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José María Bassoco y de los Heros

Biografía

Bassoco y de los Heros, José María. Conde de Bassoco (II). Madrid, 9.II.1795 – Ciudad de México, 18.XI.1877. Primer presidente de la Academia Mexicana de la Lengua.

Segundo hijo —aunque el primer varón— de los cinco habidos en el matrimonio entre Josefa de los Heros y Muga y Vicente de Bassoco y Marcoleta, casados en la parroquia de los Santos Juanes de Bilbao, el 13 de septiembre de 1791, y más tarde velados y ratificados en el matrimonio en la parroquia de Valmaseda, el 17 de septiembre de 1791. Aunque de familia vizcaína, José María Bassoco nació en Madrid en 1795; sin embargo, con diez años se trasladó a las tierras vascas paternales para ingresar en el Real Seminario Patriótico de Bergara (Guipúzcoa), donde se educó bajo ideas ilustradas. Cuatro años después, en 1809, murió su padre y, al quedar huérfano y habiendo fallecido ya su abuelo paterno Pedro Bassoco y Castañiza (Gordejuela, 7 de febrero de 1727 – 22 de noviembre de 1775), decidió el joven Bassoco emigrar al año siguiente a México y ponerse bajo el amparo de su poderoso y acaudalado tío abuelo Antonio de Bassoco y Castañiza (Gordejuela, 17 de octubre de 1738 – México, 26 de noviembre de 1814).

Arribó a la Nueva España coincidiendo con el primer alzamiento independentista de 1810, que su tío contribuyó con sus fuerzas y con su fortuna a combatir, en reconocimiento de lo cual fue merecedor del título nobiliario de conde de Bassoco, que el rey Fernando VII le concedió por Real Cédula de 1 de mayo de 1811. Tres años después, al morir sin descendencia su tío, heredó el título y una parte considerable del patrimonio que su tío abuelo había acumulado ejerciendo el comercio y la minería.

A pesar de la turbulencia política generada por las revueltas independentistas, José María Bassoco vive un período de excepcional desarrollo personal y familiar.

En 1820, en los albores de la independencia de México, es nombrado regidor del ayuntamiento de la capital y, como muchos notables de la administración virreinal, será objeto, años después, de la primera Ley de expulsión de españoles del 1827. Permanece, sin embargo, en el país hasta 1829, cuando su salida es inevitable. Pero no regresa a España, sino que viaja durante varios meses por Estados Unidos con la firme intención de regresar a México y continuar con sus negocios. De este modo, se halla reinstalado en 1831 en la naciente república y desarrolla a partir de entonces una intensa actividad agrícola (administrando la cuantiosa herencia de su tío, que acrecentó con haciendas en el valle de Ixtlahuaca, a pocos kilómetros de la capital). Como en el caso del anterior conde, sus intereses económicos incluían igualmente la minería y el comercio.

En 1845 presidió la Junta de Fomento y Administración de Minería, que representaba los influyentes intereses de los mineros. De hecho, una buena parte de su actividad periodística la dedicó precisamente a defender los intereses de su gremio en el periódico Siglo XIX.

Desde su juventud se interesó por la filología española.

Alentado siempre por la idea de dar brillo y esplendor al castellano, escribió textos sobre los pronombres y algunos sustantivos en diarios como la Iberia. Su contribución fue decisiva para la fundación, en 1875, de la Academia Mexicana de la Lengua.

Fue el primer director de esa institución y ocupó la Silla número 1. Dos años después murió con riqueza, fama y un amplio reconocimiento por parte de sus contemporáneos, aunque sin sucesión. Su retrato todavía se exhibe en la sede de la Academia.

 

Obras de ~: Oficio dirigido al Excemo Sr.Virrey, en Gaceta del Gobierno de México, t. XII, n.º 33 (13 de marzo de 1821), págs. 248-256; Exposición de la Dirección de Agricultura del Estado de México al gobernador del mismo, oponiéndose al restablecimiento de las alcabalas en el D.F., México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1975 (Catálogo de la colección Lafragua); “Exposición dirigida al Supremo Gobierno por la Junta de Fomento y Administración de Minería sobre el reconocimiento de criaderos de cinabrio en la república, inversión de fondos destinados de Azogues y la utilidad de fomentarlo”, en Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, Memoria del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, México, Condumex, 1845; “Contestación de los acreedores del Fondo Dotal de Minería al artículo de don José María Tornel”, en Siglo xix (México), n.º 112 (4 de octubre de 1848); Apuntes sobre la convención española firmados en 1859 y 1868, México, Imprenta I. Escalante, 1869; De los usos del pronombre Él, en Academia Mexicana de la Lengua, Memorias de la Academia Mexicana de la Lengua, t. I, México, Academia Mexicana, 1975, págs. 246-276 (Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana, 12).

 

Bibl.: S. Cruz, “José María Bassoco”, en VV. AA., Semblanzas de Académicos, México, Academia Mexicana de la Lengua, 1975, págs. 24-26; M. Zabala Menéndez, Historia española de los títulos concedidos en Indias, vol. II, Madrid, Editorial Nobiliaria Española, 1994, págs. 898-900; M. P. Taracena. “La migración dorada: una familia vizcaína encuentra fama y fortuna en la ciudad de México a finales del siglo XVIII al XIX. El caso de los Bassoco”, en A. Garritz (coord.), Los vascos en las regiones de México, siglos xvi-xx, vol. IV, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Ministerio de Cultura del Gobierno Vasco-Instituto Vasco-Mexicano, 1999, págs. 217-229; M. P. Taracena, José María Bassoco: el tránsito de un miembro de la elite novohispana al México independiente, México, tesis doctoral, Ciudad de México, Universidad Iberoamericana, 2000.

 

María Pía Taracena Goût

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