Gallego Abad, Abilio. Bárcena de Campos (Palencia), 22.II.1895 – Tungkin (China), 22.VIII.1933. Agustino (OSA), misionero en China.
Hijo de Eustasio y Felipa, de oficio labradores y de arraigada fe cristiana, que desde la infancia transmitieron a sus cuatro vástagos.
Iniciado en los estudios de Latín y Humanidades, cuando cursaba el cuarto año ingresó en el noviciado agustiniano de Valladolid el día 16 de noviembre de 1911, consagrándose definitivamente con la profesión solemne en el mismo real colegio seminario el 29 de noviembre de 1915. Su ordenación presbiteral tuvo lugar en el monasterio de Santa María de La Vid (Burgos) el 20 de junio de 1920. Una novena de años de formación espiritual y humana en los que dejó patente su deseo de ser misionero en el Imperio Celeste, por lo cual sus hermanos de hábito le apodaron El Chino.
Tal ardor evangélico no pasó desapercibido a sus superiores, que lo destinaron a las misiones del Oriente.
A la antigua Catay llegó en marzo de 1921 y sus primeros esfuerzos se destinaron al estudio del idioma mandarín en la ciudad de Changteh bajo la guía del padre Vicente Avedillo. En noviembre del mismo año pasó a Huayung como compañero del padre Basiliano Montes. Avezado en el arte de misionar por aquellas estaciones perdidas entre montañas y arrozales, se ganó el título de misionero propio de Wangchiachang (1922-1923), Shemen (1923-1925), Sesueitien (1925-1926) y Ganfu (1926). En todas estas misiones fueron de dominio público su pobreza y humildad, que le merecieron el místico apodo de El Pobre, pues una panoja de maíz y un puñado de arroz bastaban para su dieta cotidiana.
En Ganfú le sorprendió el ataque, saqueo e incendio de la residencia e iglesia y tuvo que huir a Hankow.
La troje soleada de sus feligresías corría peligro de no sazonar. A pesar de las amenazas y de los peligros de los boxers revolucionarios, siguió firme en su puesto cual soñador, porque en su alma de apóstol y poeta se fundieron celo evangélico, sensibilidad artística, acuidad ingeniosa y dulzura de carácter.
Fue músico y poeta, orador y catequista, mecánico y jardinero, director de orquesta y animador de escena, místico y prosista, dibujante y pintor. Su sensibilidad artística al servicio de la misión quedó plasmada en algunos dramas en chino, pues percibió el teatro como un medio de catequesis para atraer la curiosidad de los orientales, cosechando excelentes resultados. Su producción literaria, a veces oculta tras los seudónimos de Ga-Ximm y Yang Sen Fú, la encontramos en las revistas Archivo Agustiniano, Ecos del Apostolado, Vergel Agustiniano y Ecos del Tungting.
En 1933 presidía la comunidad cristiana de Hwajung. El 15 de agosto celebró la solemnidad de la Asunción ante una concurrencia de cerca de doscientos cincuenta cristianos. A la semana siguiente, acompañado del catequista Andrés Chang y del fámulo Carlos, se puso en camino hacia Yochow para celebrar la festividad de san Agustín con los misioneros de la prefectura. Subieron a un barcón de vela, que en su singladura fue abordado por unos bandidos. Desvalijaron a los navegantes, y al misionero español y a otras siete personas les maniataron y los secuestraron.
Cuatro salvaron sus vidas, siendo uno de ellos el joven Carlos, por cuyo testimonio sabemos que al agustino lo sacaron de la barca y, arrodillado, con un cuchillo corto y agudo le cercenaron la vida, pues un tercer tajo dado en la garganta y en sentido vertical le interesó el corazón. Las gestiones consulares consiguieron que una centuria de soldados recuperasen su cuerpo, que llegó a Yochow el día 25. Al día siguiente se le rindieron todas las honras fúnebres en la iglesia.
El duelo se despidió en el puerto, pues de allí zarpó un vapor que condujo sus restos mortales y los del catequista Andrés Chang a Yalan, lugar de su depósito para canjear sus talentos por la vida eterna.
El 30 de noviembre de 2004 tuvo lugar en la capilla del palacio episcopal de Palencia la clausura del proceso informativo diocesano sobre la fama de santidad de los siervos de Dios Abilio Gallego y Andrés Chang, documentación procesal que pasó a la Congregación Romana para las Causas de los Santos.
Obras de ~: Seng ko. Cantica sacra collecta et ad usum sinensium accommodata, [Changteh], 1927; Hojas de mi diario.
Entre amarillos rojos, Hankow, 1928.
Bibl.: Archivo Agustiniano, 40 (1933), págs. 287-288, 391-394 y 463-468; A. González Vega, P. Abilio Gallego, O.S.A, Misionero en China (1895-1933) (=ejemplares de Vida Sobrenatural), Salamanca, Fides, 1935; Analecta Augustiniana, 15 (1937-1939), págs. 37-39; A. Cerezal, El Mártir del Tungting. Vida y martirio del Misionero Agustino P. Abilio Gallego Abad, Valladolid, Imprenta Católica, 1939; T. Aparicio, Abilio Gallego Abad (1895-1933). Juventud perenne, amor casto, poesía, corazón, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1961; M. Merino, Agustinos evangelizadores de Filipinas (1565-1965), Madrid, Ediciones Archivo Agustiniano, 1965, pág. 361; A. Manrique, “Gallego, Abilio”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 969; Archivo Agustiniano, 64 (1980), págs. 259-326; J. Pirotte, “Gallego, Abilio”, en R. Aubert (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclesiastique, XIX, Paris, Letouzey et Ané, 1981, col. 824; I. Rodríguez y J. Álvarez, Labor científicoliteraria de los agustinos españoles (1913-1990), t. I, Valladolid, Estudio Agustiniano, 1992, págs. 210-212; J. Villegas, “Abilio Gallego Abad (1895-1933)”, en La seducción de Dios. Perfiles de hagiografía agustiniana, Roma, Publicaciones Agustinianas, 2001, págs. 277-278.
Jesús Álvarez Fernández, OSA