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Beato Jacinto Orfanell

Biografía

Orfanell Prades, Pedro. Jacinto. La Jana (Castellón), 8.XI.1578 – Nagasaki (Japón), 10.IX.1622. Misionero dominico (OP), mártir, beato.

A los dieciséis años ingresó en el dominicano Convento de Santa Catalina, de Barcelona, donde profesó el 2 de marzo del 1601, y tomó el nombre de Jacinto. Continuó sus estudios en el Convento de Tortosa y fue ordenado sacerdote en Valladolid. Su modestia externa y piedad personal, su cordialidad y paciencia fueron tan grandes que no pudieron pasar desapercibidas a sus contemporáneos. Destinado a Filipinas en 1603, llegó a Manila en 1607 después de una estancia en México. Poco más tarde fue enviado a las misiones de Japón, concretamente a Kyodomari (Kagosima), donde se distinguió por el fervor y entusiasmo con que ejercía su ministerio sacerdotal en medio de la persecución que imperaba. Desterrado de este Reino, se dirigió al de Hizen (Figen) Saga, donde continuó su ministerio que se extendió hacia Arima, Higo (Kumamoto) y Bungo (Oita).

A pesar de las privaciones y molestias de la persecución, fue incansable en la administración de sacramentos, instrucción y fortalecimiento de la fe de los cristianos hasta que en 1614 se publicó un decreto que expulsaba del Imperio a todos los misioneros, que fueron obligados a abandonar Nagasaki; pero un grupo, entre los que se contaba también Orfanell Prades, logró burlar la vigilancia de los guardianes y continuar en el país recorriendo como misioneros itinerantes diversas regiones de Japón al servicio de aquella cristiandad perseguida, reconciliaron a muchos a quienes el temor había hecho apostatar y fortalecieron a los restantes con los ejercicios de los miembros de la cofradía del Rosario. Las discordias civiles permitieron a los misioneros aprovechar la relativa paz que gozaban para afianzar la fe en la comunidad de cristianos. Visitó Omura y Koga desde 1618 a 1620, y se dio además a escribir una historia de la persecución religiosa en Japón. Recrudecida la persecución fue apresado en Nagasaki en el 1621 y conducido a la terrible cárcel de Omura, junto con otros misioneros. A pesar del trato inhumano que recibían y de las enormes incomodidades, no cesaba de dar gracias a Dios, con semblante alegre, y ejercer su función sacerdotal todo lo que permitían circunstancias tan adversas. El 10 de septiembre de 1622 fue trasladado, junto con otros, a Nagasaki para ser ejecutados. La mayoría fueron degollados, pero unos cuantos fueron condenados a morir a fuego lento. Orfanell Prades fue de los segundos, y el sacrificio se consumó ante miles de cristianos. A Orfanell se le oía pronunciar los nombres de Jesús y María en medio de aquella espantosa agonía que duró más de doce horas. Fue beatificado por Pío IX el 7 de julio de 1867. La Orden de Predicadores celebra su memoria el 10 de septiembre, junto con los demás compañeros mártires en Japón.

 

Obras de ~: “Relación de cosas sucedidas en esta persecución de Japón”, en D. Collado, Historia Eclesiástica de los sucesos de la Cristiandad de Japón, Madrid, 1633; Cartas y Relaciones, ed. lit. de J. Delgado García y M. González Pola, Madrid, Instituto Pontificio de Filosofía y Teología Santo Tomás, 1989.

 

Bibl.: J. Gargallo Valls, La Jana. I Centenario de la Beatificación de Jacinto Orfanell, Castellón, Imprenta Mialfo, 1967; J. M. González, “Orfanell, Jacinto, OP”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 1835; J. Doménech Besalduch, A sombra de tejados. Jacinto Orfanell, misionero y mártir [Barcelona], F. J. Curiel, 1989; H. Ocio y E. Neira, Misioneros Dominicos en el Extremo Oriente. 1587-1835, Manila, Misioneros Dominicos del Rosario, 2000, pág. 94; V. Forcada Comins, Beato Jacinto Orfanell Prades, misionero y mártir, Valencia, Curia Provincial, 2002.

 

Alfonso Esponera Cerdán, OP