Vázquez, Marsilio. Toledo, c. 1559 – Florencia (Italia), 1611. Monje cisterciense (OCist.), filósofo y teólogo.
Como casi siempre, es el P. Muñiz el que nos ofrece algunos datos de este monje cisterciense de
Sabemos, por otra parte, que profesó en el monasterio de Tre Fontane, entonces, a las afueras de Roma. Ejerció como doctor teólogo en las academias de Florencia y Ferrara, y luego aparece como teólogo de cámara de Fernando I, gran duque de Toscana (y no Florencia, como dice Muñiz), y, además, como asesor del arzobispo de Florencia; figura también como abad del Monasterio de Santa Lucía, en la diócesis florentina.
Fernando I (1549-1609), gran duque de Toscana (1597-1609) abandonó la púrpura cardenalicia y construyó el puerto de Livorno, e inició una política independiente, fundada en la entente con Francia. Sabemos que estuvo en Toledo, y muy probablemente conoció allí al P. Vázquez, que por los años de 1594/95 enseñaba Filosofía Aristotélica en Alcalá. Por entonces, tanto en Alcalá como en Salamanca se trataba de recuperar la enseñanza del peripatético doctor, y fueron muchos los que se dedicaron a glosar y traducir sus obras: Ginés de Sepúlveda, Rodrigo de Cueto, Pérez de Oliva, Ruiz de Montoya, Melchor de Castro, José de Herrera, Pedro Juan Núñez, Francisco Ruiz, Martínez de Brea, Baltañas, Páez de Castro, Monllor. Monzó, Francisco de Toledo. Y varios de ellos tenían frecuentes relaciones con Italia, concretamente con Florencia.
El P. Vázquez probablemente tenía ascendencia italiana, pues Marsilio no era un nombre muy corriente en
Nicolás Antonio llama a nuestro hombre “Teólogo de grande opinión entre los de su tiempo”, y según dice Muñiz escribió De auxiliis, “dedicado à Clemente VIII. en tiempo que en Roma se ventilaba esta implicadisima question”. La cuestión no era otra que la controversia teológica entre jesuitas y dominicos relativa a la gracia. La principal cuestión y la que dio su nombre a la disputa, se refería a los “auxilios” aportados por la gracia a la libertad humana, es decir, la reconciliación entre la eficacia de la gracia y la libertad humana. La controversia De auxiliis condujo a violentas explosiones de enojo, a intrigas, y a un furioso lenguaje que fue simplemente asombroso.
El papa pidió la opinión a una serie de comisiones y universidades (Alcalá, Salamanca, Sigüenza) y a varios obispos españoles (1594-1597). Las controversias se desarrollaron en Roma y otros lugares. A la muerte del cardenal Marducchi, el propio Clemente VIII reinició y presidió las sesiones de debate. La primera sesión tuvo lugar el 19 de marzo de 1602, presidida, como se ha dicho, por el propio papa y el cardenal Borgia (después Paulo V), asistiendo a ella los miembros de la antigua comisión y una serie de teólogos nombrados por el mismo pontífice. Fueron sesenta y ocho sesiones, que concluyeron en 1605. Es, pues, probable que nuestro monje estuviera allí, sin embargo, los historiadores del hecho no citan su aportación (A. Serry, Hist. controv. de auxiliis, Antwerpiae, 1709). Muñiz cita algunas de sus obras, dice que quedaron inéditas y que fueron muchas.
Obras de ~: Commentaria in Aristotelis Philophiam, (atrib.) s. l., s. f., 8 vols.; In Ethica Aristotelis Commentarium, (atrib.) s. l., s. f.; De auxiliis, (atrib.) s. l., s. f.
Bibl.: N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova sive Hispanorum..., Romae, ex officina Nicolai Angeli Tinassii, 1672, t. II, f. 88; R. Muñiz, Biblioteca Cisterciense Española, Burgos, Joseph de Navas, 1793, págs. 343-344.
Francisco Rafael de Pascual, OCist.