su marido, en nombre de su esposa, fue merino mayor y justicia de Estella, y regidor de Vitoria en 1686, pero no acabó de heredar los mayorazgos paternos de Aguirre, Álava e Isunza, porque murió joven, a los veinticinco años, hacia 1690. Su padre Felipe Ortuño de Aguirre falleció en 1696.
A la muerte de Carlos II, último Rey de los Austrias, fue elegido para sucederle el Borbón Felipe V, duque de Anjou, nieto de Luis XIV, que estaba casado con María Luisa de Saboya. Tras entrar por Irún, en el camino hacia la Corte, donde juraría como rey en 1701, la viuda de los Aguirre les alojó en su palacio los días 1 y 2 de febrero. Las reclamaciones del Reino por parte del archiduque Carlos de Austria, apoyado en el interior por el antiguo Reino de Aragón y con Corte en Barcelona, dieron lugar a la Guerra de Sucesión que se inició en 1704, y tuvo una geografía bélica variable. En 1706 las tropas angloportuguesas tomaron Madrid, que no fue liberada hasta el año siguiente. En agradecimiento al antiguo servicio, en 1707, María Antonia Salcedo fue nombrada aya del recién nacido Luis, hijo primogénito de los Reyes. Desde este momento, pasó a residir en el viejo Alcázar Real y con ella su hijo Francisco Antonio, que había casado en Vitoria en 1703 con María Lorenza de Ayanz Arbizu, y a veces sus nietos (Francisco Tomás, Felipe Tiburcio, María Luisa, Ventura Ortuño, Teresa), y vivió en primera fila todos los avatares de la política española. De nuevo en 1710 los austracistas amenazaban la capital, por lo que María Luisa de Saboya y el infante Luis residieron desde el 1 de octubre hasta el 20 de diciembre en el palacio de los Aguirre en Vitoria. En 1713 nació el príncipe Felipe. La contienda acabó en 1714.
María Antonia de Salcedo había sido premiada el 15 de agosto de 1708 con el I marquesado de Montehermoso, que a partir de entonces dio nombre al palacio de los Aguirre, a pesar de que no fue efectivo hasta 1714. Ejerció su empleo de aya hasta 1715 que pasó al cardenal Júdice, mientras ella era nombrada mayordomo y señora de honor de su segunda esposa la reina Isabel de Farnesio, aunque también siguió estando muy unida al príncipe Luis. Víctima de numerosas depresiones, en 1724 el Rey abdicó en su hijo Luis I, que había casado dos años antes con Luisa Isabel de Orleans. Murió inesperadamente en agosto del mismo año en brazos de María Antonia, ya que le tenía como una madre. Felipe V volvió a ocupar de nuevo el Trono y desde 1716 a 1723 María Antonia fue aya del príncipe Carlos, futuro Rey de Nápoles y de España con el nombre de Carlos III, quien siempre le tuvo gran cariño. Su educación pasó luego a su hijo Francisco Antonio de Aguirre y Salcedo, que fue mayordomo de Semana de la Reina y del Consejo Real en Indias.
Hizo testamento el 29 de mayo de 1737, dejando a su hijo Francisco Antonio los mayorazgos paternos y el II marquesado de Montehermoso, a los que uniría “una cruz de oro con cinco diamantes grandes, un libro en que S. M. aprendió a leer en que hay puesto algunos renglones y firma de su real mano, con que se dignó regalarme y una caja de oro guarnecida de diamantes que también fue de S. M.”, y también una cruz de oro con un lignum crucis que había heredado de su padre y una frasquera de plata “que fue del Rey de las Dos Sicilias don Carlos”. Murió este año y fue enterrada en el Convento de las Descalzas Reales de Madrid.
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Emilio Palacios Fernández