Salas y Corvalán, Manuel. Santiago de Chile (Chile), 19.VII.1754 – 28.XI.1841. Abogado, alcalde, educador.
Católico observante, trabajó al final de la colonia con esfuerzo y desinterés económico en pro de sus visionarios proyectos; pero el gobierno hispanoamericano no los compartió del todo o no estuvo en situación de ponerlos en práctica. Una vez instalada la Junta de Gobierno de 1810, comprendió que sólo una nación libre, podría incluir sus progresistas planes en su agenda y todas las administraciones patriotas requirieron de su ilustrada y generosa colaboración.
Hijo de José Perfecto de Salas y de María Josefa Corvalán y Chirinos, vivió en Lima desde los siete a los diecinueve años. Estudió allí lo que en España se enseñaba, recibiéndose de abogado a los diecinueve años. De 1767 a 1774 formó parte del regimiento llamado de la Nobleza. Por motivos de salud regresó a Santiago en 1774. En 1775 fue elegido por unanimidad alcalde del Cabildo de la ciudad, y luego procurador de esa institución. Jáuregui le nombró superintendente de una población de indios en La Calera. A principios de 1777 se dirigió a España para tratar de interceder por la permanencia de su padre en Chile. Pese a que José Perfecto murió en 1778, se quedó allá siete años para reivindicarlo post mortem. Además retrasó su regreso un conflicto con la Inquisición, por el contenido de su biblioteca.
El gobernador Ambrosio O’Higgins le dio dos cargos ad honorem: edil del Cabildo de Santiago y de Obras Públicas. Colaboró entonces con Toesca en la construcción de los Tajamares del Mapocho, ideó el primer paseo público de Santiago, intervino en el empedrado de las calles y en el primer camino de Santiago a Valparaíso. En 1795 al ser nombrado síndico del Consulado en Santiago, se preocupó del progreso agrícola, comercial e industrial de Chile. Su más íntima convicción era que todo dependía de la educación, indispensable para ejercer cualquier trabajo y que era necesario democratizarla dejándola al alcance de todos por igual. Propuso pues, al Consulado, abrir cursos nocturnos prácticos, de Aritmética, Geometría y Dibujo. Maestro sería Toesca, y Salas pondría los modelos. Nadie antes lo había pensado así. Si bien no se concretó, inspiró la creación de la Academia de San Luis, de la cual fue nombrado director en 1797. Notabílisima es su Representación sobre el estado de la agricultura y el comercio hecha al ministro de Hacienda don Diego Gardoqui por el Síndico don Manuel de Salas el 10 de enero de 1796.
Hasta el gobierno de Luis Muñoz de Guzmán contó con el aprecio de la autoridad ante sus planes, y siempre se acudía a él cuando había alguna obra de utilidad pública que ejecutar gratuitamente. En 1801 fundó la primera biblioteca de Chile, incipiente base de la que refundaría en 1818 en el gobierno de O’Higgins. En 1802 el gobernador Guzmán le pidió colaboración para instalar un hospicio de indigentes en el edificio de la Ollería, con talleres que diesen dignidad a sus ocupantes y contribuyesen a mantener el establecimiento; formó una junta en la cual todavía actuaba en 1828. En 1808 se preocupó de propagar la vacunación contra la viruela junto al médico Manuel Julián Grajales. Leal funcionario colonial hasta que en 1809, el gobernador García Carrasco hizo caso omiso de su solicitud para liberar de derechos reales los tejidos de lana que trabajaban en el hospicio y otras incipientes manufacturas, pese al beneplácito del Consulado y del administrador de Aduanas, y comprendió que él nunca acogería sus ideas. Por eso, a pesar de su apego a la Monarquía, fue asesor de la Junta de 1810, siempre sosteniendo que ésta era una subrogación de Fernando VII, tanto que en marzo de 1811 en el Diálogo de los porteros defiende la legalidad y conveniencia de ella a nombre del rey cautivo. Presentó un vasto programa de instrucción pública y la proposición denegada por García Carrasco que fue aprobada el 23 de octubre de 1810. Abogó por la supresión de la esclavitud, logrando la promulgación de la Ley de Vientre el 1811. El congreso de 1823 completaría el pensamiento de Salas al declarar la libertad para todo habitante de Chile. Participó en la Junta patriota de 1812 y en el Senado consultivo de 1814.
Durante la reconquista estuvo relegado en la isla de Juan Fernández y perdió gran parte de sus bienes. Apenas regresó a Santiago en 1817, se puso a disposición del gobierno. Fue el primer bibliotecario de la restablecida Biblioteca Nacional, aportándole unos mil libros de su propiedad, intervino en la reapertura del Instituto Nacional, en la creación del cementerio, en la lucha contra la sífilis, recorrió escuelas públicas para cerciorarse de la calidad de la educación de los pobres, se preocupó de cárceles y hospitales. Promovió la acuñación de la moneda de cobre, la intensificación de algunos cultivos e industrias. Presidió la Junta de trece miembros que reemplazó a O’Higgins luego de su abdicación; fue diputado en el congreso constituyente de 1823 y consejero de estado en la breve presidencia de Blanco Encalada en 1826; representante de Colombia en Chile en 1923, designado por Bolívar. Todavía en 1838, ya octogenario, se le consideró para participar en la fundación de una sociedad de agricultura, y él donó algunas de las primeras prendas de seda elaboradas en el país. Casó con Manuela Fernández Palazuelos, con quien tuvo seis hijos. Falleció en 1841.
Bibl.: M. L. Amunátegui, Don Manuel de Salas, Santiago de Chile, Imprenta Nacional, 1895; D. Amunátegui Solar, “Don José Perfecto de Salas”, en Anales de la Universidad de Chile, t. CXII, Santiago de Chile, Imprenta Cervantes, 1896; J. T. Medina, Diccionario Biográfico Colonial de Chile, Santiago Imprenta Ilzeviriana, 1906; M. L. Amunátegui, Los precursores de la Independencia de Chile, Santiago de Chile, Encuadernación Barcelona, 1910; La Crónica de 1810, Santiago de Chile, Encuadernación Barcelona, 1911; V. Figueroa, Diccionario Histórico, Geográfico y Bibliográfico de Chile, Santiago de Chile, Balcells y Cía., 1931; A. Bulnes, “Una vida al servicio de la sociedad: don Manuel de Salas”, en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, n.º 36 (1947); J. Eyzaguirre, “Don Manuel de Salas procesado por la Inquisición”, en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, n.º 57 (1957); R. Donoso, Un letrado en el siglo xviii, el Doctor José Perfecto de Salas, Buenos Aires, Bartolomé U. Chiesino, Publicaciones del Instituto de Historia Argentina Dr. Emilio Ravignani, 1963; J. Mújica, Nobleza Colonial de Chile, Santiago de Chile, Editorial Zamorano y Caperan, 1986.
Regina Claro Tocornal