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Carlos Alfonso Mitjans y Fitz-James Stuart

Biografía

Mitjans y Fitz-James Stuart, Carlos Alfonso. Bunting. Conde de Teba (XXII), conde de Baños (XV). Ventosilla, Polán (Toledo), 3.V.1907 – Madrid, 28.VIII.1997. Agricultor, cazador y campeón del mundo de Tiro de Pichón.

Familiarmente conocido como Bunting, apodo que hace referencia a una canción de cuna —Bye baby bunting— cuya letra alude a un padre cazador y que le cantaban sus niñeras inglesas advirtiendo que ya en plena infancia se había despertado en él su interés por la caza. Había nacido en una familia muy anglófila y era el primogénito del segundo matrimonio de Juan Manuel Mitjans y Manzanedo, II duque de Santoña (1865-1929), con la hija del duque de Alba, Eugenia María Sol Fitz-James Stuart y Falcó, XIV condesa de Baños y XXI condesa de Teba (1880-1962), ambos Grandes de España; una familia cazadora, con fincas donde abundaban las principales especies cinegéticas de la caza menor: perdices, tórtolas, conejos, etc.

Precisamente, vino al mundo en una de estas fincas, en Ventosilla en el término municipal de Polán (Toledo), que junto a Mazarabeas, también en Toledo, fue donde creció y su primer cazadero. Tenía por compañeros de juegos y de alguna labor a los mozos de cuadra y a los gañanes de la finca y muy pronto, con tan sólo ocho años de edad, empezó a manejar una escopeta de 9 mm. Enseguida pasó a una del 28 de un cañón, y a continuación a una del 20 ya de dos cañones. Al aprobar el primer año del bachillerato, su madre le regaló una pareja de Purdey del calibre 16.

En 1923, no obstante, habiendo dedicado más horas a la escopeta que a las lectivas, empezó con dieciséis años a participar ya en algunos ojeos importantes de perdices, cazando con Su Majestad el rey Alfonso XIII en El Castañar, término de Mazarambroz en los Montes de Toledo. Bunting reunía todas las características necesarias para llegar a ser un tirador excepcional: facilidad, afición, fuerza de voluntad y concentración.

Otra de sus virtudes era su valentía tirando, pues era agresivo y arriesgaba mucho, condiciones imprescindibles para matar gran cantidad de perdices, consiguiendo matar hasta seis en el aire. Teba se movía en el puesto de forma que todo lo hacía sencillo, como si la escopeta fuera una prolongación de sus brazos.

El 15 de octubre de 1927 en Ventosilla pasó por primera vez de cien perdices en un día (104) y por las mismas fechas al año siguiente dobló la cifra de pájaros cobrados (224). En estas temporadas, superó cada año las cinco mil piezas y ya entonces era considerado, sin dudarlo, el mejor tirador español de todos los tiempos.

Invitado a los ojeos era admirado por cómo, sin apoyar la escopeta en el hombro, disparaba a un pájaro cuando entraba y a otro, dando su cuerpo media vuelta, cuando salía. También era reconocido internacionalmente, pues cazando, en 1933, con Su Majestad el Rey en Inglaterra, quedaron impresionados viéndole tirar, aunque en su diario llegó a escribir que tiró regular.

El conde de Teba admiraba profundamente al rey Alfonso XIII, y el Rey, por la gran simpatía y afecto que le tenía y también por ser el mejor tirador de España, se lo llevaba en numerosas ocasiones a las cacerías a Inglaterra, como secretario o ayuda.

En estas salidas al extranjero, conoció a Elena Verea Corcuera, segunda hija de los mexicanos Carlos Verea y Vallarta y Concha L. Corcuera y Palomar, asiduos de los círculos sociales europeos de la época. El 28 de febrero de 1935 contrajeron matrimonio en la Iglesia de Saint Philippe du Roule en París. En la capital francesa, ella se convirtió en la musa del diseñador de alta costura Cristóbal Balenciaga, con quien además colaboró diseñando bocetos de moda. El conde de Teba que, al contrario que su mujer, tenía un carácter tímido y reservado; sin embargo, contribuyó a la moda con una prenda de vestir, la cual se identificó por el nombre de su título: la chaqueta teba. El rey Alfonso XIII había traído de Inglaterra una prenda de similares características, que no era tan arreglada e incómoda como las que se llevaban en esa época, y permitía ir con corbata. Él se la pidió al Rey y encargó a Bel, su sastre de Barcelona, que la copiase a medida con unas pequeñas modificaciones. Al comprobar su comodidad, primero sus hermanos, Juan Manuel, Pepito —los mayores, hijos del primer matrimonio— y Jimmy —su hermano menor—, se la pidieron para copiársela a su vez, y más tarde, sus amigos cercanos les imitaron. Cuando Bel verificó el éxito de la chaqueta, parece ser que pidió permiso al conde de Teba para copiarla comercialmente, sin remunerarle en ningún momento. Otra versión entiende que fue la condesa de Teba quien encargó la prenda a una modista de Zarauz, María Sorreluz Múgica, a petición de su marido, harto de las incómodas chaquetas tradicionales en las competiciones de tiro, la cual comenzó a popularizarse en los Tiros de Pichón de Igueldo y en Zarauz.

Después de la Guerra Civil —durante la cual la familia del conde de Teba había permanecido acogida por su familia materna en el Palacio de Dueñas, en Sevilla—, se estableció en Madrid, aunque acudiendo casi diariamente a Ventosilla a encargarse de la finca.

Volvió a participar en cacerías y a practicar campeonatos de tiro de pichón, en los cuales el conde de Teba volvió a ser su gran figura.

En la temporada 1943-1944, Bunting tuvo su primera gran tirada de patos: 278 el 31 de diciembre y 185 el 2 de enero en Laguna de Fuente Piedra, en Málaga. De hecho, como cazador, lo que más le gustaba eran Las Nuevas, una finca de caza de anátidas lindando con el coto de Doñana, y tirar patos en piragua por el Tajo.

Pero, el conde de Teba es recordado por las cacerías de perdices. Desde que el 22 de noviembre de 1948 en que en La Cepilla (Madrid) batió su récord en el día (242), de los cuales 84 fueron en un puesto, de un total de 1.872 perdices; pasando por el récord nacional del 24 de octubre de 1954 que nuevamente se logró en esta finca con 3.419 perdices, de las cuales Teba cobró 448 en el día, 110 en puesto; y por El Fontanar (Sevilla), el 8 de noviembre de 1956 en que logró su récord en un puesto: 194 perdices, de las 258 que cobró, de tan sólo 1.390 abatidas; hasta la cacería dada el 27 de octubre de 1963 por el entonces jefe del Estado, el general Franco, en el coto del Estado de Mudela en Ciudad Real, en la que el conde de Teba contribuyó con sus 425 perdices cobradas a lograr con un total de 4.850 perdices batidas el récord de España de todos los tiempos. Así continuó hasta prácticamente su muerte, siendo su día más aciago una cacería en Villamanrique (Ciudad Real), el 14 de enero de 1976, en que le dieron un tiro y perdió la vista del ojo derecho —sin contar la cogida que sufrió de un toro en octubre de 1967 en una cacería de perdices en una finca de Toledo—.

También en otras especies, sus cifras fueron impresionantes: 626 patos en Doñana, 182 su récord de ánsares, y 434 de faisanes (Checoslovaquia, 1970), y, en caza mayor, siete lobos.

En cuanto al tiro de pichón, ganó cuatro premios consecutivos sin hacer ningún cero, en San Sebastián, en 1942. Aunque su gesta más importante fue proclamarse campeón del mundo en junio de 1953 en Vichy (Francia), después de haber hecho cero en el primer pájaro, aunque no fue un caso aislado. Apareció el 13 de junio de ese año en la portada de todos los diarios españoles y a su vuelta a España fue reconocido con la Medalla de Plata al Mérito Deportivo. En 1962 y en Milán, fue subcampeón del mundo. Siete veces ganó el Campeonato de España, y otras tantas la Copa de España. Además, fue dos veces campeón del mundo por equipos, y logró el récord del mundo homologado de batir 112 pichones seguidos sin cero en 1947 en San Sebastián.

El conde de Teba fue, sin duda, la figura más carismática dentro del mundo de la caza menor y, especialmente, en el ojeo de perdiz, y uno de los grandes deportistas españoles de todos los tiempos —que había levantado su primera copa con nueve años en Saint Moritz (Suiza) como premio al corredor más joven en pruebas de bobsleigh—, aunque no fue distinguido con la Medalla de Oro al Mérito Deportivo hasta marzo de 1964, metal que ya había logrado internacionalmente.

 

Bibl.: E. de Figueroa y Alonso Martínez, conde de Yebes, Veinte años de caza mayor, Madrid, Editorial Plus Ultra, 1953; (dir.), La caza en España, t. I, Madrid, Editorial Orel, 1964; R. Medem Sanjuán, 100 años de perdiz en ojeo, Madrid, Ciprea, 1997; [“Carlos Mitjans y Fitz James-Stuart, Conde de los Baños y Teba”], en Trofeo (Madrid), n.º 272, octubre de 1997; Á. Álamo, Bunting, el Conde de Teba: Memorias de una leyenda, Madrid, Jacobo Fitz James Stuart, 2000; V. Sánchez y Sánchez-Valdepeñas, Caza y poder, Madrid, Otero Ediciones, 2005.

 

Roberto Médem Sanjuan, Juan M. Mitjans y Basa, marqués de Manzanedo, e Iván F. Moreno de Cózar y Landahl, conde de los Andes