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Diego Muñoz

Biografía

Muñoz, Diego. Diego Muñoz II. Segovia, c. 1511 – ¿1574? Platero.

Artista de gran producción, figura central de una de las principales familias de plateros activas en la diócesis de Segovia a lo largo del siglo XVI. Homónimo del también Diego Muñoz I, quizá su abuelo, e hijo de Pedro Muñoz, asimismo plateros, al igual que sus hijos Diego (III), Pedro (II), Sebastián y Juan Muñoz.

Tuvo otros cinco hijos, todos ellos con Ana del Valle, con quien casó en 1535. Fue feligrés de San Martín de Segovia, parroquia en la que desempeñó en algún momento el cargo de alhondiguero.

Como profesional hubo de formarse con su padre, autor de las cruces de Perorrubio, Adrada de Pirón y Martín Miguel; y refleja también gran proximidad estilística con el renombrado Antonio de Oquendo.

Comenzó a trabajar de manera independiente por 1538, y colaboró ocasionalmente con su padre hasta 1546. Pasó a ser entonces el platero oficial de la catedral hasta 1561 y compartió luego esta labor hasta 1565 con Hernando de Olmedo. Colaborarían probablemente por aquellos años en obras como las cruces parroquiales de Juarros de Riomoros y El Salvador de Sepúlveda, en las que figuran ambos punzones.

La mayor parte de los trabajos realizados para la catedral fueron reparaciones (cetros, ampollas, incensarios).

En 1538 hizo un hostiario de plata, en 1559 unos candeleros y en 1560 unas vinajeras.

Entre sus creaciones más tempranas está la cruz procesional de Santo Tomás de Segovia (en torno a 1540-1550), de tipología gótica y con influencias formales e iconográficas de su padre, de Antonio de Oquendo y de Diego del Valle. Muy gótica es también la de San Pedro de Gaíllos. De un modelo más elaborado, siguiendo la temática vegetal paterna, es la de Fuenterrebollo, con remates romboidales en los brazos, abalaustrados y manzana de base abultada y cuerpo cilíndrico. En 1550 hizo la cruz de Cantimpalos, adornada con grutescos, que ocupa un lugar principal en la orfebrería local renacentista, con dragoncillos a modo de asas en la manzana, brazos de perfil abalaustrado y remate en rombo. Muy distinta es la de El Salvador de Sepúlveda, realizada conjuntamente con Hernando de Olmedo, ornamentada con figuras y cintas, y con medallones en el extremo de los brazos. Más sencilla y plana la de Prádena, y las de Pajares de Pedraza y Garcillán de formas renacentistas, con manzana henchidas, siguiendo un modelo burgalés, lo mismo que la de Paradinas, sin punzón localizable. Lo llevan las de Ciruelos de Coca, Juarros de Riomoros, El Cubillo o Cilleruelo, con brazos abalaustrados y macolla chata. La de San Miguel de Cuéllar, con manzana de clasicista, aunque con brazos aún abalaustrados, y análoga a la de Cantimpalos, marca el fin de su evolución.

Hizo también la custodia de Adrados (hacia 1570), en que se combinan los elementos más avanzados de su estilo. Se le atribuyen diversos cálices, desde el del Metropolitan Museum de Nueva York —el más arcaizante— hasta el suntuoso cáliz de Valseca, con pie renacentista muy ornamentado. Los de Fuenterrebollo, Navalmanzano, Gomezserracín, Maderuelo, Hontoria, Santa María del Cerro, Marugán, Vegas de Matute, Turégano —iglesia de Santiago—, Hospital de la Misericordia —de inspiración acaso toledana— y la catedral o Pajares de Fresno, que marcan una evolución desde modelos góticos con pie de formas acucharadas y astil hexagonal, a los de base circular y astil abalaustrado, pasando de la decoración de motivos florales a los motivos a candelieri y las cartelas.

Fue marcador, por lo que ha de tenerse mucha reserva con sus atribuciones; en ello ha de explicarse en parte la excesiva diversidad tipológica y el amplísimo catálogo asociado a su nombre. Su punzón, cuadrado, en dos registros: “diego / muno”.

 

Obras de ~: Hostiario de plata, Catedral, Segovia, 1538; Cruz procesional de Santo Tomás, Segovia, 1540-1550; Cruz, Cantimpalos (Segovia), 1550; Candeleros, Catedral, Segovia, 1559; Vinajeras, Catedral, Segovia, 1560; Custodia, Adrados (Segovia), c. 1570; Cáliz, Valseca (Segovia) (atrib.).

 

Bibl.: M. de Lozoya, “Algunas notas sobre plateros segovianos del siglo xvi”, en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones (1926), págs. 96-100; J. de Villalpando y M. Vera, “Notas para un diccionario de artistas segovianos de siglo xvi”, M. Quintanilla, “Plateros segovianos (1563-1653). Notas documentales” y “Notas sobre plateros segovianos del siglo xvi”, en Estudios Segovianos (ES), IV, IX y XXIII (1952, 1957 y 1971), pág. 122, pág. 173 y págs. 209-212, respect.; J. de Vera (comp.), “XXIV exposición de Arte Antiguo. Cruces parroquiales y otros objetos de orfebrería religiosa”, en ES, vol. XXIII (1971), págs. 234 y ss. (n.os 2, 6, 9, 14, 17, 19, 22, 28 y 40); E. Arnáez, “Cruces de Hernando de Olmedo”, en Archivo Español de Arte, 201, vol. LI (1978), págs. 63-80; Orfebrería religiosa en la provincia de Segovia hasta 1700, vol. I, Madrid, Cóndor, 1983, págs. 200-239; J. M. Cruz Valdovinos, “Platería”, en Las artes decorativas en España, II, en J. Pijoán (dir.), Summa artis: historia general del Arte, t. XLV, Madrid, Espasa Calpe, 1999, pág. 553; VV. AA., Las edades del Hombre [El árbol de la Vida] (Santa Iglesia Catedral, Segovia, 2003), Valladolid, Fundación las Edades del Hombre, 2003, págs. 237-238 y 483.

 

Fernando Collar de Cáceres

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