García Muñoz, Juan Francisco. Juan García. Sarrión (Teruel), 8.III.1896 – Buenos Aires (Argentina), 14.VIII.1969. Tenor.
Hijo del tío Pío, ciego, organista y director de la rondalla local, que fue quien le inició en la música. Su madre también era una buena cantadora de jotas.
A los once años entró en los salesianos de Barcelona, donde aprendió el oficio de encuadernador.
Al no poder costearse los estudios de Música, ingresó en una imprenta y, finalmente, un cuñado le sufragó un profesor de canto. Su debut, integrando un coro, tuvo lugar en el teatro Tívoli, representando La alsaciana.
Al poco, con varias ayudas que consiguió, pudo marcharse a Milán para perfeccionar su canto. Allí permaneció varios años alternando trabajo y estudios con el maestro Galliera, que le hizo debutar con El barbero de Sevilla en el teatro Carcano. Poco después (1925), interpretaba al duque de Mantua (Rigoletto) en el teatro del Casino de San Remo y pronto obtuvo reconocimiento.
Afirmado por sus buenas campañas en Italia, Juan García recaló en Barcelona para cantar Manon en el Tívoli, acompañado de Geneviève Vix. Le sobrevino entonces la oportunidad de entrar en una compañía dirigida por Mascagni con la que desarrolló una provechosa campaña en Egipto. Durante la temporada 1927-1928 el turolense llegó al madrileño teatro de la Zarzuela, para actuar junto a la célebre Conchita Supervía en El barbero de Sevilla. Acometió las arias “Se el mio nome” y “Ecco ridente”, acompañándose él mismo a la guitarra, como lo pide la versión original de Rossini, lo que causó muy buena impresión.
Poco después fue llamado para cantar en la inauguración de la Exposición Universal de Barcelona (1929).
El 2 de enero de 1931 era invitado por el Liceo a participar en un gran concierto benéfico. En plena época de resurrección de la zarzuela, Juan García empezó a ser reclamado para cantarlas y, así, estrenó La moza vieja de Luna y El ama de Guerrero. Enseguida le buscaron también las discográficas para imprimir tanto arias de ópera como romanzas de zarzuela, jotas y otros géneros de moda. Vendió muchos discos y, para aprovechar el éxito que estaba cosechando con la extensión de su repertorio, Juan García fue incluyendo en él la canción melódica. En 1934 formó una orquesta con su nombre, que debutó el 24 de mayo en el Capitol madrileño para después recorrer España y Portugal.
Juan García llegó a protagonizar dos filmes, Do, re, mi, fa, sol, la, si, o la vida privada de un tenor (Edgar Neville, 1934), y Corre, mulilla (Benito Perojo, 1935).
En 1935 se presentó en el Coliseum madrileño con ¡Hip, hip, hurra!, obra arrevistada que pronto llevaría por toda España. Recibió entonces una suculenta propuesta de contrato por parte de Radio Belgrano de Buenos Aires, adonde marchó en la primavera de 1936. Los triunfos logrados y el desencadenamiento de las guerras española y mundial influyeron en que no regresara ya a su país. Durante los años cuarenta siguió cantando y grabando un repertorio que se extendía desde la ópera hasta la canción ligera, sin olvidar las jotas, que solía interpretar para cerrar sus actuaciones.
Todavía realizó importantes giras, aunque su estrella fue apagándose poco a poco. Ya olvidado, murió en Buenos Aires a raíz de un infarto de miocardio.
A lo largo de su trayectoria artística, Juan García realizó al menos doscientas diecinueve grabaciones, ciento ochenta y cuatro de ellas con la casa Parlophon.
Los conocimientos musicales que poseyó le permitieron asimismo afrontar la composición. Su canción Morucha fue uno de los grandes éxitos de los años treinta y disfrutó de numerosísimas versiones.
Bibl.: F. Hernández Girbal, Cien cantantes españoles de ópera y zarzuela, Madrid, Lyra, 1994, págs. 150-153; A. Ciarra, “Un ‘baturro’: Juan García, el tenor de Morucha”, en Historia y Vida, año XXVIII, n.º 327 (junio de 1995), págs. 41- 47; J. Martín de Sagarmínaga, Diccionario de cantantes líricos españoles, Madrid, Fundación Caja de Madrid-Acento, 1997, págs. 156-157; J. Barreiro, Voces de Aragón, Zaragoza, Ibercaja, 2004, págs. 54-57.
Javier Barreiro
