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Marcial Aguirre Lazcano

Biografía

Aguirre Lazcano, Marcial. Bergara (Guipúzcoa), 23.XI.1840 – San Sebastián (Guipúzcoa), 10.V.1900. Escultor.

Da sus primeros pasos en la escultura de mano de su padre, que había ejercido la profesión de tallista, y se inicia en el dibujo en el Instituto de Segunda Enseñanza de Guipúzcoa (1851-1854) y en la Escuela Industrial de Bergara (1855-1858). En 1858 llega a Roma, donde contacta con la numerosa colonia artística española. Durante los años de residencia romana fueron muchos los artistas con los que entabló amistad: Mariano Fortuny, Vicente Palmaroli, José Villegas, Jerónimo Suñol, Sanmartí, Adolfo Areizaga...

pero sobre todos ellos destaca el nombre del que será su gran amigo, el pintor madrileño Eduardo Rosales, que le retrató en varias ocasiones.

En Roma estudia con los maestros Obici y Togletti y en la célebre Academia Chigi, hasta que en 1864 obtiene una pensión de la Diputación de Guipúzcoa que le permite prorrogar su formación otros dos años. Este mismo año participa en su primera Exposición Nacional con un Cazador, para en ediciones posteriores remitir Jugador de pelota y San Ignacio (1866), y Jugador de Morra (1871), que le proporcionarán cierto éxito —Medalla de Tercera clase en 1864 y de Segunda en 1866.

En 1875 regresa a Guipúzcoa, estableciéndose ahora en San Sebastián. Aquí llevará a cabo varios monumentos conmemorativos y la decoración de edificios de la ciudad y la provincia: en 1882 se levanta en el santuario de Loyola en Azpeitia la estatua de San Ignacio (esculpida entre 1867-1868), en 1885 la dedicada a Cosme de Churruca en Motrico y en 1894 termina el monumento a Antonio de Oquendo en San Sebastián tras cerca de una década de intenso trabajo. También realizó varios proyectos que no llegaron a erigirse, como el de la estatua ecuestre de Espartero (1884), el mausoleo de Tomás Zumalacárregui (1885) o el monumento a Miguel López de Legazpi en Zumárraga (1892). En cuanto a su contribución al ornato de edificios públicos cabe destacar la alegoría de la Justicia que corona el edificio de los Juzgados de Vergara, los bustos de hombres ilustres guipuzcoanos y las labores de talla en la fachada del palacio de la Diputación de Guipúzcoa o su participación en la decoración del Casino de San Sebastián, hoy casa consistorial de la ciudad.

Marcial Aguirre encontró también en la creciente burguesía donostiarra una importante fuente de ingresos para desarrollar su actividad profesional a través de la ejecución de numerosos retratos y el diseño y realización de panteones con destino al flamante cementerio de Polloe.

Sus años finales se caracterizan por el agotamiento causado por la ejecución de la estatua de Oquendo, en cuyo proyecto tuvo que introducir numerosas modificaciones, y por la persecución a que se vio sometido por cierto sector de la prensa de la ciudad que denunciaba la excesiva duración de la obra. Por ello, desde mediados de la década de 1890 tendrá una menor presencia en los foros públicos. Una de sus últimas apariciones tiene lugar en la Primera Exposición de Pintura y Escultura de San Sebastián de 1896, organizada por el Círculo de Bellas Artes de la ciudad, en la que muestra doce obras que constituyen una síntesis de su trayectoria artística.

 

Obras de ~: Cazador, c. 1864; San Ignacio, c. 1866; Jugador de pelota, c. 1866; Estatua de San Ignacio de Loyola, 1867-1868; Gladiatore morente, 1869; Alegoría de la Justicia, 1870; San Luis Gonzaga, c. 1870; Jugador de Morra, 1871; Busto del Conde de Peñaflorida, 1873; Busto del pintor Johann Michael Wittmer, c. 1875; Busto de Elena Koch, c. 1875; Bustos y decoración de la fachada del Palacio Provincial de Guipúzcoa, 1882- 1883; Estatua de Cosme de Churruca, 1884; Bandidos calabreses, 1885; Estatua de Oquendo, 1894.

 

Bibl.: M. Ossorio y Bernard, Galería Biográfica de Artistas Españoles del Siglo xix, Madrid, Moreno y Rojas, 1883-1884, pág. 10; U. Thieme, Allgemeines lexikon der bilderden künster, vol. I, Leipzig, 1907, pág. 140; M. A. Marrodán, La escultura vasca [s. l.], Amaia, 1980; J. Martínez, La escultura en Guipúzcoa. (Breve introducción histórica), San Sebastián, Sociedad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones, 1981, págs. 20-22; F. Altube, “Posibles influencias en la obra del escultor Marcial de Aguirre y Lazcano”, en Anuario. 1992, Bilbao, Museo de Bellas Artes, 1993, págs. 155-158; I. Moreno, Artistas vascos en Roma (1865-1915), San Sebastián, Fundación Kutxa, 1995; Plazaola, Historia del Arte Vasco, III. Del Barroco al Siglo xix, Lasarte, Ostoa, 2003; L. Arretxea y M. Lertxundi Galiana, “El escultor guipuzcoano Marcial Aguirre (1840-1890)”, en Ondare. Cuadernos de Artes Plásticas y Monumentales (San Sebastián, Eusko Ikaskuntza), n.º 23 (2004), págs. 427-435; El escultor Marcial Aguirre (1840-1890), Bergara, Ayuntamiento (en prensa); http://hedatuz.euskomedia.org/2591/1/23427435.pdf

 

Mikel Lertxundi Galiana