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Pedro Núñez

Biografía

Núñez, Pedro. ?, p. m. s. xiii – III o VI.1286. Decimosexto maestre de la Orden de Santiago.

Perteneciente a la más alta ricahombría leonesa, era hijo de Nuño Froilaz y de su mujer Mayor Pérez, hija, a su vez, de Pedro Fernández de Castro. Se ignoran el lugar y la fecha de su nacimiento, pero debió de ingresar pronto en la Orden de Santiago. Al poco tiempo de hacerlo, la abandonó, coincidiendo con las cuantiosas deserciones que se produjeron en los primeros años del maestrazgo de Pelayo Pérez Correa, inequívoco signo de la oposición que su política centralizadora despertó desde un principio entre los freires. Se sabe que en 1248 una bula de Inocencio IV solicitaba al maestre el reingreso de Pedro Núñez en la milicia, dejando a salvo naturalmente la disciplina que debiera imponérsele.

Este oscuro episodio no impidió que diez años después accediera a la titularidad de la encomienda mayor de Castilla, ubicada entonces en Segura de la Sierra. En calidad de comendador mayor intervino en 1266, junto al maestre provincial del Temple y el adelantado mayor de Murcia, y en representación del maestre Pelayo Pérez Correa, en la comisión que Alfonso X envió a los musulmanes murcianos con el fin de negociar las condiciones de sometimiento vasallático a que debían sujetarse tras la neutralización de la rebelión que acababan de protagonizar. Poco después, en mayo de 1268, volvería representar a su maestre satisfaciendo el pago de un préstamo en manos de un mercader de Montpellier.

Pero si el comendador mayor de Castilla había recuperado la plena confianza del maestre de Santiago, no era menor la consideración de que era objeto por parte del rey de Castilla. Esa consideración le llevó a asumir un papel de cierta relevancia en el repartimiento de la ciudad y huerta de Murcia entre 1272 y 1273, y sobre todo a hacerse acreedor del nombramiento como maestre de la milicia de Santa María de España. En efecto, en 1277 Pedro Núñez volvía a abandonar la Orden de Santiago, pero en esta ocasión lo hacía para ocupar la más alta dignidad de una nueva orden militar, criatura en todo del Rey Sabio. En calidad de maestre de esta sui generis institución de vocación naval recibió de manos del Rey, a finales de 1279, los castillos de Medinasidonia y Alcalá. Pero no iba a estar al frente de la Orden mucho tiempo. Coincidiendo con el desastre de Moclín de junio de 1280, en que los santiaguistas perdieron a su maestre y quedaron prácticamente desbaratados, Alfonso X decidió disolver la milicia de Santa María e integrar sus escasos efectivos en los de la Orden de Santiago, situando en su maestrazgo al propio Pedro Núñez. De este modo, volvía a su antigua Orden, constituyéndose en el decimosexto maestre.

Evidentemente la primera preocupación del nuevo maestre fue recomponer el cuadro de su milicia, otorgando el hábito a no pocos caballeros y procurando, además, reorganizar la capacidad de movilización de la Orden. Quizá haya que entender en esta perspectiva la reforma del fuero de Ocaña promulgada en mayo de 1281 y que abordara una sistemática actualización de los derechos y deberes de sus caballeros villanos.

Pero la trayectoria de Pedro Núñez, que en su juventud había sido la de un enemigo de la centralización autoritaria que en su momento había representado el maestre Pelayo Pérez Correa, parece renovarse en los años finales del reinado de Alfonso X, dirigida ahora contra el Monarca. En efecto, Pedro Núñez fue uno de los puntales en que se apoyó el movimiento rebelde encabezado por el infante Sancho en contra de un modelo de monarquía que distaba, en su opinión, de ser respetuosa con las “libertades” del reino. El maestre de Santiago desempeñó un papel esencial en la constitución de las hermandades antialfonsinas de nobles y concejos que, a mediados de 1282, supusieron el estallido de la guerra civil en Castilla. Precisamente ante su persona el infante Juan, hermano del rebelde aspirante a la Corona, juraría fidelidad a la hermandad de nobles y prelados galaico-leoneses en la que entraba en julio de 1282.

Este quebranto de la confianza que el Rey había depositado en el maestre tuvo inmediatas consecuencias: en enero de 1283 Alfonso X arrancaba del señorío santiaguista la villa de Cieza, al que él mismo la había incorporado dos años antes. Sin embargo, la firme alianza de Pedro Núñez y otros responsables de órdenes militares con Sancho, aunque desautorizada por el papa Martín IV ya en 1282, se vio ampliamente compensada por el infante rebelde antes y después de acceder al trono: entre 1283 y 1285, los servicios del maestre de Santiago fueron recompensados con la emisión de distintas sentencias favorables, la trasferencia de la tributación de los mudéjares de sus dominios, la restitución de confiscaciones, confirmaciones de un enorme número de privilegios y, sobre todo, donaciones como la del valle de Ricote, el enclave fortificado de Castel, cerca de Quesada, la villa de Orcera, junto a Segura, los castillos gaditanos de Vejer, Medinasidonia y Alcalá, o la torre de Ceutí en tierras murcianas. No se sabe con certeza cuándo falleció el maestre. Fue en los primeros años del reinado de Sancho IV de Castilla, muy probablemente en la primavera de 1286.

 

Bibl.: F. de Rades y Andrada, Chronica de las Tres Ordenes y Cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara, parte Chronica de Sanctiago, Toledo, 1572 (ed. facs. Barcelona, 1980), fols. 34v.-36r.; A. F. Aguado de Cordova, A. A. Alemán y Rosales y J. López Agurleta, Bullarium Equestris Ordinis S.Iacobi de Spatha, Madrid, Juan de Aritzia, 1719 (Series Magistrorum Ordinis Militiae Sancti Iacobi y págs. 174 y 223- 232); D. W. Lomax, La Orden de Santiago (1170-1275), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1965, págs. 15, 32, 44, 76, 95, 156, 209 y 215; J. Torres Fontes, “La Orden de Santa María de España”, en Miscelánea Medieval Murciana, 3 (1977), págs. 73-118; M. Rivera Garretas, La encomienda, el priorato y la villa de Uclés en la Edad Media (1174-1310). Formación de un señorío de la Orden de Santiago, Madrid-Barcelona, 1985, docs. 222 y 230; C. de Ayala Martínez, “La monarquía y las órdenes militares durante el reinado de Alfonso X”, en Hispania, 51 (1991), págs. 409-465; J. M. Nieto Soria, Sancho IV, 1284-1295, Palencia, Diputación Provincial, Editorial La Olmeda, 1994, págs. 222-224.

 

Carlos de Ayala Martínez