Olmedo, Hernando. Segovia, p. m. s. xvi – 29.XII.1576. Platero.
Hijo probablemente de Diego de Olmedo, platero documentado en 1511. Es el verdadero impulsor de esta dinastía de orfebres segovianos. Fue feligrés primero de la parroquia de San Martín, donde casó con María de Guiomar de San Martín. Tuvo al menos seis hijos: Hernando el Mozo, Diego (también platero), Bernardo (dos de igual nombre, nacidos en 1568 y 1570), Guiomar, José y Ana; los últimos bautizados ya en la iglesia de San Miguel.
Los datos profesionales se remontan a 1554, con un modesto encargo para la iglesia de San Martín. Desde 1561 figura en las cuentas de la Catedral, compartiendo su labor con Diego Muñoz II, y en solitario a partir de 1572. En 1557 realizó un incensario para Santa María de Riaza, en 1561 unas vinajeras para la catedral, así como una cruz pequeña para Matabuena y unas crismeras para la iglesia de San Nicolás de Segovia. En 1564 hacía un pequeño relicario para San Lorenzo de Segovia; en 1570, la cruz de Escarabajosa de Cabezas; un año después un incensario para Gomezserracín y en 1580 un cáliz para Veganzones. Fue contrate de la Catedral, y realizó para ella también diversos trabajos: fuente de altar, crismeras, un cáliz de sacristía, etc.
De estilo cercano a Diego Muñoz II y Sebastián de Paredes. Sus cruces procesionales son de tipología renacentista, con brazos de perfil abalaustrado y manzanas con forma de almirez o vaso cilíndrico, con asas y base henchida, salvo la de Fuentemizarra, más arcaizante, con macolla gótica hexagonal, de tracería, y árbol recto con extremos trebolados, cuadrón y ensanchamientos bilobulados. Llevan sin excepción adornos renacentistas (putti, motivos a candelieri, genios, monstruos, mascarones, grutescos), más abundantes en las más avanzadas.
Fruto de su colaboración con Diego Muñoz han de ser las cruces de Juarros de Riomoros y el Salvador de Sepúlveda, en que figuran ambos punzones. La primera, en modelo de la de Ciruelos, de Diego Muñoz, que repite con mayor riqueza plástica y adorno en la de Otero de Herreros (“1572”), y la segunda, como la también suya de Sauquillo de Cabezas, conforme a la de Cantimpalos, del mismo maestro. Llevan en sus extremos medallones con cartelas, bustos de frente o perfil, o rostos de niños o de ángeles; la de Otero, con la figura de un pelícano, además de las Hércules y Aníbal o Escipión. Igualmente renacentistas son las imágenes de Cristo, así como los relieves plasmados en el reverso de los cuadrones. También pudiera ser de ambos la procesional de La Higuera, sin punzón.
Suya es la custodia de Í scar (Valladolid) —antigua diócesis de Segovia—, y acaso de la de Besançon, con doble templete hexagonal y pie cruciforme, así como del cáliz de Ventosilla, con nudo torneado, en forma de piña, sin labrar.
Obras de ~: Incensario, iglesia de Santa María, Riaza (Segovia), 1557; Vinajeras, Catedral, Segovia, 1561; Relicario, San Lorenzo, Segovia, 1564; Cruz, Escarabajosa de Cabezas (Segovia), 1579; Incensario, Gomezserracín (Segovia), 1580; Cáliz, Veganzones (Segovia), 1580.
Bibl.: M. Quintanilla, “Plateros segovianos (1563-1653). Notas documentales”, en Estudios Segovianos, IX (1957), pág. 186; Marqués de Lozoya, “Notas sobre plateros segovianos del siglo xvi”, en Estudios Segovianos, XXIII (1971), pág. 220; E. Arnáez, “Cruces de Hernando de Olmedo”, en Archivo Español de Arte, n.º 201, LI (1978), págs. 63-80; E. Arnáez, Orfebrería religiosa en la provincia de Segovia hasta 1700, Madrid, 1983, I, págs. 258-272; J. M. Cruz Valdovinos, “Platería”, en Las artes decorativas en España, II, en J. Pijoán (dir.), Summa artis: historia general del Arte, t. XLV, 2, Madrid, Espasa Calpe, 1999, pág. 554.
Fernando Collar de Cáceres
