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Pedro de Fonseca

Biografía

Fonseca, Pedro de. ?, s. m. s. xiv – ¿Roma (Italia)?, 22.VIII.1422. Cardenal diácono de Sant’Angelo y legado papal bajo Benedicto XIII y Martín V, capellán mayor de Beatriz de Portugal (segunda mujer de Juan I de Castilla), prior de San Benito de Valladolid, abad de Valladolid, obispo de Astorga y Sigüenza.

Llamado a veces Pedro Rodríguez de Fonseca, lo mismo que su padre (que fue alcaide de la villa de Olivenza, consejero de Juan I de Castilla); su madre, también portuguesa, fue Inés Díaz Botello, dama de la reina Beatriz de Portugal. La derrota castellana de 1385 provocó el exilio de la familia en Castilla, siendo la ciudad de Toro el destino final.

Pedro de Fonseca se formó en las aulas salmantinas durante el reinado de Enrique III. En 1403 figuraba ya como clérigo abulense y estudiante de Derecho Canónico y Civil bajo el patrocinio del arzobispo de Sevilla. En 1405 el arzobispo de Santiago, Lope de Mendoza, pidió para él un canonicato en expectativa de prebenda en Ávila, donde seguía actuando como clérigo. En 1407 ya era bachiller en Leyes, capellán mayor de Beatriz de Portugal y persona dilecta y consanguíneo de la Reina, sucediendo al difunto Álvaro Gil como chantre de la catedral de Salamanca. En 1409 Benedicto XIII le nombró cardenal diácono de Sant’Angelo (o Santángel) y en años posteriores le concedió diversas prebendas y beneficios, como la importante abadía de Valladolid en 1413, o bien, un canonicato, prebenda y arcedianato en Sevilla, un canonicato y prebenda de Burgos y otros beneficios en las iglesias de Sevilla y Burgos, todo ello en 1415. El papa Luna tampoco se olvidó de premiar a sus parientes y allegados: en 1414 premió a algunos de sus “familiares”, como Diego Sánchez de Cisneros (canónigo de Coria, capellán de Beatriz de Portugal), y en 1417 concedió a su sobrino homónimo un canonicato y prebenda en Astorga. Entre esos “familiares” aparece Antonio Sánchez de Arévalo, arcediano de Sigüenza hasta 1427, pariente del célebre Rodrigo Sánchez de Arévalo. El mismo Papa le concedió la administración de la sede de Astorga entre 1416 y 1419, donde actuó como provisor suyo el canónigo Sancho Alfonso, mientras que Ruy González ejerció como juez. Algo semejante sucedió con la sede de Sigüenza entre 1414 y 1418, aunque desde 1419 Pedro de Fonseca figuraba ya como obispo titular. Otro cargo importante fue el de prior de San Benito de Valladolid, aunque no se sabe con certeza el año de su nombramiento; al menos lo tenía en el momento de morir. Entre sus súplicas dirigidas a Benedicto XIII se advierte la relación que mantuvo con otros importantes eclesiásticos castellanos o portugueses; entre ellos destaca el clérigo compostelano Martín de Galos, deán y obispo de Coria.

La destitución de Benedicto XIII durante el Concilio de Constanza le sirvió para acomodarse sin problemas a la nueva etapa que se abría con el pontificado de Martín V, al que prestó obediencia en 1418. La primera tarea que el nuevo Papa le encomendó fue precisamente anular los focos de resistencia benedictista entre el clero castellano. Algo más tarde, en 1421, le encomendó la misión de solucionar el grave conflicto interno que se produjo en la Corte castellana tras el “atraco de Tordesillas”, cuando el infante Enrique de Aragón (hijo de Fernando de Antequera) se apoderó por la fuerza de la persona de Juan II. Tras regresar a Roma en ese mismo año, Pedro de Fonseca se dedicó a las gestiones diplomáticas en calidad de legado papal, tratando de resolver las diferencias del Pontífice con Alfonso V de Aragón a causa del reino de Nápoles. Algunas historias afirman que fue comisionado por el Papa a la Corte del emperador Manuel Paleólogo para tratar de resolver el cisma con las Iglesias de Oriente, aunque finalmente tuvo que desistir por problemas de salud.

Un desdichado accidente de escalera acabó con su vida el 22 de agosto de 1422; el cronista Luis Panzán sitúa el hecho en Roma, pero otros testimonios apuntan al convento franciscano de San Cosimato, en Vicovaro, a 30 kilómetros de la Ciudad Eterna. El padre Flórez transcribe su lápida sepulcral en el Vaticano.

 

Bibl.: E. Flórez, España Sagrada, vol. XVI, Madrid, Imprenta de Antonio Marín, 1762, pág. 269; K. Eubel, Hierarchia catholica medii [et recentiones] aevi sive summorum pontificum, I, Monasterii, Libr. Regensbergianae, 1913, págs. 263 y 402; L. Suárez Fernández, Castilla, el Cisma y la crisis conciliar (1378-1440), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1960, págs. 102 y 105; V. Beltrán de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca (1219-1549), Salamanca, Universidad, 1966, n.os 319, 333, 399, 494, 511 y 1439; F. de Almeida, Historia da Igreja em Portugal (nova ediçâo dir. por Damião Peres), vol. I, Porto, Portugalense Editora, 1967, pág. 484; A. Domingues de Sousa Costa, Monumenta Portugaliae Vaticana, II, Porto, Livraria Editorial Franciscana, 1970, págs. 323, 346-347, 359, 363, 369 y 376; L. Panzán, Recordanzas en tiempo del Papa Luna (1407-1435), ed. de G. de Andrés, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1987, pág. 167; A. Ryder, Alfonso el Magnánimo, Rey de Aragón, Nápoles y Sicilia (1396-1458), Valencia, Generalitat Valenciana-Diputación Provincial, 1992, págs. 130-131; J. M. Nieto Soria, Iglesia y génesis del Estado Moderno en Castilla (1369-1480), Madrid, Editorial Complutense 1993, pág. 437; C. Olivera Serrano, Beatriz de Portugal. La pugna dinástica Avís-Trastámara, Santiago de Compostela, Cuadernos de Estudios Gallegos [Anexos, n.º XXXV], 2005, págs. 167, 225, 227, 271-275, 284, 306-307, 374, 378, 393, 486-487 y 490-491.

 

César Olivera Serrano

 

 

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