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Francisco Rodríguez Leyte

Biografía

Rodríguez Leyte, Francisco. ?, c. 1589 – Barcelona (antes Nueva Barcelona del Cerro Santo) (Venezuela), 1650. Capitán de Infantería e intérprete de lenguas indígenas.

Se desconocen sus orígenes. Las fuentes muestran que llegó a la región del Oriente de Venezuela a principios del siglo XVII. El mismo Leyte afirma de sí mismo en 1647 que tiene alrededor de cincuenta y ocho años, y que “ha más tiempo de cuarenta años que conozco esta tierra y por la experiencia que de ella tengo, y haberla penetrado toda personalmente”; y añade un dato clave, el ser “lengua general de estas provincias nombrado por los gobernadores y justicias por espacio de treinta años”. Es decir, que Rodríguez Leyte es uno de los pocos españoles que vivían a mediados del siglo XVII en la región marginal del Oriente venezolano, donde las únicas poblaciones hispanas eran Cumaná, Cariaco, Cumanacoa y San Cristóbal de Cumanagotos.

Sus largos años de permanencia en la región le habían familiarizado con los naturales y, como escribió, le habían convencido de la inutilidad de las conquistas armadas como medio de asentamiento.

En 1637 Rodríguez Leyte se hallaba en San Cristóbal de Cumanagotos cuando el conquistador catalán Juan de Urpín (1593-1645) requirió, casi forzadamente, sus servicios como lengua intérprete para la campaña que deseaba acometer. De mala gana, el capitán participó en sus conquistas y asistió a la fundación de la ciudad de Nueva Barcelona, en 1638, de Nueva Tarragona y a la creación de la provincia de Nueva Cataluña, que subsistió hasta la muerte de Urpín, en 1645. Más adelante, Leyte será un durísimo juez de las conquistas urpianas. Sea como fuere, el capitán intérprete se estableció en la ciudad de Nueva Barcelona hasta su muerte.

La siguiente referencia acerca de Leyte tiene que ver con la visita pastoral que en 1640 realizó el obispo de Puerto Rico, el carmelita fray Juan Alfonso de Solís y Mendoza (1636-1641). Por entonces, la zona ocupada por las regiones de Nueva Barcelona, Cumaná, Margarita, Trinidad y Guayana dependía eclesiásticamente del obispado de Puerto Rico bajo la condición de “anexos ultramarinos”. Rodríguez Leyte ejerció su condición de intérprete al servicio del obispo visitante y de sus sacerdotes. Se sabe también que el capitán había desarrollado personalmente una directa labor evangelizadora con los indígenas. Así lo narra en una información un testigo, Juan Robalo, quien afirma que “estando un día de los meses pasados en su labranza, llegó el dicho capitán Francisco Rodríguez Leyte y se puso a hablar con unos indios, que este testigo tenía allí, en su nativa lengua dándoles a entender la creación del mundo y misterios de nuestra santa fe católica”.

En 1647 sucedieron varios acontecimientos importantes en la vida del capitán. De una parte, Rodríguez Leyte viene citado como primer testigo de una información que el franciscano Antonio de Chinchilla promovió en Nueva Barcelona para pedir al Consejo de Indias una fundación franciscana en la región.

La declaración de Leyte del 9 de abril procura algunos datos autobiográficos, que ya se han citado. También el testimonio de Juan Robalo pertenece a esta información del padre Chinchilla. Días después de su declaración, el capitán firmó dos memoriales; uno, dirigido a la provincia de Santa Cruz de Caracas que se iba a reunir en la ciudad de Tocuyo; y otro, destinado al nuevo obispo de Puerto Rico, el trinitario fray Damián López de Haro y Villarda (1643-1648). El contenido de los dos memoriales puede ser analizado conjuntamente.

En ambos escritos se ocupa de la necesaria pacificación de la región, después de tantas guerras y conquistas.

En concreto, no repara en críticas sobre las conquistas urpianas, aunque otras fuentes son más benévolas hacia el líder catalán. Por lo que respecta a las propuestas, se pueden dividir en dos: pacificación y evangelización de la región.

Para pacificar la zona, Rodríguez Leyte insiste en reclamar la llegada de religiosos, pues “el faltarles los religiosos [a los indígenas] para doctrinarles fue causa de no acabar de pacificarse”. Otros medios que propone son la expulsión de los caribes del río Guarapiche, entonces en alianza con los holandeses; la suspensión de los rescates a los indios, para obligarles a dejar los montes; abolir la costumbre de matar y ahorcar indios, y sustituir esas penas por prisiones, aun perpetuas, a los indios que se levanten; y creación de un protector de naturales, que los defienda.

En relación con la evangelización, Rodríguez Leyte señala que no ha habido una predicación sistemática en la región, por falta de ministros, de modo que los naturales “se quedaron en sus ritos y malas costumbres que de antes tenían”. Los indios no tienen fe, ni un señor natural, no conocen a Dios, sino al demonio, aunque “viven en algunos ritos y ceremonias de la ley natural”. Señala con fuerza que hay una gran necesidad de misioneros, y que los naturales son capaces de recibir la fe: “y pues están capaces para ir a sacar perlas y bogar piraguas, abrir caminos, hacer corrales y vaquear ganado y hacer labranzas, también lo estarán para que se les dé doctrina”. Apoya en particular la obra de impartir la doctrina católica en algunos grupos: “puede dárseles en todo Píritu, y en parte de los palenques y en Chacopata, y en parte de los Cumanagotos y en los tagares”. Y se ofrece personalmente a hacer de intérprete de los nuevos misioneros.

El influjo del memorial de Rodríguez Leyte al obispo de Puerto Rico, Damián López de Haro fue decisivo. El prelado, a su vez, remitió el memorial al Rey, con sus propios comentarios. Esta carta de López de Haro viene explícitamente citada en la exposición de motivos de la trascendental Real Cédula de 9 de junio de 1654; en ella el rey Felipe IV daba por terminado el sistema de conquistas armadas e iniciaba el de la evangelización protegida. Bajo la dirección del nuevo gobernador, Pedro de Brizuela, iban a comenzar en la región las misiones de franciscanos y capuchinos de forma estable y duradera.

Las últimas noticias que se tienen de Leyte se refieren a otra visita pastoral, a otro obispo de Puerto Rico, el carmelita Fernando Lobo Castrillo (1649- 1651), que visitó los “anexos ultramarinos” en 1650.

En carta al Rey explica el prelado: “En lo espiritual, señor, tocante a estos indios se ha trabajado para reducir a su lengua nuestras oraciones; quiso Dios que, llegado a Barcelona, topase con un capitán de los primeros conquistadores, muy viejo y enfermo, el cual lo dispuso con la lengua que llevaban y, hecho, murió al siguiente día, por donde juzgo Nuestro Señor quiere que se reduzcan todas estas almas”. Se conservan las oraciones —Padrenuestro, Avemaría, Credo— redactadas en lengua cumanagota. La identificación de este “capitán de los primeros conquistadores, muy viejo y enfermo”, con Rodríguez Leyte es evidente.

 

Obras de ~: Memorial al capítulo de franciscanos de Santa Cruz de Caracas, Nueva Barcelona (Venezuela), 17 de abril de 1647; Memorial al obispo de Puerto Rico Damián López de Haro, Nueva Barcelona, 27 de junio de 1647 [ambos memoriales en L. Gómez Canedo, Las Misiones de Píritu. Documentos para su Historia, vol. I, Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia (BNAH), 1967, serie Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela (FHCV), 83, págs. 49-69]; Oraciones en lengua cumanagota, Nueva Barcelona, 1650 (en B. de Carrocera, Misión de los capuchinos en Cumaná, vol. II, Caracas, BNAH, 1968, serie FHCV, 89, pág. 17).

 

Bibl.: Información hecha en Nueva Barcelona, a petición de Fray Antonio Chinchilla, 1647 (en L. Gómez Canedo, Las Misiones de Píritu. Documentos para su Historia, vol. I, op. cit., págs. 33-42); A. Caulín, Historia de la Nueva Andalucía, vol. II, Caracas, BNAH, 1966 (serie FHCV 81-82), pág. 10; P. Ojer, “Estudio preliminar”, en A. Caulín, Historia de la Nueva Andalucía, vol. I, op. cit., págs. CXIX–CXL ; B. de Carrocera, Misión de los Capuchinos en Cumaná, vol. I, op. cit. (serie FHCV, 88), págs. XXI y 9; L. Martínez Ferrer, “El capitán Francisco Rodríguez Leyte (c. 1589-1650) y la pacificación y evangelización del Oriente de Venezuela”, en Hispania Sacra, 47 (1995), págs. 777-797; G. L. Bastin, “La traduction des catéchismes et la conquête spirituelle dans la Province du Venezuela”, en TTR : traduction, terminologie, rédaction, 20/1 (2007), págs. 215-243; “Adaptation, The Paramount Communication Strategy”, en Linguaculture, 1, (2014), págs. 73-87. 

 

Luis Martínez Ferrer