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Juan Antolínez de Burgos

Biografía

Antolínez de Burgos, Juan. Valladolid, 1557 sup. – 17.V.1638. Primer historiador de Valladolid.

Se conoce poco de su trayectoria vital. Autor de la primera historia escrita de Valladolid, aunque no de la primera que fue impresa, pues la suya no se imprimió hasta 1887, gracias a la iniciativa del catedrático Juan Ortega y Rubio, después de que hubiesen sido publicadas la del propio Ortega en 1881 y antes, la de Matías Sangrador y Vítores en 1854. Su vida fue dilatada y poco habitual para su tiempo. Juan Antolínez de Burgos perteneció a la elite cultural y municipal y a una familia universitaria, y guardaba parentesco con miembros de la jerarquía eclesiástica.

Su padre, Escipión Antolínez, llegó a ser regente y gobernador del reino de Galicia, después de haber estudiado Leyes en Salamanca. Todavía soltero, siendo vecino de Valladolid, conoció a una joven llamada María de Salcedo (o de Salceda), con la cual tuvo un hijo que fue bautizado con el nombre de Juan.

Como los progenitores no habían contraído matrimonio, ello condujo a que la situación de privilegio, expuesta a priori, por los condicionantes de su familia paterna, se rompiese por su ilegitimidad. A pesar de que la madre tenía una condición social mucho más sencilla, fue acogida en la casa de Escipión Antolínez, aunque murió pronto y el pequeño Juan fue criado por sus abuelos paternos, mientras su padre se dedicó a promocionarse dentro del aparato estatal de la Monarquía.

Esta ilegitimidad impidió que Juan ocupase, inicialmente, el cargo de regidor vallisoletano, pues le negaban la pertenencia a la casa de Hernán Sánchez Mudarros, dentro de uno de los dos linajes de Valladolid: el de los Tovar.

Según Ortega y Rubio, Antolínez de Burgos había sido estudiante de Derecho en la Universidad de Valladolid, y había ejercido después esta profesión; sin embargo, esta formación fue refutada por Narciso Alonso Cortés. Sea como fuere, Antolínez de Burgos fue un hombre de notable cultura, cuyo destino natural era pasar por la universidad. Tras haber ganado un pleito ante el tribunal de la Real Chancillería, donde se solventaba la citada ilegitimidad, pudo ser nombrado en 1615 regidor o concejal de Valladolid por espacio de dos años. De nuevo, su condición de ilegítimo salió a relucir en 1624 cuando presentó su candidatura como procurador en Cortes por Valladolid.

Afirmaba Antolínez que sus padres, antes de la promulgación de los decretos tridentinos, se habían dado palabra de casamiento, lo que legitimaba su matrimonio.

Esta disposición fue aceptada.

Antolínez confesó, en el prólogo de su obra, que había manifestado “justa y natural afición a mi patria”, es decir, Valladolid, a la que dedicó sus inquietudes intelectuales, plasmadas en las páginas que constituyeron la Historia de la Muy Noble y Siempre Leal Ciudad de Valladolid. Cronológicamente, la obra de Antolínez abarcaba hasta el final del reinado de Felipe III, aunque se refería a la muerte del duque de Lerma en esta ciudad en 1625. En el recorrido por las fundaciones religiosas alcanzaba el año de 1637. Eso sí, en copias posteriores se añadieron noticias y argumentos, alcanzando algunas de ellas hasta 1664. Su carácter inédito obligó al uso privado del texto, donde no tenían que estar ausentes las citadas adiciones. Lo que pretendía en sus inicios Antolínez de Burgos era resaltar las glorias pasadas, a través de una historia de los acontecimientos. Su concepto moderno del historiar pasaba por hacer un estado de la cuestión a través de la bibliografía existente hasta ese momento, consultando después los documentos e incluso las aportaciones de la arqueología.

Inicialmente, planteó la obra cronológicamente, para pasar después a hacerlo diacrónicamente, a través de una historia eclesiástica, pues con este carácter contaban la mayoría de las fundaciones de la ciudad. Se planteó una tercera parte que estaría dedicada a la historia biográfica de los varones ilustres de la ciudad. Pero esta parte quedó en intención, puesto que no la realizó y tampoco pudo ser incluida en su publicación.

Antolínez de Burgos comenzaba por el polémico origen del nombre de Valladolid, así como la antigüedad de su fundación. Un signo más de modernidad es la ubicación de la ciudad dentro de su ámbito natural, en el cual se incluía el propio clima, además de la influencia y de los comportamientos de los dos ríos de Valladolid y los suelos donde se hallaba edificada la ciudad. No olvidaba los acontecimientos de la nobleza local, además de los hechos extraordinarios, convirtiéndose la Iglesia y la nobleza en dos pilares de la vida ciudadana.

Antolínez de Burgos fue, no solamente el autor de una síntesis, sino también el iniciador de toda una trayectoria historiográfica que no será superada hasta el siglo XIX, pues la obra de Canesi, concluida en 1750, no fue publicada.

 

Obras de ~: Historia de la Muy Noble y Siempre Leal Ciudad de Valladolid por [...], ed., corr. y adicionada con advertencia de J. Ortega y Rubio, Valladolid, Imprenta Hijos de Rodríguez, 1887.

 

Bibl.: N. Alonso Cortés, “Antolínez de Burgos” y “La Historia de Valladolid en un curioso manuscrito”, en Miscelánea Vallisoletana, vol. I y vol. II, Valladolid, Imprenta Miñón, 1955, págs. 483-509 y págs. 353-365, respect.; C. Almuiña Fernández, “Evolución de la historiografía vallisoletana”, en A. Montenegro Duque et al., Historia de Valladolid, I. Prehistoria y Edad Antigua, Valladolid, Ateneo, 1977, págs. 11-22; “Historiadores clásicos”, en VV. AA., Vallisoletanos, vol. III, Valladolid, Caja de Ahorros Popular de Valladolid, 1984, págs. 225-252.

 

Javier Burrieza Sánchez