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Juan Falconi de Bustamante

Biografía

Falconi de Bustamante, Juan. Fiñana (Almería), 5.IV.1596 ant. – Madrid, 31.V.1638. Mercedario (OdeM), predicador, teólogo y místico.

Se sabe, con toda exactitud, el día de su bautismo —5 de abril de 1596—, pero no el día preciso del nacimiento.

Es de suponer que —dada la prontitud con que se bautizaba entonces— pudo haber nacido un par de días antes. En el mismo Proceso manuscrito de vida y virtudes se dice taxativamente: “En siete días de Abril de mil quinientos y noventa y seis años Baptizé Yo el licenciado Martín Fernández de la Puerta, Cura de esta iglesia [de Fiñana] a Juan, hijo de Juan Falconi y de su mujer doña María Bustamante. Fueron compadres san Juan Falconi de Santander, alcalde mayor de esta villa y Ana de Morales. Y por verdad, lo firmé de mi nombre, El Licenciado Puerta”. (Proceso, fol. 316). El padre —que se encontraba, al nacer Juan, en Fiñana, cesante de alcalde— era natural de Toledo, lo mismo que sus padres. La madre era de Guadalajara, de la familia noble de los Bustamante. Tenía una hermana, Isabel, que fue “una de las fundadoras de las monjas descalzas de Madrid”. El mercedario Rojas señala que “tres fueron los frutos de este matrimonio. Los tres fueron religiosos: Juan, mercedario; Isabel, trinitaria descalza, y María, bernarda”. Entró María, de mayor, bernarda en Ávila, en el convento de Santa Ana.

Juan era sumamente piadoso, ya desde niño. A sus tres años le visten el hábito de san Francisco, y a los cinco empieza a confesarse, probablemente en Almuñécar, pues su padre era entonces allí teniente corregidor.

Finalizado este oficio paterno, la familia se traslada a Granada, en torno a los seis años de Juan, y luego a Híjar. Hizo su primera comunión a los siete años, y siguió, desde entonces, comulgando muy a menudo.

Más tarde, ya teólogo, publicará una obra defendiendo “la comunión frecuente”, cosa infrecuente en aquella época. Estudia Juan, con un preceptor, Gramática y Latín. Desde Híjar es enviado a Granada, donde prosigue sus estudios, pensando en el ingreso venidero en la universidad. Reside en casa de unos familiares de su madre. Aquí tiene la oportunidad de tratar con el comendador de la Merced, el padre fray Pedro Medina —más tarde provincial—, a quien solicita el hábito de la Merced. El padre Medina “le da largas”. Hasta los quince años vive en Granada, donde estudia rudimentos de jurisprudencia. Es en ese momento cuando se traslada con toda la familia a Madrid. A sus quince años, Juan Falconi ingresa en la Merced de Madrid.

Fray Adarzo de Santander asiste a su toma de hábito, el día del domingo de Pasión del año 1611. Era provincial de Castilla, con residencia en el convento mismo de Madrid, sede curial, su tío el padre Jerónimo de Bustamante; y comendador el padre Isidro Balcázar.

La situación familiar es precaria; y, siendo Juan el único hijo varón, presionan para que abandone la vida mercedaria, sin lograrlo. Profesa el 14 de abril de 1612, según consta en el Libro de Profesiones. El padre Mateo de Villarroel —que había ganado cátedra en el convento mercedario de Burceña (Bilbao)—, logra llevar allí consigo a Falconi, recién profeso. Hace, pues, Lógica, Filosofía y Mística-Teología con Villarroel, en Burceña. Realiza tres cursos, desde septiembre de 1612 hasta julio de 1615. Luego oposita para ingresar en la Universidad de Salamanca, donde reside ya desde San Lucas de 1615. Allí cursa Teología y Biblia, con otros ilustres mercedarios, hasta el año 1619. En Salamanca, se ordena de Epístola de Diácono, según el padre Colombo. Es este mismo biógrafo quien afirma que se ordenó de presbítero de Segovia, sin que conste por otros documentos. Varios frailes afirman que a partir de su sacerdocio se produjo en Falconi un cambio profundo hacia una vida más ferviente, que iría siempre en aumento. En el convento de Segovia —adonde irá de lector Tirso, al venir de Santo Domingo— va Falconi como lector, y oposita y gana la cátedra de Teología. En diciembre de 1619 y enero de 1620, se documenta su estancia segoviana, coincidiendo con fray Gabriel Téllez (Archivo Histórico Nacional [AHN], Clero de Segovia, 13361). Desde Segovia, Falconi visita a su hermana Isabel, en estas fechas en Pedraza de la Sierra, casada.

Más tarde se divorcia, por declaración de matrimonio nulo. Ya se ha dicho que acaba siendo monja. El 12 de octubre de 1620 Falconi, sale para Valladolid en contra de lo que escribe el padre Serratosa, que pretende que no lo hace hasta el año 1623, lo cual es falso (AHN, Clero de Segovia, 13361). En Valladolid lee Teología, por lo menos hasta el 11 de septiembre de 1621, como investigó el padre E. Gómez. Y vuelve a Segovia el 13 de octubre de dicho año. Y allí continúa hasta el año siguiente de 1622. El 5 de octubre sale para Alcalá, por orden del general de la Orden, Gaspar Prieto, que le escribe que “no solamente le ponía allí para enseñar letras, sino para enseñar virtud”; y reside allí como lector varios años, hasta 1625, donde tuvo la oportunidad de convivir, en 1625, con Tirso de Molina, después del conocido dictamen de la “Junta de reformación”. San Cecilio afirma claramente que en “1625 caminé con el P. Gabriel Téllez desde Sevilla hasta Fuentes de Andalucía, donde yo era comendador”. Junto a su humildad brilló siempre en Falconi una gran claridad expositiva como profesor.

Fue de los veinticuatro presentados de número que tenía la Provincia de Castilla. En el Capítulo Provincial de 1623, de Burgos, “se le admiten a Falconi cuatro años de Lectura de Teología”. Y en el de Guadalajara, del año 1626, bajo la presidencia del maestro general, fray Gaspar Prieto, “a 30 de mayo se le propone para Presentado”. Tres años después en Toledo asiste como presentado. Vuelve a asistir al Capítulo de Guadalajara de 27 de noviembre de 1632, en el que es elegido provincial el padre Marcos Salmerón, y definidores fray Gabriel Téllez y Jerónimo Valderas. Al último Capítulo que asiste es al de Guadalajara del 7 de junio de 1636, por ser presentado de número.

Al acabar sus cursos en Alcalá, Falconi se traslada a Madrid, donde permaneció hasta su muerte. Se documenta ya el 5 de mayo de 1625. Viene del Perú el padre Pedro Urraca, con fama de religioso muy espiritual, que había abandonado Jadraque, su pueblo natal, siendo joven, y en Quito se hizo mercedario, y en Perú evangelizó varios años. Se encuentra en Madrid con el padre Falconi. Sin duda que debieron de tener muy sabrosas conversaciones, pues ambos estaban hechos de la misma madera. Urraca regresó a Lima en 1626. Y lleva a cabo una inmensa labor de apostolado, en el confesionario y en la dirección de conciencia: confiesa a la misma Reina en Palacio, y a multitud de monjas en sus diversos monasterios de la Corte, entre ellas a sor Marcela, la hija de Lope de Vega, trinitaria, que declara y firma en el Proceso conservado en el Archivo Curial de Madrid. Estudia intensamente, ora a altas horas de la noche. Parece que sólo dormía tres horas. Lleva una vida de asceta y de místico, dando lugar a que obre en él el Espíritu del Señor. Era estimado en la Corte por su estudio, sus obras espirituales editadas o manuscritas, y su virtud.

Rechazó dignidades que le propusieron: ser comendador, provincial, vicario general de las Indias, por ejemplo. Es cierto que era de salud frágil. Padecía de tuberculosis, aunque murió por “retención de orina durante 3 días”, que le envenenó. ¿Culpa? Sin pretenderlo su médico de la Cámara Real, el Dr. Matamoros, que le receta un “parche de opio en bajo vientre”, y paraliza el aparato urinario. Le acompañan en los últimos instantes los padres Adarzo, Francisco Gómez y Medrano, entre otros más. Falleció el lunes 31 de mayo de 1638, a las 3 de la mañana en el convento madrileño, llamado de Los Remedios, en realidad, Curia Provincia de Castilla, y Generalicia de toda la Orden, desde Felipe II. El entierro tuvo que demorarse, debido a la ingente multitud que quiso verle: 10.000 personas. Le dieron sepultura en tierra, al lado de la epístola, en la iglesia de la Merced, capilla de los Remedios, donde él solía celebrar misa. Hay un soneto hecho a su memoria, acaso de Arriola: “Quien contempla a Falconi muerto, ignora / que el difunto color de su desmayo / trasladó su carmín a mejor mayo, / ilustró su candor mejor Aurora. // Sus luces niega quien su nombre llora. / Menos murió en la muerte que en su ensayo, / que al fin la muerte le sirvió de ayo: / muerto por puntos sin llegar la hora. // El Mercedario, redentor, difunto / —dilatada su vida en breve suma— / libertó su cautivo entendimiento. // Cisne al morir, cantando el contrapunto / con nuevas alas de su antigua pluma, / si ya no Fénix, del residuo aliento”.

 

Obras de ~: Cartilla para saber leer en Cristo, Madrid, 1636 (2.ª ed., Anvers, 1637; 3.ª ed., Barcelona, 1637); Sacro monumento, Cartilla segunda para leer en Cristo sueltamente, Zaragoza, Hospital Real i General de Nuestra Señora de Gracia, 1651; Cartilla para saber leer en Cristo, libro de vida eterna. Y para que los principiantes aprendan fácil, y brevemente a tener oración [...], Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1656; Cartilla segunda para leer en Cristo sueltamente, 2.ª ed. de la de Zaragoza, 1651, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1656; La Vida de Dios Incomprehensible y divina. Su infinita perfección, y ocupaciones de su omnipotencia, Madrid, Diego D. de la Carrera, 1656; Carta que escribió el M.R.P. Presentado Fray Juan Falconi del Orden de Nuestra Señora de la Merced a una hija suya de confesión que le comunicó su espíritu, Madrid, Herederos de Parra, 1657; Obras espirituales del venerable padre [...], Valencia, Bernardo Nogués, 1660; Alfabeto per saper leggere in Cristo [...] (trad. del esp. al italiano de R. P. F. Giuseppe da Melandogno, Leche, 1660); El Pan Nuestro de cada día, esto es el SS. Sacramento del Altar [...], Madrid, Diego Díaz, Año de 1661; Les Oeuvres Spirituelles du [...] Père Jean Falconi [...] Traduit en langue française, avec l’abregé de la vie admirable du même auteur, Aix, J. B. et E. Rozaw, 1661; El Pan nuestro de cada día [...], Roma, 1661; Obras espirituales, Roma, 1661; Obras espirituales del V. P. Presentado [...], Valencia, Jerónimo de Villagrasa, impresor de la ciudad, en la calle de las Barcas, 1662; Notre Pain quotidien [...] par le Père Jean Falconi [...], traduit [...], Rennes, P. Coupart, 1663 (existen otras 55 ediciones, algunas nuevas, otras versiones al francés y al italiano, prueba del gran éxito que pronto tuvo su obra espiritual).

 

Bibl.: F. Boil, Epicedio a la inmortal urna, al túmulo honorario del venerable Padre Presentado Fray Juan Falconi..., Madrid, Francisco Martínez, 1638; C. C. S uárez, Aclamación sepulcral a la exemplar vida del venerable P. Presentado Fray Juan Falconi..., Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1639; G. T éllez (Tirso de Molina), Historia General de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, 1639, ms. en la Real Academia de la Historia, fols. 442v.-443r. (ed. de M. Penedo, vol. II, Madrid, 1974); VV. AA., Proceso, manuscrito original de 1075 fols., Madrid, 1640; C. D elgadillo, Tratatus de venerabili [...] Eucharistiae Misterio..., Compluti, 1660; J. de Rojas, “Informaciones de la vida, fama y opinión de santidad del siervo de Dios Fray Juan Falconi”, en El Candelero del Templo, Madrid, Andrés García de la Iglesia, 1674; A. A rbiol, Desengaños místicos, Madrid, Imprenta de Benito Cano, 1789; J. A . Garí y Siumell, “Venerable Padre Fray Juan Falconi”, en Biblioteca Mercedaria, Barcelona, Imprenta de los Herederos de la Viuda Pla, 1875; E. S ilva de Castro, “Sobre la doctrina de la comunión frecuente en la Orden de la Merced”, en VV. AA., Dictionnaire de Théologie Catholique, parte 2.ª, Paris, Letouzey et Ané, 1903- 1950, cols. 2005-2017; E. Cuet, A propos d’une traduction de Notre Pain quotidienne, Bruxelles, 1906; J. Zarco, España y la comunión frecuente y diaria en los siglos xvi y xvii, Madrid, Imprenta Helénica, 1912; G. A rintero, Informe sobre la obra de Falconi [dirigido al P. Mercedario R. Serratosa], Salamanca, 1915; E. D ublancy, “Les défenseurs de la communion quotidienne”, en A. Vacant, E. Mangenot y E. A mann (eds.), Dictionnaire de Théologie Catholique, t. III, París, Letouzey et Ané, 1923, págs. 533-554; P. A llison Peers, Studies of the Spanisch Mystics, London, Sheldon Press, 1930; G. Vázquez, “Doctrina falconiana sobre la esperanza”, en La Merced (Madrid), noviembre (1933), págs. 321-323; J. C. S eoane, “Sobre la doctrina de la comunión frecuente en la Orden de la Merced”, en La Merced (Madrid), mayo de 1935, págs. 136-142; E. Gómez, Fr. Juan Falconi de Bustamante, Teólogo y asceta (1596-1638), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1956.

 

Luis Vázquez Fernández, OdeM

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