Jiles, Pedro. Fuentes de León (Badajoz), f. s. XVI – Buenos Aires (Argentina), 31.V.1657. Regidor y procurador general, comerciante.
Hijo legítimo de Sebastián Ruiz de Molina y de María de Hiles. Llegó al Nuevo Mundo por la vía de Nombre de Dios hasta Potosí en 1620, de donde pasó a Buenos Aires. Fue regidor y procurador general en 1642, y alcalde en 1641 y 1646.
Se desempeñó como asentista de las alcabalas y fiador del gobernador del Río de la Plata, Francisco de Avendaño.
Como comerciante, reunió una cuantiosa fortuna.
Entre sus bienes declaró en su testamento casas de morada en la esquina de la actual calle Defensa entre Alsina y Moreno, de la ciudad de Buenos Aires.
Esta casa estaba compuesta de sala y tres habitaciones, otros tres aposentos arrimados a la recámara, y una sala en el patio. Además, otras casas de vivienda a dos calles de la plaza, una estancia en el pago de la Magdalena, recibida en merced, con ganado vacuno y yeguarizo, con sus crías de potros y mulas, catorce garañones y setenta burras. Tenía ciento cincuenta potros y cincuenta caballos mansos. Contaba con una chacra en el Riachuelo y otra en el pago de la Matanza, con perchel, tahona y arboleda, quinientas ovejas, tres carretas y treinta bueyes. Poseía dieciocho esclavos, plata y oro amonedado por valor de 28.000 pesos en reales acuchados de a ocho, plata labrada por valor de 1785 marcos, 4.850 pesos en dos libras y ocho onzas de tejos de oro, y 300 pesos en libras y seis onzas de perlas. Finalmente, otra estancia en el río Saladillo, la mitad de la laguna que llamaban “Quilulú”, que regaló a su cuñado Gabriel de Remón. Toda su fortuna sumaba 129.873 pesos. Instituyó una capellanía por valor de 1.000 pesos en su pueblo natal, Fuente de León, a favor del convento de San Diego de la Orden franciscana.
Había contraído matrimonio con Paula de Remón y Naharro, nacida en Buenos Aires, hija legítima de Cristóbal de Remón y de Ana de Naharro y Humanes, ambas familias de larga y reconocida trayectoria en el Río de la Plata. Padre de siete hijos nacidos de este matrimonio, además de una hija natural, Petronila, bautizada en 1647. Sus hijos Diego, Juan, Pedro y Sebastián se vincularon a través del matrimonio con poderosas familias porteñas de reconocido abolengo e importantes fortunas, Rodríguez de Cabrera, Saavedra y Mena de Santacruz, Rivadeneyra y Ayala, Arias de Saavedra, dejando una numerosa descendencia de funcionarios, militares y acaudalados comerciantes.
Bibl.: R. A. Molina, Diccionario biográfico de Buenos Aires (1580-1720), Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 2000, págs. 375-378.
Sandra Fabiana Olivero
