Montenegro, Fernando. Santiago de Compostela (La Coruña), 1733 – San Salvador de Celanova (Orense), 25.I.1817. Benedictino (OSB), abad general de la Congregación de San Benito de Valladolid.
Nada se sabe de la infancia y primeros años de fray Fernando hasta su toma de hábito benedictino en el Monasterio de San Salvador de Celanova (Orense), el 16 de marzo de 1749. Estudió en los colegios de la Congregación de San Benito de Valladolid, a la que Celanova pertenecía, y en ellos ejerció diversos cargos docentes una vez acabados los estudios. Fue abad de su monasterio de profesión desde 1781 hasta 1785, de San Vicente de Salamanca desde 1789 hasta 1793 y de San Esteban de Ribas de Sil (Orense) desde 1793 hasta 1797. Desde 1801 era maestro general de la Congregación y como tal asistió al Capítulo de 1805, donde fue elegido general el 14 de mayo.
La situación de los religiosos españoles en su conjunto no era en aquellos años nada halagüeña, por lo que Pío VII nombró al cardenal de Toledo visitador apostólico de todas las comunidades españolas. La Guerra de la Independencia hizo imposible llevar a cabo tal proyecto de reforma, pero los ánimos estaban bastante sublevados contra los regulares. A pesar de su avanzada edad, fray Fernando Visitó todos los monasterios que de él dependían, pero sin hacer nada a favor de una profunda reforma que cortara los abusos.
Al sobrevenir la guerra, se retiró a su monasterio de profesión, pero no pudiendo, debido a las circunstancias, celebrarse el Capítulo General de 1809, siguió en su cargo de general, confirmando a los abades en sus puestos. Atendiendo a su edad, determinó el 1 de octubre de 1811 el modo de gobierno de la Congregación en el caso de que muriera sin poder celebrarse el Capítulo. Sin embargo, sobrevivió a la guerra y hubo de trabajar denodadamente, antes de la vuelta de Fernando VII, para que el Gobierno devolviera a los monjes sus monasterios y temporalidades.
Finalmente, en mayo de 1814 pudo celebrarse el Capítulo y en él cesó fray Fernando como general.
Al año siguiente se quedó ciego, y permaneció en su monasterio de Celanova hasta la muerte.
Bibl.: E. Zaragoza Pascual, Los Generales de la Congregación de San Benito de Valladolid (1801-1893), vol. XIII, Silos, Stvdia Silensia, 1987, págs. 59-108 y 352-358.
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB