Calleja, Icilio. Corfú (Grecia), VI.1882 – Milán (Italia), 1.X.1941. Tenor.
Hijo de españoles, con ancestros griegos. De joven marchó a París, a estudiar Derecho, que abandonó, para ir a Milán, donde cursó canto con el maestro E. Foà. Debutó en 1908 en Florencia (Teatro Verdi) con la ópera Pagliacci, de Ruggiero Leoncavallo. Poco después, el gran maestro Arturo Toscanini lo elige para reponer la Wally, de Alfredo Catalani, en Milán (La Scala). En 1908 se presenta en Bolonia (Teatro Communale) con Aida, de Giuseppe Verdi. Prosiguió en Palermo (Teatro Máximo) con Un ballo in maschera, de Verdi, y de nuevo en Milán (La Scala) con La forza del destino (Verdi). Después de representar Samson et Dalila, su autor, Camille Saint-Saëns, que está presente, elogia tanto su voz cálida como su dicción y talento dramático. También cantó Germania, de Franchetti, en 1911; Loreley, de Alfredo Catalani; Norma, de Vincenzo Bellini. Fue elegido por Ermanno Wolf-Ferrari para estrenar su I gioielli della Madonna (Génova, 1913). También cantó en el estreno de Abisso, de Antonio Smareglia (Milán, La Scala, 1914) y en la reposición de Fernand Cortez, de Gaspare Spontini.
Sus virtudes canoras e interpretativas le permitieron continuar con papeles de empeño, como el moro de Otello, de Giuseppe Verdi (Teatro Regio, de Parma), papel que repite en la temporada 1915-1916, en plena Guerra Europea (Teatro San Carlo, Nápoles).
Con dificultad para el agudo se refugia en Richard Wagner, o en papeles de barítono, como el Tonio de Payasos, de Ruggiero Leoncavallo, o el papel de Gérard en Andrea Chénier, de Umberto Giordano (Teatro Costanzi, Roma, 1917). En 1921-1922 dio vida a Sigfried, protagonista de la ópera homónima de Wagner.
Casi toda su carrera musical se desarrolló en Italia, a excepción de una corta estancia en Madrid, en el Teatro Real, donde cantó en Norma, Andrea Chénier y Otello. También estuvo algún tiempo en los Estados Unidos, donde formó parte de la compañía lírica de A. Dippel, e interpretó la indispensable ópera (en aquel país y en aquel tiempo) La Fanciulla del West, de Giacomo Puccini.
En cuanto a calidad y estilo de su instrumento, el experto Martín de Sagarmínaga dice que “la voz de Calleja era sustancialmente clara, pero ya no tanto como la de sus precedentes generacionales [...] ya que la influencia del verismo en las nuevas hornadas de cantantes hacía más impura la propia génesis del sonido”. No obstante, “su Verdi tiene autoridad vocal —por ímpetu y mordiente recuerda un poco a Paoli—, dentro de unas coordenadas en las que se adivina una vez más la influencia del verismo”. Grabó muy pocos discos, siendo el más antiguo (“una rareza discográfica”) un fragmento de Otello, de noviembre de 1907.
Respecto de su origen, el italiano Dizionario enciclopedico universale [...] (1989) empieza el artículo con un rotundo: “Tenore spagnolo”. Por otra parte, Turina (1997) se equivoca respecto a su españolidad, pues dice: “Era egipcio [sic], educado en Italia y su apellido hay que pronunciarlo a la italiana, es decir [...] ‘Caleya’”.
Bibl.: J. Subirá, Historia y Anecdotario del Teatro Real, Madrid, Plus-Ultra, 1949, pág. 692; A. Basso (dir.), Dizionario enciclopedico universale della Musica e dei Musicisti, Le biografie, vol. II, Torino, UTET, 1989, pág. 73; I. Martín de Sagarmínaga, Diccionario de cantantes líricos españoles, Madrid, Acento Editorial, 1997, pág. 93; J. Turina Gómez, Historia del Teatro Real, Madrid, Alianza, 1997, págs. 222 y 304.
Fernando Rodríguez de la Torre
