Renart i García, Joaquim. Barcelona, 7.VII.1879 – 4.IX.1961. Dibujante, pintor, grabador, decorador, coleccionista y escritor.
Hijo de Dionís Renart i Bosch, dorador e imaginero, y hermano de Dionís Renart i García, escultor, se formó en el taller familiar y estudió también en la Escuela Municipal de Música de Barcelona —aunque nunca luego se dedicara profesionalmente a este arte— y en la escuela de Llotja en la que fue discípulo de Ramon Martí i Alsina. Fue también discípulo extracadémico del gran escenógrafo Francesc Soler i Rovirosa. Expuso, jovencísimo, un pastel en la II Exposición General de Bellas Artes de Barcelona de 1894, año en el que entró como socio en el Cercle Artístic de Sant Lluc. Desde entonces participó a menudo en exposiciones colectivas barcelonesas.
Pese a practicar la pintura, se dedicó más intensamente a los trabajos del taller familiar: decoración, retablos, marcos, etc., y en 1903 fue uno de los fundadores del FAD (Foment de les Arts Decoratives), asociación de gran transcendencia en las artes suntuarias catalanas.
Fue director artístico y crítico de arte de la revista Catalunya Artística (1904), en la que se patentizó su temporal tendencia hacia el Art Nouveau, estilo en el que concibió una notable serie de exlibris, convirtiéndose en uno de los nombres principales del exlibrismo modernista catalán. Expuso sus exlibris en la Sala Parés de Barcelona en 1904, y los recopiló en un libro muy cuidado, Els ex-libris Renart (1907), y esta especialidad es, sin duda, la que ha conferido al autor un lugar más sólido, como creador, en la historia del arte catalán.
Su boda en 1906 inició en su vida personal un intenso fervor por la familia. Preocupado por la defensa del patrimonio arquitectónico, participó en el concurso convocado en Barcelona para perpetuar mediante dibujos (hoy en el Museu d’Història de la Ciutat de Barcelona) las calles y aspectos condenados por la gran reforma urbanística de la abertura de la Via Laietana (1908). Ilustró algunos libros, pero su obra de dibujante más permanente fue la que realizó para sí mismo, en una especie de diario gráfico que inició en 1910, reflejando no sólo aspectos de su vida familiar sino también de la cultural y ciudadana. Años después, en 1918, este diario adquirió ya carácter literario e inició, y continuó hasta su muerte, una de las aventuras literarias solitarias más constantes del país: un inmenso diario íntimo ilustrado —no publicado en vida suya— que hoy constituye un ingente corpus documental, verdadero monumento, cuyos originales se conservan en la Biblioteca de Catalunya de Barcelona. De él apareció póstumamente una versión muy abreviada —y censurada— en 1975, y otra mucho más completa que en la actualidad todavía está en curso de publicación y que consta por el momento de seis densos volúmenes (1995-2003) bajo el título Diari 1918-1961.
Hombre ampliamente respetado, en la postguerra franquista supo mantener, pese a su intenso catalanismo, una postura de concordia constructiva que lo llevó a presidir instituciones culturales de gran representatividad, especialmente en una época en la que oficialmente no había oposición: el Orfeó Català (1939-1950) y el Cercle Artístic de Sant Lluc (1951- 1958). En 1954 ingresó como miembro numerario en la Reial Academia de Belles Arts de Sant Jordi, de Barcelona, presentado no sólo por los tres académicos de rigor, sino con una propuesta firmada por la mayoría de miembros. Desde estas instituciones, o desde otras tribunas, impulsó gran número de iniciativas y conmemoraciones, destinadas a mantener o rehacer el tono de la vida artística del país y de su patrimonio cultural. Póstumamente el Ayuntamiento de Barcelona dedicó a su figura una exposición de más de un millar de piezas, suyas o de su amplia colección privada (1965).
Filial admirador —y luego albacea— de Apeles Mestres, de quien escribió una breve biografía (1955), siguió sus huellas, impregnado del realismo irónico, algo a la inglesa, típico de su maestro, a la vez que era de los primeros en reivindicar el genio áspero y potente del marginal pintor Francesc Gimeno. Modernista por generación, nunca se sintió plenamente integrado en aquel movimiento singular, pese al papel central que jugó en el exlibrismo de aquella época, y menos se identificó con el subsiguiente Noucentisme. Gran parte de su vida profesional se centró en los trabajos decorativos de su taller familiar, estéticamente tradicionalistas.
Actuó más a menudo como un servidor del arte que como un protagonista de él. Sin duda su aportación más contundente, que aúna su actividad artística y la literaria, es su inmenso diario sin parangón, que cubre cuarenta y tres años, paradójicamente más rico en comentarios sociales, políticos y musicales que propiamente artísticos.
Obras de ~: con V. Oliva, Els exlibris Renart, Vilanova i la Geltrú, Oliva impressor, 1907; Diari 1918-1961, ed. d’Isabel Picallo i Soler, Barcelona, Curial Edicions Catalanes, Fundació Revista de Catalunya & Proa, 1995-2003, 6 vols.
Bibl.: P. Benavent de Barberá y Abelló, Esbozo biográfico del académico D. Joaquín Renart García, Barcelona, Real Academia de Bellas Artes de San Jorge, 1962; Exposición [Joaquim] Renart. Catálogo, Barcelona, Ayuntamiento, Museos de Arte, 1965-1966; E. Trenc, Les arts gràfiques de l’època modernista a Barcelona, Barcelona, Gremi d’Indústries Gràfiques, 1977; J. Ainaud de Lasarte & C. Vidal Maynou, Exposición Joaquim Renart 1879-1961, Catálogo, Barcelona, Instituto Nacional del Libro Español, 1979; F. Fontbona, P. Artís et al., Orfeó Català. Quatre presidents 1939-1998, Barcelona, Pòrtic, 1998.
Francesc Fontbona de Vallescar