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Juan Fernández Zapata

Biografía

Fernández Zapata, Juan. San Pedro Manrique (Soria), 24.III.1663 – Aniago (Valladolid), 12.X.1729. Capellán de honor, obispo de Mallorca en 1722 y obispo de León en 1728.

Era hijo de Gaspar Fernández Zapata, natural de Cervera del Río Alhama, y de María Malo, oriunda de la villa de San Pedro Manrique. De familia hidalga, varios de cuyos miembros ejercieron cargos en los que se exigía nobleza y limpieza de sangre. Clemente de Egea, hermano de Catalina de Egea, la abuela paterna, fue familiar del Santo Oficio, lo mismo que Juan de Egea, hijo del anterior. La familia de los Fernández, según declaran varios documentos familiares, “ha gozado y goza fama en esta villa —San Pedro Manrique— de hijosdalgos”. Juan Fernández, el abuelo paterno, fue dos veces alcalde de hijosdalgo en la villa, y Gaspar Fernández, el padre, fue teniente de corregidor de la villa durante muchos años y trataba de “pariente” a Lucas de Barrionuevo, una de las doce familias más notariales de Soria. Juan Malo, su abuelo materno, fue alférez y familiar del Santo Oficio y Antonio Fernández, hermano de la abuela materna, fue también comisario del Santo Oficio.

Estudió en las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares, y ocupó el curato de la iglesia mayor de Soria. Fue juez eclesiástico en esta misma ciudad, así como fiscal mayor del Consejo de la Mesta. En enero de 1685 solicitó ser examinado de bachiller y licenciado en Cánones en el colegio de San Antonio Portacelli y obtuvo el título de bachiller ese mismo día y el de licenciado el día siguiente, después de ser examinado en la capilla de la Paz del claustro del citado colegio de San Antonio Portacelli.

El 18 de enero de 1696 fue nombrado relator del Consejo de Inquisición, y se encargó de organizar el archivo de la Suprema por comisión del inquisidor general. El 29 de octubre de 1705 fue nombrado inquisidor de la Inquisición de Galicia, pero posteriormente, en agosto de 1706, fue llamado por el inquisidor general a Burgos. Hombre de ideario felipista, en septiembre de 1707 se le nombró oidor de la Chancillería de Valladolid y, en 1721, propuesto en primer lugar por la Cámara de Castilla, para el obispado de Mallorca. Tomó posesión del cargo el 1 de junio de 1722, si bien no personalmente, sino a través de poderes concedidos para posesionarse de la mitra a Antonio Dezcallar y Domingo Sureda. Toda la ciudad de Mallorca y sus representantes fueron hasta el puerto a darle la bienvenida, pero el obispo no devolvió las visitas en el tiempo y forma acostumbrados, lo que desde el principio creó malestar y cierto enfrentamiento entre el obispado y la ciudad. En represalia, muchas de las autoridades no asistieron a su entrada solemne, celebrada el 8 de noviembre de ese mismo año. El 10 de enero de 1723 abrió oficialmente la visita pastoral a toda la diócesis, comenzando por la catedral, acto que fue presidido por el padre Juan Bautista Pujol, de la Compañía de Jesús y rector del colegio de San Martín.

Fernández Zapata gozaba fama de ser caritativo, pues visitaba personalmente a pobres y enfermos, así como de tener un carácter devoto y melancólico, aunque excesivamente rígido en ciertas convicciones.

Pagaba de su mano una gran cantidad de espías que, repartidos entre todos los estamentos y sectores de la ciudad, le informaban puntualmente de las costumbres —especialmente en cuestiones de moral sexual— de todos los habitantes, tanto civiles como eclesiásticos, lo que no contribuyó a relajar las tensiones creadas anteriormente. En cierta ocasión pretendió abrir una casa de retiro para todas las mujeres sobre las que hubiera sospecha de conducta descarriada, idea a la que se opuso la cuidad entera. En su visita a la parroquia de Alcudia pretendió que se dispararan las salvas de honor por la artillería para saludarle, a lo que la Audiencia de Mallorca se negó. Reaccionó excomulgando a varios de los ministros de la Audiencia.

Sus enfrentamientos directos con diferentes sectores de la vida mallorquina llevaron a que desde diferentes instancias —por un lado, el capitán general del reino de Mallorca, Patricio Laulés, así como el propio cabido de la catedral— se escribiera al Rey notificándole estos desafueros. Informado el confesor real, padre Clarke, de dichos conflictos, en 1728 propuso al Monarca su nombramiento, como candidato único, a pesar de no figurar en la terna de la Cámara de Castilla, para el obispado de León, argumentando su “celo, su quebrantada salud y su situación conflictiva con el cabildo de Mallorca”. El 19 de abril de 1729 embarcó en un navío inglés para su nuevo destino, pero pasando previamente por la Corte. En su camino a León visitó la villa de Aniago, donde una repentina y fulminante enfermedad acabó con su vida en octubre de ese mismo año. A pesar de su calidad de obispo, el cadáver no fue conducido ni a León ni a Madrid, sino enterrado en un convento de cartujos cercano a la citada villa.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Inquisición, libs. 402, 411 y 414; Universidades, lib. 1265, fols. 155- 155v.; Archivo General de Palacio, exps. personales, caja 7815/8; Libros Registro, lib. 6151.

A. Furió, Episcopologio de la Santa Iglesia de Mallorca, Palma de Mallorca, Juan Guasp, 1852; L. Ruiz Hidalgo, “Obispos españoles”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, suplemento, Madrid, Centro Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1987, pág. 534.

 

Juan Carlos Saavedra Zapater