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Luis Blasco y Sancho

Biografía

Blasco y Sancho, Luis. Onteniente (Valencia), f. s. xvi – Madrid, 1629. Consejero de capa y espada del Consejo Supremo de la Corona de Aragón.

Hijo de Pedro Blasco y Delfina Sancho, de la familia Blasco, arraigada en Onteniente. Fue nombrado consejero de capa y espada del Consejo de Aragón en octubre de 1623 (privilegio dado en San Lorenzo el 14 de octubre de 1623) siendo secretario de la Orden de Montesa, con salario de regente y voto para todas las cuestiones, excepto las de justicia. Cabe destacar que esta última precisión figura en el privilegio de consejero arriba citado, por lo que no cabe duda de su condición de tal, y no la de regente letrado, como a veces se suele afirmar. Quiere ello decir que, en caso de que fuera doctor en Derecho, como indica Graullera, lo cual parece improbable por el resto de datos de su biografía y la ausencia de referencias a la condición de tal, no ejerció la jurisdicción contenciosa en el Consejo. El momento del nombramiento coincidió con el breve período en que fue vicecanciller del Consejo Pedro de Guzmán, sobrino del conde-duque, siendo los regentes con voto en asuntos de justicia el aragonés Martínez del Villar, los catalanes Fontanet y Salbá de Vallseca y el valenciano Francisco de Castellví. Su opinión y voto se tenían en cuenta en primer lugar cuando se trataban en el Consejo cuestiones relacionadas con la Orden de Montesa, de la que era caballero al parecer desde 1583. Quizá contribuyó a su nombramiento el hecho de que fuera miembro de la familia Blasco, en la que destacó Juan Jerónimo, quien recorrió toda la escala judicial valenciana y en la que llegó, en 1638, a regente. Juan Jerónimo tuvo totalmente abiertas las puertas para suceder a Lamberto Ortiz y entrar así en el Consejo de Aragón, pero no terminó de decidirse a aceptar el cargo. Así pues, si bien no accedió al Consejo de Aragón, coincidió plenamente con la presencia y actividad de Luis Blasco en el supremo sínodo aragonés y, de hecho, fue en ese tiempo, en 1626, cuando se le concedió al primero el privilegio militar. Luis Blasco fue el único que ostentó plaza de consejero antes de iniciarse la designación normalizada de consejeros aragoneses y valencianos en 1646, aunque existió el precedente de Jerónimo de Corella, que se cita como tal en el Real Decreto por el que se decidió darle a Blasco voto en los asuntos de gracia y gobierno. Su nuevo puesto le supuso alguna disputa por cuestiones de precedencia con el protonotario Jerónimo de Villanueva. En noviembre de 1625 fue enviado por el conde-duque de Olivares a Mallorca y Cerdeña para preparar las condiciones propicias para la presentación del proyecto conocido como Unión de Armas al mismo tiempo que Navarro de Arroita, Castellví y Fontanet cumplían la misma misión en Aragón, Valencia y Cataluña respectivamente. En cierto modo, esta iniciativa estuvo precedida, como si fuera una primera fase de la misma, de la petición de contribuciones económicas o donativos de carácter extraordinario. El Consejo de Aragón preparó una amplia consulta, de 17 de enero de 1625, analizada por Dámaso de Lario, en la que se trazaban las líneas de desarrollo de la operación. Unos días más tarde se reunieron en Valencia los tres miembros valencianos del Consejo de Aragón, Blasco, Jerónimo de León y Castellví, es decir, por una parte, los dos que luego serían los encargados de la difusión de la idea unionista, cuyos lazos políticos y personales era muy sólidos, y, por otra, el gran decisionista que fue León, lo que nos da una idea del peso de la presencia valenciana en aquella ambiciosa misión. En una segunda fase, impulsada por Olivares en noviembre de 1625 probablemente asesorado por Silverio Bernat, partieron los miembros del Consejo de Aragón arriba citados a sus respectivos destinos. Eran portadores de sendos discursos, bastante parecidos por su contenido y por el objetivo perseguido: la contribución especial en hombres armados para la defensa más efectiva de la Monarquía. Blasco lo exponía ante el Consell General de Mallorca el 10 de enero de 1626. Su presencia en Cerdeña parece que estaba reforzada por encargarse, según indica Manconi, de la secretaría sarda en el Consejo de Aragón.

Llegado a la isla, contó con la colaboración de Francisco Vico para la difusión de la idea olivarista de la solidaridad militar, con la repetición de los mismos argumentos esgrimidos en los otros reinos. Regresó a la Corte, donde estuvo hasta marzo de 1627, en que se le autorizó la vuelta a Valencia (al “ayre en que nació”) para convalecer de una enfermedad (Archivo de la Corona de Aragón, Consejo de Aragón, leg. 133, consulta de 30 de marzo de 1627) en estancia que le fue prorrogada en mayo de 1628. Allí se encontraría cuando falleció su hija Jerónima, casada con Felipe Castellví, hijo del conde de Carlet, y enterrada el 25 de octubre de 1627. Para poder asegurar la certeza de este hecho se requiere que la noticia facilitada por Porcar en su diario, citada por Graullera, se refiera a ella, como afirma este autor, pues cuando el Diario indica que en esa fecha y circunstancia murió “la filla del Doctor del Real Consell, D.N. Blasco” podría tratarse de una hija de Juan Jerónimo Blasco. No parece muy seguro que se califique a Luis Blasco de “Dr. del Real Consell”. Por otra parte, Miguel Ángel González de San Segundo señala que esa hija se casó en 1630, lo cual daría una fecha un tanto tardía, posterior a la muerte de su padre. Miembro de la familia Castellví (casa de Carlet) era también el citado Francisco Castellví, regente, éste sí, del Consejo de Aragón desde 1617 hasta 1638, y que convivió con Luis Blasco en el mismo, siendo ambos componentes del sector olivarista que difundió el proyecto de la Unión de Armas en los reinos de la Corona de Aragón. En octubre de 1628 fue de los que, junto con el presidente del Consejo, el obispo de Cuenca, y el protonotario Jerónimo de Villanueva, constituyeron el Consejo mientras el resto de sus miembros se desplazaron a Barcelona para hacer frente al conflictivo proceso parlamentario que se estaba viviendo allí. Casado con Francisca Palau, señala V. Graullera que tuvieron una hija, Gerónima, casada con Felipe Castelví, hijo del conde de Carlet, y fallecida en 1627. Murió, probablemente, en 1629, si bien es seguro que en noviembre de 1630 había ya fallecido.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional (Madrid), Consejos Suprimidos, lib. 1880; Biblioteca de Cataluña (Barcelona), res. 765/11; Archivo de la Corona de Aragón (Barcelona), Consejo de Aragón, leg. 1353, consulta de 15 de enero de 1625; leg. 133, consulta de 30 de marzo de 1627; leg. 237, consulta de 20 de octubre de 1628; leg. 236, consulta de 26 de marzo de 1629; leg. 31, 235. C. Crespi de Valldaura y Brizuela, Observationes illustratae decisionibus sacri supremi Regii Oragonum Consilii, Supremi Consilli S. Cruciatae et Regiae Ludientiae Valentinae, Lugduni, Deville et Chalmette, 1730 (Admonitio ad lectores curiosos, n.º 41); J. Casey, El Reino de Valencia en el siglo xvii, Madrid, Siglo XXI, 1983; D. de Lario Ramírez, El ComteDuc d’Ólivares y el Regne de València, València, Editorial 3i4, 1986; T. Canet Aparisi, La Magistratura Valenciana (S. xvi-xvii), Valencia, Universidad, 1990; J. Arrieta Alberdi, El Consejo Supremo de la Corona de Aragón, 1494-1707, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1994; M. A. González de San Segundo, “El Consejo de Aragón y la Orden de Montesa”, en Anuario de Historia del Derecho Español, LXVII-II (1997), págs. 901-923; A. de Fluvià i Escorsa, Repertori de grandesses, títols i corporacions nobiliàries de Catalunya, San Cugat del Vallés, 1998; M. A. González de San Segundo, “Los consejeros de capa y espada en el Consejo de Aragón (La nobleza aragonesa en el gobierno de la Monarquía)”, en C. Iglesias (dir.), Nobleza y Sociedad. Las noblezas españolas, reinos y señoríos en la Edad Moderna, vol. III, Oviedo, Nobel, 1999, págs. 147-194; F. Manconi, “Un letrado sassarese al servizio della Monarchia ispanica. Appunti per una biografia di Franciso Ángel Vico y Artea”, en Sardegna, Spagna e Mediterraneo. Dai Re Cattolici al Secolo d'Oro, Roma, B. Anatra e G. Murgia, Carocci editore, 2004.

 

Jon Arrieta Alberdi