Foxá y Torroba, Jaime de. Conde de Rocamartí (III). Madrid, 5.IX.1913 – Toledo, 28.I.1976. Ingeniero, político, gobernador, escritor, deportista, cazador.
Tercer hijo, segundo varón, de los cuatro habidos en el matrimonio de María de las Candelas Torroba y Goicoechea y de Narciso de Foxá y Rodríguez de Arellano, marqués de Armendáriz. Estudió en el colegio del Pilar de Madrid. Posteriormente, realizó la carrera de Ingeniería de Montes, doctorándose tras la licenciatura, al tiempo que iniciaba su vida política en la Falange de Madrid, a la que se afilió desde el mismo momento de su fundación a finales de octubre de 1933, con el número 38 de carnet. Compaginó la política con una gran afición por el deporte, alcanzando el título de Campeón de España de esquí de fondo ese año de 1933 y el subcampeonato de slalom al año siguiente. Con el estallido de la Guerra Civil, se adscribió a las filas nacionales y participó en la contienda, primero como alférez provisional y posteriormente como capitán de Ingenieros, siendo condecorado a lo largo de la misma con la Medalla de Campaña, dos Cruces Rojas al Mérito Militar, la Cruz de Guerra y la Cruz de la Corona de Italia. Tras la guerra, fue jefe provincial del Movimiento en Madrid y, posteriormente, teniente de alcalde y concejal del Ayuntamiento en los difíciles momentos de reconstrucción de la capital española. Concurrió a la I Legislatura de las Cortes Españolas del 16 de marzo de 1943, habiendo sido elegido procurador en Cortes por el sindicato vertical del ramo de la Madera y el Corcho. Contrajo matrimonio en octubre de 1945 con María del Carmen de la Peña y Lorente y unos meses más tarde, al término de la legislatura en 1946, ejerció durante dos años su profesión en Guinea Ecuatorial como técnico forestal. Después, publicó dos obras sobre el abastecimiento de maderas y el autoabastecimiento nacional alimenticio; pero, además, entre la naturaleza selvática de los antiguos territorios africanos españoles se inspiró para escribir Marea verde, una novela de carácter científico, en la que el autor disertaba sobre planteamientos tan actuales como el deterioro de la naturaleza y la necesidad de su conservación para generaciones venideras.
A su regreso a la metrópoli, se incorporó al Ministerio de Agricultura, desempeñando importantes cargos en la Dirección General de Montes hasta que fue nombrado subdirector en el Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias, razón por la cual, apenas cuatro años después de que España ingresase en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) (1951), Foxá presentó un informe sobre “La influencia de los álamos en el patrimonio biogénico de las aguas continentales”, formando parte de la delegación española que representó a nuestro país en la VIII sesión de la Comisión Internacional sobre Madera y Bosques que este Organismo de Naciones Unidas organizó en España, entre abril y mayo de 1955 —cuando aún faltaban unos meses para que se admitiese a España como Estado miembro de Naciones Unidas—, y al año siguiente, en Roma.
En 1960 apareció Solitario: Andanzas y meditaciones de un jabalí; considerada una de las obras maestras de la literatura cinegética, narra la vida por el parque natural de Sierra Morena de un jabalí desde que era rayón, en homenaje al cual se decidió que el artista Luis Aldehuela esculpiera un monumento del protagonista de Foxá en pleno corazón de la sierra de Andújar, al pie de la carretera que sube hasta el santuario de la Virgen de la Cabeza, patrona de esta serranía, paraíso de los monteros, en honor a la cual Jaime de Foxá compuso la conocida Salve de los Monteros, que tradicionalmente se reza con antelación a una montería.
Por estas fechas, Jaime de Foxá había abandonado el sector administrativo maderero para integrar la Jefatura Nacional del Servicio de Pesca Fluvial y Caza, desde la cual realizó la gran labor de fomento de la caza y de la pesca en España, creando reservas de caza con intención de tutelar y de preservación, protección, reintroducción y salvación de las especies ibéricas en vías de extinción. Hombre abierto al diálogo, tras la extinción del bucardo de los Pirineos, el propio Jaime de Foxá en la década de 1960, se propuso la supervivencia histórica de un pequeño rebaño de una veintena de cabras monteses originales de sierra Madrona, extinguida del resto de la cordillera Mariánica, entrevistándose con el furtivo de más reputación en Solana del Pino, para convencerle de que respetara a esta especie relicta de cabra montés que se había desarrollado además, sin la figura de protección de un espacio natural, como paralelamente sucedía en el Parque Nacional de Ordesa. Con esta filosofía fundó el Real Club de Monteros. Participó en charlas de televisión sobre caza y pesca contribuyendo a dar a conocer a Félix Rodríguez de la Fuente, que de simple aficionado a la cetrería, pronto comenzó a profesionalizarse.
Tras una exhibición en Burgos, Jaime de Foxá, director del servicio de Pesca Fluvial y Caza, le ofreció su colaboración y recibió ayudas económicas de la Administración para crear centros de estudio y adiestramiento de rapaces en Briviesca y en la Casa de Campo de Madrid. Además, Jaime de Foxá creó los cotos salmoneros en la cornisa cantábrica, motivo por el cual, a su cese, coincidiendo con el subcampeonato de España que logró en pesca de atún, en 1962, cuando se creó la Federación Nacional de Pesca y Actividades Subacuáticas, en sustitución de la Federación Española de Pesca, con la intención de incorporar en la organización competiciones de pesca continental, marítima y submarina, se pensó en Jaime de Foxá para que la presidiese. Durante cinco años —quinquenio durante el cual en septiembre de 1964 rehabilitó la merced de conde de Rocamartí, que fue concedida en 1703 a Francesc Comes y Torró, regente del Real y Supremo Consejo de Aragón, por su apoyo en Cataluña al rey Felipe V— se mantuvo en la presidencia hasta que Samaranch, en 1967, le sustituyó al hacerse cargo de la dirección del deporte nacional.
Ese año, Foxá se presentó nuevamente a las elecciones de procurador en Cortes. No saliendo elegido, se puso al frente de la Real Federación Española de Caza, sustituyendo a Joaquín España Cantos, que había sido su primer presidente. Durante su mandato, se creó la Junta Nacional de Homologación de Trofeos y Mutuasport, la mutua de los cazadores, que hoy en día es la primera del sector en todo el territorio nacional, y propició la promulgación de una nueva Ley de Caza, de 4 de abril de 1970, que sustituía la Ley de 1902, entre cuyos múltiples objetivos se pretendía garantizar la protección de la fauna española, asegurar su conservación y fomento y reglamentar racionalmente su aprovechamiento de tal forma que exista en todo momento una absoluta compatibilidad entre las riquezas cinegética, agrícola, forestal y ganadera del país.
Esta Ley fue durante muchos años, y aún en vigor en algunas comunidades autónomas, el más importante bastión para la defensa de la caza en particular y de la naturaleza en general. Con objeto de lograr un aprovechamiento racional de las especies cinegéticas y el desarrollo de la ley se impulsó también desde la Federación Española de Caza que presidía Foxá, la creación del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA).
Mientras ostentaba la presidencia de la Federación Española de Caza fue también presidente de la Federación Castellana de Fútbol, que simultaneó con la Secretaría General del Instituto de Ingenieros Civiles, y, además, en febrero de 1971, el Régimen le propuso para ocupar el gobierno civil de Toledo, en cuyo cargo falleció el 28 de enero de 1976, tras haber padecido un cáncer de páncreas en los últimos meses de su vida. Durante este último mandato hizo honor al compromiso adquirido cuando prometió el cargo y, en ocasiones, como cuando defendió la promoción universitaria de la ciudad y acusó de la contaminación de las aguas del Tajo, llegó a enfrentarse con la Administración central. Los toledanos le recordaban como un gobernador abierto y comprensivo con los problemas de la ciudad y en reconocimiento se le puso su nombre a un instituto de la ciudad imperial, mientras que en noviembre de 2006 se promovió la creación de un parque público en Ciruelos (Toledo) con el nombre de Jaime de Foxá. También, el Real Club de Monteros en 1996 decidió crear el premio Jaime de Foxá para la literatura cinegética. No en vano, aparte de las novelas publicadas y de su colaboración permanente en Televisión Española, el conde de Rocamartí fue un articulista y conferenciante muy popular, publicando numerosos trabajos periodísticos en la mayor parte de los diarios y revistas españolas, entre otras Fotos y Cooperación, de la cual fue redactor jefe, así como en la prensa extranjera, pudiendo citarse L’Osservatore Romano, o El Pueblo Español de Buenos Aires. Además de caballero del brazo militar de la nobleza de Cataluña, estuvo en posesión de numerosas distinciones civiles, entre otras, las de comendador de la Orden del Mérito Civil y del Mérito Agrícola; Medalla de plata al Mérito Deportivo y al Mérito Sindical y la Gran Cruz del Mérito Aeronáutico, así como la Medalla de Oro de la Cruz Roja Española y por parte del Régimen, el Collar de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas.
Obras de ~: con J. Aguado Smolinski, El abastecimiento de maderas y la posibilidad de regularlo, Madrid, Ministerio de Agricultura, 1949; et al., Los territorios españoles del Golfo de Guinea, Madrid, Revista Geográfica Española, 1950; Marea verde, Madrid, Talleres Perman, 1951 (2.ª ed., Madrid, Ediciones Iberoamericanas, 1952); La ingeniería y el paisaje. Conferencia pronunciada el 23 de diciembre de 1953 como colofón del acto organizado por la sección de Amigos del Lago de Sanabria de la Casa de Zamora y celebrado en el Instituto Nacional de Previsión de Madrid, Madrid, Amigos del Lago de Sanabria de la Casa de Zamora, 1954; Meditaciones en torno al río. Conferencia pronunciada en el Instituto de Estudios Asturianos (IDEA), el día 23 de junio de 1954, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1954; L’influence du peuplier sur la richesse biogénique des eaux continentales (Doc. FAO/CIP/75-K Add. 10), Madrid, abril-mayo de 1955; Solitario: Andanzas y meditaciones de un jabalí, Madrid, Taurus, 1960 [8.ª ed., Alcobendas (Madrid), Rotosa, 2008]; La caza y la pesca de río ante la juventud, Lérida, Diputación Provincial, 1960; con M. Siguán, J. M.ª Pemán y R. Fernández-Cuesta, Diálogo de las generaciones sobre la Monarquía, Madrid, Pueblo, 1960; Cazorla, Madrid, Patrimonio Forestal del Estado-Ministerio de Agricultura, 1969; A Hunter’s Guide to Spain, Madrid, Ministerio de Información y Turismo, 1969; con M. Criado de Val y J. L. Castillo Puche, 1.º Ciclo de conferencias. Pronunciado por: D. Manuel Criado de Val. D. Jaime de Foxá. D. José Luis Castillo Puche: Madrid, febrero 1972. Salón de actos de la Cámara de Comercio e Industria, Madrid, Centro Español para la Defensa del Idioma en la Publicidad, 1972; con F. Huerta Ramírez, La caza en España, León, Everest, 1973 (2.ª ed., 1984); “Se apagó la berrea”, en VV. AA., Trofeo, 25 años de escopeta y pluma, Madrid, Lumefa, 1995, pág. 69.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, serie documentación electoral, sig. 182, n.º 4.
“D. Jaime de Foxa Torroba, Mantenedor del Acto de Proclamación de la Reina Central de la XIII Fiesta de la Vendimia”, en El Trullo (septiembre de 1960); L. Moreno Nieto, “Fallece en Toledo Don Jaime de Foxá y Torroba, Conde de Rocamartí”, en Abc (Madrid), 28 de enero de 1976, pág. 28; Europa Press, “A los 62 años de edad ha fallecido el gobernador civil de Toledo, don Jaime de Foxá”, en La Vanguardia Española (Barcelona), 28 de enero de 1976, pág. 8.
Iván F. Moreno de Cózar y Landahl, conde de los Andes