Ramírez de Arellano, Juan. Murillo de Río Leza (La Rioja), 27.IX.1527 – San Salvador (Guatemala), 24.III.1609. Obispo dominico de Guatemala (1600- 1609), defensor de los indios.
Nació en Murillo de Río Leza, en la provincia de Logroño, el 27 de septiembre de 1527, en el seno de una familia humilde de labradores. Con dieciséis años ingresó en el convento dominico de Santa María de Valcuerna, en Logroño. Durante los diez años que permaneció en Valcuerna se formó y se ordenó sacerdote.
Sus superiores debieron de ver en él unas excepcionales cualidades intelectuales por lo que en 1555 fue enviado al Convento de San Esteban en Salamanca.
Por aquellos años, Salamanca y el Convento de San Esteban eran dos importantes focos de saber y de reflexión.
Fray Juan convivirá en la universidad y en el convento con sus maestros y compañeros de Orden, Domingo de Soto, Melchor Cano, Domingo de Sotomayor Mancio de Corpus Christi, Bartolomé de Medina y Domingo Báñez. Allí también coincidirá esporádicamente con Bartolomé de las Casas y con diversos misioneros dominicos que regresan o están de paso de su tarea en América.
Una vez completada su formación en Artes y Teología, decide que su vocación es ir a misionar a las Indias.
A principios de marzo de 1564 embarca rumbo a México. Su primer destino fue la evangelización de los indios mixtecas en la provincia de Oaxaca. En menos de tres meses aprendió su lengua y tomó conciencia de las duras condiciones de trabajo y del servicio personal que debían hacer a españoles y encomenderos. Por ello denunció ante las autoridades el incumplimiento de las leyes, e incluso se enfrentó a compañeros de orden que obligaban al trabajo forzado a los naturales.
Hacia 1575, fray Juan fue destinado al Convento de Santo Domingo de la ciudad de México, casa madre de los dominicos novohispanos. En México fue formador de novicios, al tiempo que era requerido como calificador del Santo Oficio y profesor de la universidad.
Excelente teólogo, en 1585 obtuvo el grado de catedrático y maestro en Teología.
Además de sus tareas formativas e intelectuales encontró tiempo para dar doctrina cristiana y enseñar a leer y escribir a los negros, mulatos y nativos que lo deseasen. Continuó denunciando a los españoles que forzaban al trabajo sin remuneración a los nativos y pidió la abolición de la encomienda a las autoridades virreinales. Al no encontrar apoyos decidió viajar a España para presentar sus denuncias directamente al Rey.
Tras un azaroso viaje, en el que fue secuestrado por corsarios y llevado a Inglaterra hasta que se negoció su libertad, arribó finalmente a España en 1595. Asentado en Madrid, en el convento dominico de Nuestra Señora de Atocha, escribió varias cartas y memoriales al Consejo de Indias y al Rey. Los dos más importantes están fechados en octubre de 1595: Advertencia sobre el servicio personal de los indios y Parecer sobre el servicio personal y repartimiento de los indios. En ellos denuncia las encomiendas, los repartimientos y el servicio personal al que son obligados los nativos sin remuneración alguna.
La actividad de fray Juan provocó que el rey Felipe II se preocupase del tema y convocase, a través del Consejo de Indias, varias juntas para discutir sobre las encomiendas y los trabajos forzosos. El propio fray Juan fue invitado a participar en ellas. Pero la lentitud de la burocracia real, la muerte del rey Felipe en 1598 y la prudencia inicial de Felipe III, exasperan al dominico, que no veía sustanciarse cambio legislativo alguno. Así fray Juan terminó siendo un personaje molesto en la Corte. Para alejarlo de los círculos de poder, en 1600 fue nombrado obispo de Guatemala.
Antes de viajar a su diócesis el obispo Ramírez viajó a Roma y expuso al mismísimo papa Clemente VIII sus inquietudes y tribulaciones sobre los indios.
Con setenta y un años llegó a Guatemala e inició un periplo de visitas pastorales para conocer la situación de su obispado. Como no le gustaba lo que veía escribió numerosas cartas y memoriales al Consejo de Indias, al Rey y al Papa, solicitando cambios legislativos o la aplicación de las leyes ya existentes para acabar con la encomienda, el servicio personal y las malas condiciones de trabajo de los nativos. Por esta causa se enfrentó a las diversas autoridades virreinales de Guatemala.
Los últimos años de su vida quedaron marcados por una empecinada disputa con el deán de la Catedral de Guatemala y comisario del Santo Oficio, el criollo Felipe Ruiz del Corral, a causa de la jurisdicción de cada uno.
Murió en San Salvador, realizando su último viaje pastoral, el 24 de marzo de 1609.
Bibl.: J. Leza, “Fray Juan Ramírez, O.P. Un riojano defensor de los Indios”, en Revista Berceo (Logroño), n.º 22 (1959); A. Remesal, Historia General de las Indias Occidentales y particular de la gobernación de Chiapas y Guatemala, Guatemala, Ed. José de Pineda Ibarra, 1966; J. M.ª González Ochoa, Fray Juan Ramírez. El obispo de los indios, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2011.
José María González Ochoa