Naharro Carrasco, Cristóbal. Antequera (Málaga), c. 1562-1565 – Buenos Aires (Argentina), 28.X.1644. Funcionario, hacendado.
Era hijo legítimo de Cristóbal Ruy Naharro y de Francisca Chichón. Pasó al Río de la Plata en 1683 a bordo del navío de Alonso de Vera, El Tupí. Estaba registrado en todas las listas de su época, lo que denota su prestigio y posición socioeconómica: en la de armas, en la de harinas como segundo poblador, en la de San Isidro Labrador, en la del barbero, en la de matrícula de accioneros de ganado cimarrón en 1609, en la de permisiones de 1615.
Ocupó diversos oficios ediles: regidor en 1587-1588, 1590-1591, 1607 y 1610; alcalde de segundo voto en 1617; alcalde de la hermandad en 1610 y 1611; y mayordomo de propios. Recibió mercedes de tierras y encomiendas, con varias suertes de tierras en el Riachuelo, y otras que compró. Se convirtió en propietario absoluto de la estancia de El “Molino”, fundada por su suegro, Pedro López Tarifa, recibiendo la mitad de ella en calidad de dote por su mujer, Isabel Humanes de Molina, y la otra mitad por compra a su cuñado Juan Nieto de Humanes, en 1603. Años más tarde recibía otras mercedes en el mismo lugar, otorgadas por el gobernador Hernandarias de Saavedra, en 1607 y 1618, con lo que completó la mencionada estancia.
Poseía también una chacra a una legua de la ciudad, con arboleda, viñas e instrumentos para hacer vino, azadones, barriles, limas y bateas, dos carretas y cinco yuntas de bueyes.
En 1608, Juan Alonso de Vera y Zárate otorgó a Cristóbal Naharro un poder para que administrase todas sus propiedades y actuara en todos los pleitos y causas. Juan Alonso se marchaba a España a reclamar su herencia y a pedir mercedes por los servicios prestados por su padre y su abuelo. Regresó en 1617 con el título de quinto adelantado y gobernador de Tucumán. Cristóbal Naharro se solidarizó con las actividades políticas de Cristóbal de Remón, escribano del Cabildo y yerno suyo, lo cual le atrajo la enemistad del gobernador de Buenos Aires, Juan de Vergara, y del Partido Confederado. Por esta causa debió realizar varios viajes al Alto Perú para reclamar por las condenas de su yerno. Estas actividades lo perjudicaron gravemente en su economía, pues no pudo aprovechar las actividades ilícitas del puerto y gastó gran parte de su dinero en los estrados judiciales.
En su testamento declaró ser vecino feudatario, poblador y conquistador de la ciudad de Buenos Aires. Confesaba que al tiempo de casarse, en 1586, era ya encomendero. Las casas de su morada estaban ubicadas en la actual calle Bolívar, esquina Venezuela, de la ciudad de Buenos Aires. Al tiempo de morir conservaba gran parte de la estancia “El Molino”, donde tenía de cinco a seis mil cabezas de ganado mayor, quinientas ovejas, ciento cincuenta yeguas y cincuenta burros.
Cristóbal fue padre de diez hijos; el único varón falleció soltero; sus hijas contrajeron matrimonio con descendientes de destacadas familias de la ciudad, relacionándose así con ricos comerciantes y funcionarios ediles.
Bibl.: R. A. Molina, Diccionario biográfico de Buenos Aires (1580-1720), Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 2000, pág. 511.
Sandra Fabiana Olivero
