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Pedro Gales y Reiner

Biografía

Galés y Reiner, Pedro. Uldecona (Tarragona), 1537 – Zaragoza, 1595. Humanista y controversista protestante.

Apenas se sabe nada sobre los antecedentes familiares y la juventud de este andariego y cosmopolita humanista catalán y notorio heterodoxo. La principal fuente de información son los registros del Tribunal Inquisitorial de Zaragoza, donde se vio su causa.

Igualmente, para la fase posterior de su vida, se cuenta tan sólo con fuentes y testimonios de coetáneos tales como Isaac Casaubon, Jacques Cujas o Antonio Agustín, este último arzobispo de Tarragona, reunidas por sus biógrafos E. Boehmer y A. Morel-Fatio (1902), dado que la totalidad de la obra y escritos de Galés se dan hoy por perdidos.

Formado en Humanidades y Filosofía con el valenciano Pedro Juan Nunyes a partir de 1554, parece que sus lecturas le indujeron a abrazar la fe reformada antes de abandonar en 1563 la Península con destino a Italia y Francia, países que recorrió y en los que, así como en Suiza, residió largo tiempo. En ellos, amplió sus conocimientos de Filosofía, estudió Leyes y se hizo muy versado en Hebreo, Griego y Latín, al tiempo que se interesaba por el estudio de la Biblia y la Teología calvinista. Se ganaba la vida dando clases y como traductor, y se relacionó con varios de los principales humanistas de su tiempo, haciéndose una reputación por su saber, por su generosidad intelectual y por su talante amable y cordial. Detenido en Roma por la Inquisición en razón de sus opiniones protestantes, perdió un ojo por causa de la tortura a que fue sometido durante los interrogatorios, la cual no cesó hasta obtener su retractación, siendo después reconciliado y puesto en libertad.

De regreso en Cataluña, permaneció en Barcelona todo el año 1581 para emigrar de nuevo. Tras sendas estancias en Marsella y Padua, se instaló en Ginebra, a cuya congregación calvinista de habla italiana se adhirió, y en cuyo seno contrajo matrimonio con Lavinia, natural de Vicenza, con la cual tuvo dos hijas. Allí permaneció unos años, en que ejerció como profesor de Filosofía en la Academia que fundase Juan Calvino.

En 1587 reaparece en Nimes, en cuyo centro protestante de estudios fue profesor, marchando en el siguiente año a Orange, donde asumió iguales funciones en el trienio 1589-1591, y lo mismo en Castres entre 1591 y 1593.

Prosiguiendo su labor como maestro itinerante, en el verano de ese último año emprendió viaje a Burdeos acompañado de su familia y de su discípulo Jaime Ferriés, llamado por el consistorio calvinista de esta ciudad. A su paso por Marmanda fue reconocido como protestante notorio, arrestado y entregado a los agentes de la Inquisición española, los cuales no sin algunas dificultades lograron llevarle a Zaragoza y confinarle en las cárceles secretas del Tribunal Inquisitorial de esta ciudad. Durante el proceso se mostró firme en sus convicciones por considerarlas acordes con el Evangelio y con las creencias y prácticas de la Iglesia primitiva, con grave riesgo de su vida. Todo ello pese a haber enseñado siempre que el martirio por la fe es un sacrificio estéril, desautorizando, por tanto, la conocida opinión de Tertuliano de que la sangre de los mártires es semillero de nuevas conversiones, y aconsejando la simulación e incluso abjuración aparente para asegurar la propia supervivencia, comportamiento del cual había dado ejemplo durante su permanencia en países católicos hasta el punto de ser invocado hoy como paradigma de criptoprotestantismo, y por W. Thomas (Thomas, 2001: 386) como “el mejor ejemplo de nicodemismo protestante en España”.

Prematuramente envejecido y agotado por los padecimientos sufridos, y considerado hereje contumaz, se salvó de la hoguera por haber fallecido de enfermedad en prisión a comienzos de 1595, lo que no impidió que se le incluyera en el auto de fe celebrado en Zaragoza el 17 de abril del expresado año, siendo sus restos exhumados y quemados. Lavinia, su esposa, no siguió tan trágico destino; antes al contrario permaneció en libertad, pero los denodados esfuerzos que desplegó para salvar la vida de su marido resultaron inútiles, como tampoco pudo rescatar los libros y escritos de éste, que, confiscados, se perdieron.

La viuda y las dos hijas de Galés hallaron refugio y protección en el humanista I. Casaubon, amigo, admirador y correligionario del catalán, en cuya casa las acogió.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, secc. Inquisición, leg. 989: Actas del Auto de fe de Zaragoza, 17 de abril de 1595.

E. Boehmer, Bibliotheca Wiffeniana. Spanish reformers of two centuries from 1520; their lives and writings, according to the late Benjamin B. Wiffen’s plan and with the use of his materials, Strasburg- London, K. Trübner, 1874-1904, 3 vols.; E. Boehmer y A. Morel-Fatio, L’humaniste heterodoxe catalan Pedro Galès, Paris, 1902; M. Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, vol. II, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1956, 2 vols.; VV. AA., Ginebra e l’Italia, Firenze, 1959; J. Ventura, Els heretges catalans, Barcelona, Editorial Selecta, 1963; M. Bataillon, Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo xvi, trad. de A. Alatorre, México, Fondo de Cultura Económica, 1966 (2.ª ed.); J. González Pastor, El Protestantisme a Catalunya, Barcelona, Bruguera, 1969; P. Chaunu (ed.), L’Aventure de la Réforme. Le monde de Jean Calvin, Paris, Editions Complexes, 1986; D. Crouzet, La génese de la Reforme française, Paris, SEDES, 1996; J. C. Nieto, El Renacimiento y la otra España..., Genève, Librairie Droz, 1997; W. Thomas, Los protestantes y la Inquisición en España en tiempos de la Reforma y la Contrarreforma, Leuven, University Press, 2001.

 

Juan Bautista Vilar Ramírez

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