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José Pagniucci Zumel

Biografía

Pagniucci Zumel, José. Panuchi. Madrid, 1821 – 16.III.1868. Escultor.

José Pagniucci Zumel, que aparece citado en numerosos documentos manuscritos como Panuchi, era hijo de un modesto pero hábil escultor, llamado José Pagniucci y Baratta, que se encargó, durante muchos años (hasta su muerte acaecida el 13 de enero de 1871), de dirigir el taller de modelado y vaciado en yeso de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su abuelo, llamado igualmente José Pagniucci, había trabajado también al servicio de la Academia en el taller de vaciados. La condición homónima de los tres ha dado ocasión, cuando no se señala el segundo apellido, a diversas confusiones en la atribución de obras. Pagniucci padre fue un hombre al que Manuel Ossorio califica como “dador de buenos consejos, entendido, conocedor y amante del arte, que se ocupó de formar cuidadosamente a su hijo en los principales rudimentos del arte de la escultura”.

Pagniucci hijo demostró, desde su infancia, unas extraordinarias dotes para el aprendizaje y una notable habilidad como escultor. Se conocen suyos gran número de dibujos que copian estatuas clásicas (algunos de ellos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando) y se sabe que ayudaba a su padre al hacer los vaciados en yeso desde niño, lo que le dio un extraordinario conocimiento de las técnicas y los materiales, así como unas habilidades que son trascendentales a la hora de entender la calidad de su producción. En paralelo a su educación artística discurrió una esmerada formación literaria, en la que alcanzó excelentes calificaciones tanto en la educación primaria como en la secundaria, y un buen conocimiento general de nuestra cultura, sin el cual es difícil explicar su capacidad para dar corporeidad verosímil a algunos temas escultóricos que trató a lo largo de su carrera y que estaban inspirados en asuntos de historia o de literatura.

Completó su formación en Roma, enviado allí por su padre, a expensas de la familia, para que ampliara sus conocimientos con el escultor Ponciano Ponzano, quien, años atrás, se había formado con Pagniucci padre. En la capital italiana se distinguió por el dominio de su oficio, en el que desempeñó un papel fundamental el sistemático análisis, estudio y copia de algunas de las piezas del gran clasicismo, del helenismo y del período imperial romano, que se guardaban en los Museos Vaticanos y en las más importantes colecciones privadas de la Italia de aquella época. Se sabe que recibió diversos premios de la Academia Pontificia de San Lucas en reconocimiento de su esmerada labor.

A su regreso a España, perfecto conocedor de la técnica del mármol, presentó una estatua que representaba el Beso de Judas, con la que ganó, en 1847, una beca del Gobierno para viajar nuevamente a Italia y seguir perfeccionando allí su estilo y sus conocimientos técnicos. En su segundo viaje a Italia, entre los años 1848 y 1854 (incluyendo la prórroga), volvió a instalarse en Roma y continuó realizando obras que enviaba a la Academia. Participó en las Exposiciones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de 1850, 1851 —en la que figuró una imagen en bulto redondo que representaba a Caín—, y en la exposición de 1852, fecha esta última en la que presentó un relieve de escayola con un pasaje sacado del ciclo épico troyano, que representa a Aquiles dispuesto a partir para Troya en compañía de Ulises, recibiendo la advertencia de Tetis, que se guarda actualmente en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1855 presentó a la Gran Exposición de París una estatua que mostraba a Penélope llevando el Arco de Ulises a los pretendientes. Al año siguiente, habiendo regresado a España, ganó con esa misma escultura la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1856. La escultura fue adquirida por el Gobierno con destino a la Universidad Central de donde pasó en depósito al Jardín Botánico en 1863 y hoy está en paradero desconocido. En esa misma exposición presentó una estatua en mármol, de cuerpo entero y de tamaño algo mayor que el natural, firmada y fechada en Roma en 1856, que representaba a Don Pelayo portando la Santa Cruz en la mano izquierda, que fue muy renombrada y adquirida por el Gobierno con destino al Museo del Prado. Fue depositada, en virtud de una Orden Ministerial de la Primera República, en la Real Academia de la Historia, donde se conserva en el zaguán de la entrada. También se ha documentado un retrato del naturalista Antonio Cavanilles, por encargo del Jardín Botánico de Madrid, que fue presentado en la Exposición Nacional de 1860.

José Pagniucci fue nombrado académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el 13 de noviembre de 1859, fecha en la que leyó un discurso relativo a la historia de la escultura, titulado Pensamientos acerca del noble arte de la escultura, que fue contestado por Antonio Gil de Zárate. Activo y comprometido con los proyectos que entonces cursaba a término aquella institución, tomó parte en la junta central y en la junta de inspección de museos. Ambas eran órganos de carácter consultivo, que tomaban decisiones de carácter orientador y participaban en las comisiones de monumentos. En 1867, con motivo de la Exposición Universal que se celebró en París, fue elegido, por renuncia del académico Medina, para formar parte de la junta española de calificación, organización y estudio creada para dicho evento cultural.

La obra de Pagniucci, dada su formación italiana, es toda ella de signo clasicista y académico, está directamente inspirada en la antigüedad griega y adeuda mucho al estilo fidiaco y policlético del siglo v a. de C., reinterpretado, en ocasiones, desde la perspectiva barroca aportada por Bernini y por otros artistas italianos de los siglos xvii y xviii como Algardi y Rusconi.

Fue responsable de la ejecución de una parte sustancial de los programas iconográficos del Congreso de los Diputados, en la sección de escultura. Ejecutó una Alegoría de la Paz, los capiteles de orden corintio de las columnas de la fachada principal y los capiteles de orden jónico de las pilastras, los escudos reales que presiden el Salón de Sesiones, así como la talla de arabescos de escayola de todo el interior del edificio. Su obra más importante en el Congreso es la estatua, esculpida en mármol blanco de Carrara, de cuerpo entero y tamaño algo mayor que el natural, que representa a Isabel la Católica y forma pareja, presidiendo el testero del Salón de Sesiones, con el Fernando el Católico de Andrés Rodríguez.

Pagniucci fue responsable de la decoración escultórica del Teatro de la Zarzuela, donde labró las columnas, capiteles, adornos, molduras y medallones de la fachada, así como los retratos de busto de Lope de Vega y de Calderón de la Barca.

Otras obras esculpidas en mármol igualmente valiosas son un Fauno, dos imágenes de la Inmaculada Concepción, ejecutadas en mármol, una de las cuales se conservaba, según Ossorio, en la iglesia de San Andrés de Madrid (destruida en la Guerra Civil), una estatua que representaba a Fray Diego Velázquez, que hizo para la iglesia de las Calatravas, y algunos bustos que retratan a diversos miembros de la nobleza y la alta sociedad de su época, como la Duquesa de Abrantes y los Duques de Villahermosa.

Falleció en Madrid, el 16 de marzo de 1868, víctima de una pulmonía, a los cuarenta y siete años, lo que truncó su carrera en plena madurez, si bien en algunas publicaciones se da 1871 como año de su muerte.

 

Obras de ~: Beso de Judas, 1847; Caín, 1851; Aquiles dispuesto a partir para Troya en compañía de Ulises, recibiendo la advertencia de Tetis, 1852; Penélope llevando el Arco de Ulises a los pretendientes, 1855; Don Pelayo, 1856; Retrato de Cavanilles, 1860; en el programa iconográfico del Congreso de los Diputados: Isabel la Católica, Alegoría de la Paz, capiteles de orden corintio de las columnas de la fachada del Congreso, capiteles de orden jónico de las pilastras de la fachada del Congreso, escudos reales, talla de arabescos de escayola, s. f.; en el programa decorativo del Teatro de la Zarzuela: columnas, capiteles, adornos, molduras, cornisas y medallones de la fachada, retratos de Lope de Vega y Calderón de la Barca; Fauno, Inmaculada Concepción (iglesia de San Andrés de Madrid), Fray Diego Velázquez, Duquesa de Abrantes, Duques de Villahermosa, s. f.

Escritos: Pensamientos acerca del noble arte de la escultura, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1859.

 

Bibl.: M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix, Madrid, Moreno y Rojas, 1883-1884 (ed. facs., Madrid, Giner, 1975, págs. 504-505); E. Pardo Canalís, Escultores del siglo xix, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1951, págs. 104, 341 y 343; A. Espinós et al., “El Prado disperso. Cuadros depositados en Madrid. II”, en Boletín del Museo del Prado (Madrid), t. I, n.º 2 (1980), pág. 121; B. de Pantorba, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, Jesús Ramón García-Rama, 1980, pág. 452; L. Azcue Brea, “Los vaciados en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La dinastía Pagniucci”, en Academia, 73 (2.º semestre de 1991); La escultura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1994, págs. 7, 39 y 428; M. Almagro Gorbea (dir. y ed.), El gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia, Madrid, Real Academia de la Historia, 1999, pág. 96; C. Reyero, Escultura, Museo y Estado en la España del s. xix, Alicante, Fundación Eduardo Capa, 2002, págs. 21-23 y 280-283; H. González Zymla y L. M. de Frutos Sastre, Archivo de la colección de pintura y escultura de la Real Academia de la Historia, Madrid, Real Academia de la Historia, 2002, págs. 29-30;L. Azcue Brea, "Los vaciados en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando: la dinastía Pagniucci", en Boletín Academia, n.º 73 (1991), págs. 399-427., "El ornato exterior del Museo del Prado. Un programa escultórico inacabado", en Boletín del Museo del Prado, tomo XXX, n.º 48 (2012), págs. 98-126; “La escultura española durante el Romanticismo: continuidad y cambios”, en VV. AA., El arte de la era romántica, Madrid, Galaxia Gutenberg, 2012, pp. 335-364; “Roma y la Escultura del s. XIX en el Museo del Prado. La odisea de los pensionados hasta 1873”, en VV. AA., El taller europeo. Intercambios, influjos y préstamos en escultura moderna europea, I Encuentro europeo de museos con colecciones de escultura, Valladolid, Museo de Escultura de Valladolid, 2012, págs. 211-249.

 

Herbert González Zymla