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Baltasar de los Cobos y Luna Mendoza Zúñiga y Manrique

Biografía

Cobos y Luna Mendoza Zúñiga y Manrique, Baltasar de los. Marqués de Camarasa (V). ?, m. s. xvii – 6.XI.1715. Virrey de Aragón.

Descendiente en línea directa de don Lope, primer conde de Luna en 1348, el apellido Cobo, Cobos y de los Cobos corresponde a modalidades distintas de una misma raíz, cuyas ramas se extendieron principalmente por Andalucía, Valencia, Aragón y ambas Castillas.

Baltasar fue hijo de Manuel de los Cobos e Isabel Portocarrero, disfrutó de los títulos de conde de Castro y Ricla, siendo además el quinto marqués de Camarasa. Todos estos aspectos de índole genealógica se encuentran bien tratados en el árbol genealógico de la casa y condado de Ricla.

Ocupó el virreinato aragonés en dos ocasiones, entre 1692 y 1693 y entre 1697 y 1704. La institución del virreinato en Aragón pasó por distintas vicisitudes durante dicha década, puesto que dirigieron esta alta magistratura sucesivamente cuatro virreyes: Baltasar de los Cobos durante los primeros seis meses de 1693; Juan Manuel Fernández Pacheco, hasta finales de año; Antonio Ibáñez de la Riva, entre 1694 y 1696, y Domingo Judice, en 1697, momento en que fue elegido, por segunda vez, Baltasar de los Cobos. En consecuencia, no es difícil encontrar algunas incorrecciones en los años de sucesión y gobierno de estos virreyes.

Sus años de virrey en Aragón, durante la década de 1690 y hasta 1704, coincidieron con una nueva ofensiva francesa en Cataluña, constatada desde el otoño de 1693. Una vez alcanzadas las fortalezas de Rosas y Bellegarda, los franceses demolieron las de Puigcerdá, Camprodón, La Seo de Urgel y Sort, preparando la conquista de Rosas, en 1693, y de Gerona, en 1694.

Barcelona y Vich caían ambas en 1697, lo que obligó a precaver la defensa aragonesa, fundamentalmente en el condado de Ribagorza, ante el temor de una nueva invasión aragonesa. La paz de Ryswick, firmada el 20 de septiembre de 1697, puso fin al conflicto francoespañol y a la intervención del Tercio de Aragón en Cataluña aunque oficialmente fuese disuelto en 1698, conforme a lo acordado por las Cortes de Aragón dos décadas antes. Luis XIV y el emperador Leopoldo I utilizaron la tregua de Ryswick para consolidar sus posiciones y mover sus peones en el tablero europeo de finales del siglo xvii.

En el aspecto político, los numerosos conflictos mantenidos durante el siglo xvii entre España y Francia, sobre todo desde 1635, activaron distintas medidas de embargo y restricción hacia los habitantes del segundo país citado. Durante el virreinato de Baltasar de los Cobos se publicó la Real Orden de 1693 por la que se debía poner en presidio a los franceses vagabundos o desterrarlos a su lugar de origen. Una medida de represalia similar a las aplicadas contra la comunidad gala en 1635, 1667, 1673 y 1684.

La muerte de Carlos II planteó el problema de la sucesión y acarreó un nuevo conflicto dinástico.

Existe una corriente historiográfica que considera que, de haberse mantenido Baltasar de los Cobos y Luna en el virreinato aragonés, el reino de Aragón no se hubiera inclinado a favor del archiduque Carlos de Austria, dada la fidelidad al testamento por parte de Baltasar de los Cobos quien se corresponsabilizó de la decisión tomada por el último de los Austrias. Con respecto a Aragón, la aceptación de la nueva dinastía quedó sellada con el juramento de los fueros por parte de Felipe V el 17 de septiembre de 1701, en la metropolitana de La Seo de Zaragoza.

Sin embargo, no es menos cierto que en el reino habían quedado larvadas algunas cuestiones, como los conflictos sociales entre aristocracia, baja nobleza y burguesía, en disputa por el poder municipal y la apertura de unas Cortes en 1702 —donde se producía la prorrogación de los fueros temporales hasta las siguientes Cortes— que habían extendido la sospecha sobre las nuevas formas de concebir la administración de un reino que se seguía mostrando más proclive a la gobernación bajo sus antiguos fueros y privilegios.

A diferencia de lo sucedido en Cataluña y Valencia, donde los partidarios del archiduque Carlos fueron mayoritarios, en Aragón los dos bandos estuvieron algo más repartidos. La causa borbónica estuvo respaldada por Baltasar de los Cobos, conde de Castro y Ricla, por parte de la nobleza titulada (conde de Albatera, conde de Guara, conde de Atarés, conde de Bureta, conde de San Clemente, conde de las Cobatillas, marqués de Lierta, marqués de Tosos, etc.) y la alta clerecía —entre ellos el arzobispo de Zaragoza— y en algunas ciudades, como Jaca, Tarazona y Borja. En el Bajo Aragón, muy vinculadas con el arzobispo de Zaragoza, encontró el respaldo de las poblaciones de Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Alloza, Ariño, Híjar y Urrea. Mientras, el archiduque Carlos contaba con el apoyo de parte de la nobleza —entre ellos la casa de Sástago y el marqués de Coscojuela— algunos significados obispos de la Iglesia —como los de Huesca y Albarracín— el bajo clero y las comunidades de Teruel, Daroca y Calatayud.

Baltasar de los Cobos fue el último virrey nombrado por Carlos II y confirmado por Felipe V en 1701 para el trienio siguiente, pero en 1704 fue sustituido en el virreinato por Antonio Ibáñez de la Riva Herrera, arzobispo de Zaragoza, quien fue elevado al cargo de inquisidor general de España por Felipe V. Las informaciones sobre los últimos años de su vida no aclaran si se mantuvo activo en la vida política o si, por el contrario, la abandonó hasta su fallecimiento el 6 de noviembre de 1715.

 

Bibl.: T. F. Lezaún y Tornos, Apuntaciones históricas [Manuscrito]: contiene las cosas más particulares que se hallan en los Registros de Actas comunes de los diputados del Reino de Aragón, desde el año de 1469, en que empiezan dichos registros, hasta el de 1707, en que se extinguió dicho Consistorio [1701] (en Biblioteca Nacional de España, Mss. 9823; transcr. literal del ms., s. l., J. L. Muñoz de Laborde, 1999); I. Asso, Historia de la economía política de Aragón, pról. e índices de J. M. Casas Torres, Zaragoza, 1798 [Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Zaragoza, 1947]; G. Borras Gualis, La Guerra de Sucesión en Zaragoza, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1973; J. Dormer, Discursos Histórico-políticos, sobre lo que se ofrece tratar en la Junta de los Ilustrísimos Quatro Braços del Reyno de Aragon, de los Eclesiásticos, Nobles, Caballeros, e Hidalgos, y de las Universidades, que el Rey nuestro Señor Don Carlos Segundo ha mandado congregar este año de 1684 en la ciudad de Zaragoça, conforme lo dispuesto por su Majestad en las Cortes de 1678, ed. facs., con intr. y notas de E. Jarque y José A. Salas, Zaragoza, 1989; P. Savall Dronda y S. Penen y Debesa, Fueros, Observancias y Actos de Corte del Reino de Aragón, ed. facs., Zaragoza, El Justicia de Aragón, 1991, 3 vols.; A. Domínguez Ortiz, Los extranjeros en la vida española durante el siglo xvii y otros artículos, Sevilla, Diputación, 1996; A. Espino López, “El servicio de armas aragonés durante el reinado de Carlos II: la defensa de Cataluña, 1665-1697”, en Revista de Historia Jerónimo Zurita (Salamanca), n.º 72 (1997), págs. 7-27; P. Sanz Camañes, Política, Hacienda y Milicia en el Aragón de los Últimos Austrias, entre 1640 y 1680, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1997; E. Solano Camón y P. Sanz Camañes, “La contribución de Aragón en las empresas militares al servicio de los Austrias”, en Studia Histórica. Historia Moderna (Salamanca), vol. XVIII (1998), págs. 237-264; Ch. Storss, “La pervivencia de la monarquía española bajo el reinado de Carlos II (1665-1700)”, en Noves perspectives de la història de la guerra, en Manuscrits. Revista d’Història Moderna, 21, monogr. (2003), págs. 39-61.

 

Porfirio Sanz Camañes