Vidau Pérez, Andrés. Colloto (Asturias), 16.IV.1908 – Oviedo (Asturias), 31.XII.1965. Pintor.
Su interés por el dibujo fue muy temprano, lo que propició su ingreso en la Escuela de Artes y Oficios de Oviedo (1921-1932) donde tuvo como maestro al pintor asturiano José Uría y Uría. En los primeros años de formación combina la práctica artística con su oficio de sastre, a la vez que frecuenta la compañía del pintor avilesino Alfredo Aguado, cuya influencia se dejará sentir en sus retratos iniciales; sin embargo, las primeras obras son paisajes de su entorno más inmediato, ejecutados bajo la consigna de la síntesis y donde gusta utilizar colores planos. De ideología republicana, Vidau empieza a dedicarse plenamente a la práctica artística a partir de 1931, año en que comienza a ser conocido y valorado por la crítica. La pintura de esta época es esencialmente realista y denota una preocupación primordial por la humanidad sufriente, la soledad y la marginación, llegando en ocasiones a realizar cuadros de denuncia social.
Realiza su primera exposición individual en 1932, en el Ateneo Popular Ovetense, lo que le valió una beca de la Diputación Provincial para cursar estudios en San Fernando, donde ingresa en 1933, permaneciendo en dicha institución hasta el estallido de la Guerra Civil. En la capital tuvo una actividad intelectual intensa, dejándose seducir por la experiencia vanguardista, sobre todo el cubismo y del surrealismo, cuya influencia se halla presente en las obras enviadas para la exposición de la Diputación Provincial de Oviedo (1934). En esta época fallece su segundo hijo, lo que propició un giro en su pintura, que se hace más conceptual y reconcentrada, comenzando su interés por la temática religiosa, sobre todo por el Greco, aunque desde el punto de vista formal sigue utilizando los recursos postcubistas. Durante la Guerra civil luchó en el bando republicano, fue recluido en el campo de concentración de Albatera (Alicante) de donde fue liberado gracias a las gestiones de un tío suyo sacerdote, trasladándose a vivir a La Coruña donde continuó su actividad pictórica.
En 1941 regresa a Oviedo, presentando tres obras en el primer Certamen de Trabajo que organizaba Educación y Descanso, donde consigue el primer premio con el tríptico de la Pasión, que tuvo una gran acogida por la crítica. Esto propició uno de los encargos más importantes de su carrera, el mural del Concilio de Alfonso II (1942-1943) para el claustro de la Universidad de Oviedo, pinturas que fueron tapadas en 1947 sin motivo aparente. Entre 1943 y 1948 trabajó como interino auxiliar y ayudante meritorio de dibujo artístico en Artes y oficios de Oviedo.
Durante estos años realiza un tipo de pintura que puede inscribirse dentro de la corriente del expresionismo poético, con temática que oscila entre el paisaje, las escenas costumbristas, el retrato, la pintura religiosa y los temas marineros de agilidad descriptiva, ejecutados con una pincelada suelta. Son interesantes los paisajes ovetenses y sus visiones de mercados, carentes de toda referencia a la captación atmosférica de la escuela paisajista asturiana, donde gusta representar atmósferas irreales; sus rincones ovetenses son abocetados, realizados con coloración fría y grasienta, y ejecutados con una pincelada curvilínea que distorsiona los elementos constructivos; en cambio, las vistas de los mercados del Fontán y Trascorrales suelen ser más costumbristas, interesándose por la plasmación del bullicio humano. También realizó retratos de introspección psicológica, y cuadros de composición, de temática costumbrista, más expresivos, monumentales y coloristas, en donde abandona el pesimismo; sin embargo, las obras que representan danzas asturianas denotan cierto expresionismo goyesco, donde explora lo ancestral y misterioso del folclore astur.
En 1948 sufre una crisis personal que le lleva a abandonar su hogar ovetense y trasladarse a Barcelona. En la ciudad condal ingresó en el grupo religioso Los Amigos del Hombre, asociación de carácter filantrópico, milenarista y ecologista, fundada por Alexandre Freytag, cuyas enseñanzas se resumían en Le message à l´humanité (1922). A partir de estos momentos abandona la figuración en favor de la geometría, utilizando la abstracción apoyada en la simbología como recurso para expresar sus creencias espirituales; las obras de esta etapa, de colores vivos y puros, son de temática religiosa y fueron presentadas en la Galería Jardín de Barcelona (1951) dentro de los Ciclos de Arte Nuevo organizados por Ángel Marsá. En 1964 se le diagnosticó un tumor cerebral, falleciendo en su domicilio de Oviedo el 31 de diciembre de 1965.
Obras de ~: Naranco, c. 1928; Retrato de Ignacio Vidau, 1930; La Miseria, 1933; Autorretrato, 1934; Patio, 1935; Tríptico de la Pasión, 1941; Retrato de Carmen, esposa del artista, 1942; Salsipuedes, 1944; La bolera, 1945; Trascorrales, 1945; Alegoría de Asturias, 1946; Paisaje asturiano, 1946; Mural minero, 1946; Apocalipsis, 1946; Nacimiento, 1947; El portal de Belén, c. 1950; Dios Padre, c. 1950; La Última Cena, c. 1950; Danza asturiana, s.f.
Bibl.: J. Villa Pastur, Historia de las artes plásticas asturiana, Salinas, Ayalga, 1977; M. Fernández Avello, Pintores asturianos (Mariano Moré. Andrés Vidau), Oviedo, Banco Herrero, 1981; A. Fernández López, Arte en los fondos del Ayuntamiento de Oviedo, Oviedo, Fundación Municipal de Cultura de Oviedo, 1994; J. Barón y F. Crabiffosse, Un siglo de mecenazgo. Colección Caja de Asturias, Oviedo, Caja de Asturias, 1996; A. Fernández López, Oviedo en el Arte del Siglo XX, Oviedo, Ediciones Novel, 1998; ; J. Barón y F. Crabiffosse, Oviedo y sus pintores en la colección Caja de Asturias, Oviedo, Fundación Municipal de Cultura de Oviedo, 1998; N. Blanco González, “Andrés Vidau”, en VV. AA., Artistas Asturianos, Oviedo, Hércules Astur de Ediciones, 2002-2004.