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Pedro de Escobedo

Biografía

Escobedo, Pedro de. ?, p. m. s. xvi – f. s. xvi. Secretario de Felipe II.

De origen hidalgo montañés, era hijo del tristemente famoso secretario Juan de Escobedo y de Constanza de Castañeda. En enero de 1557 fue nombrado contino de Castilla. A temprana edad, decidió seguir la profesión de su padre, para lo que se incorporó en la oficina de la Secretaría del Consejo de Hacienda que dirigió entre 1566 y 1575. En este año, cuando Juan de Escobedo se dirigió a Flandes acompañando a Juan de Austria, su hijo quedó encargado de despachar la documentación hacendística. No era tarea fácil, en plena crisis financiera que daría lugar a una suspensión de pagos y la consiguiente reconversión de deuda. La diligencia de Pedro de Escobedo, además, a juicio de Juan de Ovando, que ejercía la dirección del Consejo de Hacienda, dejaba mucho que desear en el despacho de la documentación, denunciando éste que incluso se atrevía a desobedecer sus indicaciones. Tras la muerte de Ovando, en septiembre de 1575, el Consejo de Hacienda se sumió en una grave crisis institucional, convertido en el escenario de intensas pugnas cortesanas. Con frecuencia, se insinuó, entonces, que Escobedo era manejado por consejeros más veteranos, como Garnica o el marqués de Auñón. A pesar de las críticas, transcurrido un año, el 2 de noviembre de 1576, Escobedo recibió título de secretario real, manteniendo su destino en el Consejo de Hacienda de Castilla. Según Marañón, Pedro de Escobedo era un “joven inquieto y ‘poco amigo de papeles’, es decir, que se dedicaba a disfrutar de su sueldo de secretario de Hacienda, obtenido por nepotismo, sin molestarse en trabajar”. Se rumoreaba además que no guardaba debidamente el secreto que correspondía al buen despacho de los asuntos que pasaban por sus manos. Con todo, y debido a su poca vocación, abandonó las responsabilidades de la Secretaría en manos de sus oficiales, sobre todo del oficial mayor Tristán de la Torre.

A finales de marzo de 1578, su padre, Juan, el Verdinegro, era asesinado en Madrid. Hasta que se produjo la detención de Antonio Pérez a finales de julio del año siguiente, su hijo Pedro no demostró demasiada inquietud por su muerte. Sin embargo, se dirigió a Felipe II para solicitarle mercedes por los servicios que había prestado y referir las copiosas deudas que había acumulado en vida. En las consiguientes alteraciones cortesanas, Pedro de Escobedo se sumaría a las acusaciones que Mateo Vázquez de Leca no dudó en propagar contra Pérez y la princesa de Éboli como instigadores del crimen. Poco después, a instancias del confesor real fray Diego de Chaves, Escobedo aceptó acallar sus protestas mientras Felipe II meditaba una decisión. Fueron desde entonces sus parientes quienes asumieron el protagonismo de las acusaciones.

Mientras el proceso contra Pérez se prolongaba, otro asunto preocuparía a Escobedo. En 1580, Felipe II había decidido emprender una inspección general de los secretarios reales. Las indagaciones fueron avanzando lentamente y, en 1583, Escobedo era el objetivo principal del encargado de la visita, Tomás de Salazar. Pocos años después, en 1586, Escobedo sería encarcelado. Pasó veinte meses en prisión y en 1588 resultó privado del oficio y condenado a diez años de destierro y a cuatrocientos ducados de sanción, además de las costas. Poco después, quizás para mejorar su posición ante la opinión de Felipe II, Escobedo modificó su interés en el asunto de su padre. Aceptó perdonar la responsabilidad penal de Pérez a cambio de aceptar veinte mil ducados en un juro situado sobre las alcabalas de Aranda de Duero. A propósito de su condena, Escobedo insistió en su defensa y solicitó la revisión de la sentencia por medio de Mateo Vázquez, alegando que no se había demostrado que desempeñara irregularmente el oficio, sino que el castigo obedecía a las intrigas de sus enemigos para mancillar su honra. Dos años más tarde, el presidente del Consejo de Hacienda, Rodrigo Vázquez de Arce, atendía a las pretensiones del antiguo secretario y justificaba la revisión de su proceso. En definitiva, parece que Felipe II decidió aliviar el castigo a Escobedo, que continuó cobrando hasta su muerte el salario de secretario real.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, secc. Escribanía Mayor de Rentas, Quitaciones de Corte, leg. 36.

G. Marañón, Antonio Pérez (el hombre, el drama, la época), Madrid, Espasa Calpe, 1958 (6.ª reed.); J. A. Escudero, Los secretarios de Estado y del Despacho (1474-1724), Madrid, Instituto de Estudios Administrativos, 1976, 4 vols.; C. J. de Carlos Morales, El Consejo de Hacienda de Castilla. Patronazgo y clientelismo en el gobierno de las finanzas reales, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1996; J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527-1598). La configuración de la Monarquía Hispana, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 368 y 369.

 

Carlos Javier de Carlos Morales

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