Belcove, Enrique. Erkelenz (Alemania), f. s. XV – León, IV.1559. Platero.
Enrique Belcove era natural de Erkelenz, la misma villa alemana en la que nació el famoso orfebre Enrique de Arfe, a quien le unió una relación de parentesco.
La primera noticia sobre su presencia en León data de 1525, fecha a partir de la cual aparece frecuentemente vinculado a los Arfe en escrituras de compraventa y en contratos. Debió de llegar a la ciudad en el mismo grupo familiar, hacia 1500 o poco después, llamado por el maestro Enrique para colaborar en su próspero taller.
En 1529 firmó un contrato con el platero conquense Francisco Becerril, por el que se comprometía a ayudarle a labrar la custodia de Villaescusa (Cuenca) y a realizar una parte de la custodia de la catedral de Cuenca. La responsabilidad que se le otorga en este acuerdo indica que ya era un platero formado y de prestigio reconocido, pero además su contacto con Becerril le permitiría asimilar plenamente las formas renacentistas que el conquense dominaba. Sus hijos, Leandro, también platero, Ana y María, entroncaron matrimonialmente con importantes familias de orfebres de Cuenca debido, probablemente, a las relaciones profesionales que Enrique Belcove había cultivado durante su estancia en la ciudad castellana.
En 1534 estaba de vuelta en León y en 1539 recibía el nombramiento de marcador de la ciudad, cargo que desempeñó hasta su muerte, acaecida veinte años más tarde. Durante ese tiempo, su actividad laboral y sus relaciones con el ambiente artístico leonés fueron intensas, como lo muestran las continuas noticias y los breves intervalos de tiempo con que se suceden los encargos de obras. En 1541 contrató con la iglesia de Nuestra Señora de Villalba de Guardo (Palencia) la hechura de un pie de cruz procesional, y con la iglesia de San Salvador de Velilla de los Oteros (León), una cruz “al uso romano”, igual a la que había realizado para el templo de la vecina localidad de Santa María de Nava.
En 1543 se comprometió a hacer un cáliz de plata para la parroquia de Villalfeide (León). Ese mismo año había acabado un incensario para San Isidoro de León.
Aunque no constan documentalmente otras piezas concretas, los trabajos de Enrique Belcove para el monasterio fueron constantes desde ese momento, hasta el punto de que, en diciembre de 1550, el cabildo isidoriano decidió formalizar su situación laboral y le adjudicó un salario fijo de dos ducados anuales.
Entre las obras que se le pueden atribuir por cronología y estilo figuran los relicarios de Santo Martino y San Juan Bautista, así como una cruz procesional de la iglesia de San Isidoro, que muestran la influencia del estilo de Becerril. También es posible ver su mano en las cruces de Garfín y Marne (León), cuyas imágenes de ascendencia flamenca indican una cronología más temprana, en la que prevalece la huella de Enrique de Arfe.
Además de sus cargos de contraste de la ciudad y de platero de San Isidoro, en algún momento desempeñó el papel de platero de la iglesia mayor; así, el 24 de abril de 1559, el cabildo otorgó 500 maravedíes para su sepultura, por haber servido a la catedral, ya que murió pobre. La consideración social de la que gozó este orfebre, que ocupó los cargos más importantes a los que podía aspirar en su oficio, su relación con Enrique y Antonio de Arfe, Francisco Becerril, Guillén Doncel, Cristóbal de Colmenares, Juan de Carrancejas y otros conocidos plateros, escultores y pintores, así como el gran número y la calidad de las obras que labró, hacen que resulte incomprensible la situación de indigencia a la que llegó al final de su vida.
Obras de ~: Pie de cruz procesional, iglesia de Nuestra Señora de Villalba de Guardo (Palencia), 1541; cruz, iglesia de San Salvador de Velilla de los Oteros (León), 1541; cáliz, parroquia de Villalfeide (León), 1543; incensario, San Isidoro de León, 1543; relicarios de Santo Martino y San Juan Bautista, San Isidoro, s. f.; cruz procesional, iglesia de San Isidoro, s. f.
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María Victoria Herráez Ortega