Fabiola de Mora y Aragón. Madrid, 11.VI.1928 – Castillo de Stuyvenberg (Bruselas, Bélgica), 5.XII.2014. Reina de los belgas.
Fabiola Fernanda María Victoria Antonia Adelaida de Mora y Aragón, tal como fue bautizada, era la penúltima de los siete hijos que hubo en el matrimonio de Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz, vizcondesa de Baguer (1892-1981), y Gonzalo de Mora y Fernández, IV marqués de Casa Riera y conde pontificio de Mora (1887-1957), siendo su madrina la reina Victoria Eugenia de España. Nació en el palacio que su padre compró al conde de Muguiro en la calle Zurbano de Madrid. Pasó su infancia en Francia, donde la familia comenzó a residir cuando en España se proclamó la Segunda República, y, durante la Guerra Civil, en la ciudad suiza de Lausana, donde se había establecido la Familia Real en su exilio. Sus estudios primarios los realizó en Roma y París. Por este motivo, hablaba a la perfección cuatro idiomas: francés, inglés, alemán e italiano, aprendiendo posteriormente el flamenco.
De vuelta en su patria, realizó estudios de enfermería en la Sanidad Militar española. Tras obtener su titulación, trabajó durante un tiempo en el Hospital Gómez Ulla de Madrid, que alternó con sus intereses por la cultura, pero especialmente por su compromiso social con la infancia. En este contexto, realizó durante la década de 1950 diversas grabaciones de cuentos infantiles, algunos de los cuales los escribió para revistas españolas como Tin, Tan, que después fueron recogidos en algunos libros como Los doce cuentos maravillosos (1955). Con el seudónimo de Cleopatra en la Sociedad General de Autores, alcanzaron un éxito muy notable, destinando los beneficios económicos a obras benéficas. Pero hubo de abandonar esta afición cuando se convirtió en reina consorte de los belgas a raíz de su matrimonio con el rey Balduino I en 1960, año que coincidió con los dramáticos momentos en que el Congo alcanzó su independencia.
Parece que, en un principio, Balduino iba a ingresar en una abadía trapense, pero su matrimonio se convirtió en una cuestión de Estado, decidiendo Verónica O’Brien, promotora de la Legión de María y persona de confianza del cardenal Suenens, confesor del rey de los belgas, que tomara mujer entre la nobleza madrileña, pues por aquel entonces España representaba el bastión del catolicismo en el mundo. Fabiola de Mora y Aragón no era precisamente una adolescente, pues ya había cumplido treinta y dos años, pero su condición de hija de María y congregante de San Vicente Paúl, así como su dedicación a obras de caridad, daba el perfil idóneo. Tras un rápido y secreto noviazgo con un primer encuentro organizado en Bruselas y otro posterior en el santuario de Lourdes, se decidieron a contraer matrimonio, y el 15 de diciembre de 1960 fue la primera vez que los españoles vieron una boda retransmitida por televisión.
Muy pronto, Fabiola supo adaptarse al problemático país belga —dividido entre flamencos y valones y una pequeña minoría alemana—, y resultó el báculo en el que Balduino I pudo apoyarse en todo momento, sobre todo a partir de que en noviembre de 1965 falleciera Isabel de Baviera, viuda de Alberto I de Bélgica, abuelos de Balduino. Desde entonces, la nueva reina de los belgas se hizo cargo, como presidenta de honor, del Concurso Internacional de Música Reina Isabel de Bélgica, pero sobre todo orientó su energía en ayuda de la infancia y la juventud, llegando incluso a crear en el propio Palacio Real un organismo encargado de responder a sus principales demandas y necesidades. De igual manera impulsó diversas obras médico-sociales a favor de la infancia y, en esta dirección, se constituyó la Fundación Nacional Reina Fabiola para la Salud Mental destinada a apoyar acciones en favor de los discapacitados mentales y a promover programas de estudio para tratar y prevenir la dislexia infantil, de modo tal que ésta pudiera ser percibida entre los responsables de la enseñanza primaria. Asimismo, participó en la fundación de la Clínica-Hospital Reina Fabiola en apoyo de la Universidad Católica de Córdoba en Argentina, un centro científico y médico asistencial que, con una clara función social comunitaria, sirve para la formación profesional ofrecida en la Facultad de Medicina.
Finalmente, en 1986, inauguró el Hospital Reina Fabiola en Bruselas, primer hospital público belga dedicado en su totalidad a la medicina infantil.
Sin embargo, Fabiola que desde siempre había volcado todas sus iniciativas en la protección de la infancia, no tuvo la dicha de concebir hijos, llegando a tener hasta cinco abortos durante la década de 1960, por lo que dedicaron todos sus esfuerzos a preparar como Rey a su sobrino Felipe de Lieja, hijo del futuro Alberto II de Bélgica y Paola Ruffo di Calabria. Quizás este impedimento y las profundas convicciones católicas motivaron la renuncia al trono de los reyes durante un día para no ratificar una ley que establecía la posibilidad de interrumpir el embarazo, lo que no les impidió retomar la Corona al día siguiente, cuando el Parlamento ya había firmado dicha ley. En efecto, el 29 de marzo de 1990, los diputados belgas aprobaron una ley que despenalizaba el aborto en Bélgica, y Balduino I, aunque siempre había mostrado su respeto por la ley y como rey constitucional disfrutaba de escaso margen de maniobra, no transigió en cambio en su deber de sancionar dicha ley. Al final se adoptó una solución de compromiso por la cual el 4 de abril de aquel año, el Rey dimitiría y en virtud del artículo 82 de la Constitución belga el Consejo de Ministros asumiría la Regencia para firmar la ley del aborto. Al día siguiente, tras treinta y seis horas en que el trono belga estuvo vacante, se reunió el Parlamento y por doscientos cuarenta y cinco votos a favor y noventa y tres abstenciones se nombró de nuevo a Balduino como Rey.
Los años que siguieron tampoco fueron fáciles para los reyes de los belgas, pues Balduino I sufrió dos intervenciones quirúrgicas en 1991 y 1992, una de ellas a corazón abierto. En febrero de ese último año, la reina Fabiola de Bélgica encabezó un movimiento en ayuda de las mujeres desplazadas y más desfavorecidas del Tercer Mundo, presidiendo en la sede de Ginebra de Naciones Unidas la Cumbre para el Progreso Económico de la Mujer Rural, que dio lugar a un Comité Internacional que, en 1997, obtuvo la consideración de Organización Internacional con estatuto consultivo por Naciones Unidas.
El mes de julio de 1993 fue trascendental en el trono de Bélgica. Por un lado, este país que había sido cofundador de la Comunidad Europea bajo el reinado de Balduino teniendo como meta una posible unión política europea, adoptó el 14 de julio de ese año una estructura federal, dividiéndose en tres comunidades: Flandes, Valonia y Bruselas, manteniendo su unidad tan sólo por medio de la Corona. El 21 de julio de 1993, día de la fiesta nacional, Balduino se dirigió a sus conciudadanos y, poco después, dejó Bélgica para descansar en España, como había venido haciendo habitualmente desde que contrajo matrimonio con Fabiola de Mora, aunque ya antes había estado residiendo con sus hermanos en San Sebastián cuando su país fue invadido por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. El 31 de julio de 1993 por la tarde falleció Balduino debido a una crisis cardíaca en la residencia que tenían en Motril, regalo de su cuñado Jaime de Silva y Agrela, duque de Lécera, José Jiménez de la Serna y Agrela, marqués de Iniza, y Pedro Moreno Segura, que pensaban que la presencia de los reyes de los belgas atraería veraneantes a la urbanización que estaban construyendo en la costa granadina sobre las tierras que habían heredado como descendientes de la familia Agrela, sin haber previsto que el carácter introvertido de la pareja real belga no podía ser más alejado del bullicio que comenzaba a desarrollarse en la Costa del Sol. Con la muerte de Balduino, el pueblo belga quedó conmocionado, incluso los republicanos o aquellos que propugnaban el aborto libre, pues de hecho fue el moderador de la política belga y el nexo de unión entre las tres comunidades lingüísticas, quedando además patente el enorme prestigio internacional que había adquirido Balduino durante su reinado. Además, la Iglesia belga reconoció un clamor entre sus fieles solicitando la beatificación del Rey.
El día 3 de agosto de 1993 la reina Fabiola apareció en el balcón central del palacio real de Laeken dando la alternativa a sus cuñados Paola y Alberto como nuevos soberanos de los belgas tras la muerte del rey Balduino. Un mes más tarde, Fabiola aceptó la presidencia de la Fundación Rey Balduino, que había creado su marido con motivo del vigésimo quinto aniversario de su ascensión al trono, en 1976, con el fin de asumir todas las iniciativas encaminadas a la mejora de las condiciones de vida de la población, teniendo en cuenta los factores económicos, sociales, científicos y culturales que pueden influir en la evolución del país. La preocupación que tanto Fabiola como Balduino tenían por los más necesitados fue motivo más que suficiente para que esta fundación abordase igualmente cuestiones como la trata de blancas, los problemas carcelarios, el acceso a la justicia o los abusos sexuales a menores.
Tras morir el rey Balduino, Fabiola mantuvo su residencia oficial en Bruselas, en el palacio de Laeken, con el título oficial de Reina Viuda al que se añadía, desde su matrimonio, el de princesa de Bélgica, posibilitando así usar el nombre de su país de adopción, en el que era muy apreciada. Sin embargo, cinco años más tarde, en 1998, la Reina Fabiola se retiró también de Laeken para dedicarse solamente a sus labores y compromisos sociales con los más desfavorecidos. Así, recibió, en 2001, la Medalla Ceres, otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), por su especial interés en los microcréditos a las mujeres del Tercer Mundo.
Mujer de una profunda, aunque discreta, fe religiosa, pese a haber rechazado muchos honores mundanos, fue dama del Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid e ingresó en las Órdenes de San Juan de Jerusalén, de Isabel la Católica y de Santa Isabel de Portugal, por la que sintió una muy especial devoción, habiendo sido también recibida como Señora Divisera del Ilustre Solar de Tejada. De otra parte, el explorador Guido Derom dio el nombre de Fabiola a unas montañas que descubrió en el Antártico en 1961 y numerosas variedades de flores ornamentales llevan también su nombre.
Muy deteriorada de salud, falleció a los ochenta y seis años en el castillo de Stuyvenberg de Bruselas, el 5 de diciembre de 2014, y fue enterrada una semana más tarde junto al Rey Balduino en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de la capital belga. No habiendo dejado descendencia, dejó en testamento todo su patrimonio a la Fundación OEuvres de la Reine, una organización filantrópica creada por ella y su marido en 1960 para prestar ayuda económica y asistencia de emergencia a personas sin recursos en riesgo de exclusión social.
Obras de ~: Los doce cuentos maravillosos, Madrid, Sinople, 1955; Flip, Barcelona, Artigas, 1960; El hostal de las tres doncellas, Barcelona, Artigas, 1960; La niña de los mitones, Barcelona, Artigas, 1960; El príncipe de la montaña blanca, Barcelona, Artigas, 1960.
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Iván F. Moreno de Cózar y Landahl, Conde de los Andes