Martínez [e] Ibáñez, Julián. Albacete, 3.X.1700 – 5.XII.1775. Presbítero y médico, bienhechor del Hospital de San Julián de Albacete, después Hospital Provincial, al que legó toda su fortuna.
Sólo se sabe que, siendo ya presbítero, y queriendo aliviar también los cuerpos, además de las almas, estudió tardíamente Medicina, constando documentalmente que el Real Protomedicato de Madrid le expidió el correspondiente título el 9 de marzo de 1741, cuando contaba cuarenta años. Inmediatamente, presentado el título en el Ayuntamiento de Albacete, éste, el 2 de abril de 1741, le dio licencia para que “libremente, sin pena, ni calumnia [sic] alguna pueda usar y ejercer la facultad de Medicina en estos reinos”.
De esta forma dobló su actividad, como sacerdote y como médico, trabajando, por supuesto sin ningún tipo de remuneración, en las dolientes salas del Hospital de San Julián, durante bastantes años, a mediados del siglo XVIII. Pero se dio el caso de que el sacerdote y médico Martínez Ibáñez poseía, por vía de herencia, gran fortuna personal, y, al morir, legó todos sus bienes, lo que también, hizo, a su ejemplo, su hermana Josefa, al Hospital de San Julián.
La citada donación fue tan importante (catorce casas, varios huertos y viñedos, otras fincas, etc.) que, atendiendo al testamento (“que fuese para alimentación y curación de los pobres enfermos de este Hospital”), se sostuvo principalmente dicho Hospital por este medio durante muchos años, hasta bien comenzado el siglo XIX.
Por esta causa, en la biografía de Martínez Ibáñez que escribió A. Baquero Almansa (1884) se limita a decir lo siguiente: “El Sr. Guspi [que era Alcalde de Albacete y, a su vez, médico], director de los Establecimientos de Beneficencia, encabeza el Reglamento del Hospital de Albacete con las siguientes líneas: ‘A la memoria del Dr. D. Julián Martínez é Ibáñez, Presbítero y médico albacetense. Elevado a Provincial nuestro Hospital de San Julián, deber es de gratitud consignar en la primera hoja de su Reglamento el nombre insigne de su bienhechor, del laborioso y entendido médico, del virtuoso sacerdote, que habiendo ejercido durante su vida la noble profesión de aliviar a la humanidad doliente, legó después toda su fortuna á este establecimiento para consagrarla al mismo objeto. Con los productos de tan generosa donación se sostuvo principalmente desde el último tercio del siglo XVIII; el ejemplo de ella excitó á otros caritativos hijos de Albacete’”.
Valga la anterior cita para rematar esta biografía del ejemplar médico y sacerdote Julián Martínez Ibáñez.
Bibl.: A. Baquero Almansa, Hijos ilustres de Albacete [...], Madrid, Imprenta de A. Pérez Dubrull, págs. 113-115; J. Martínez Ibáñez, El Hospital de San Julián de Albacete: estudio histórico, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 1997, págs. 249-250.
Fernando Rodríguez de la Torre
