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Ayyub b. Habib Al-Lajmi

Biografía

Ayyūb b. Ḥabīb al-Lajmī. ?, m. s. VII – ?, p. m. s. VIII. Gobernador interino de al-Andalus tras la muerte de Abd al-Azīz.

Poquísimo es lo que sabemos de Ayyūb. Dato que recogen todas las fuentes es que “era hijo de la hermana de Mūsà b. Nuayr.” Por tanto, tendríamos el gobierno, ininterrumpido, de tres miembros sucesivos de la misma ‘dinastia’ en al-Andalus. Un hecho inaudito en los anales del califato omeya. La designación de Abd al-Azīz [s.v.] había sido hecha, antes de volver a Oriente, por el propio Mūsà, el gobierno de Ayyūb (tras el asesinato de Abd al-Azīz) se debió a su proclamación por parte de los moradores de al-Andalus.

La situación es la siguiente. Abd al-Azīz acaba de ser asesinado por la aristocracia del ŷund árabe. Entre los que achacan su muerte a un levantamiento local y aquellos que la atribuyen al cumplimiento de una orden califal, hay que decantarse por lo primero. Sabido es que Sulaymān no sentía afecto alguno por los nuayríes, pero no es menos cierto que, de haber programado su eliminación, no habría dejado de designar/enviar a un nuevo gobernador…Ayyūb se encontraba en al-Andalus en 97/716. Tal vez entrase con las tropas de Mūsà en 93/712, pero el silencio de las fuentes parece avalar que lo hiciera dos años más tarde, como consecuencia y dentro de la política de atracción de Abd al-Azīz “et mando dezir… que se viniesen para él, et que les daria mui buenas tierras, et muchas bondades…fueron con él muchos buenos hombres que dejaron sus tierras et sus averes, et se fallaron después bien de lo que hicieron.”

El asesinato de Abd al-Azīz abre un periodo de desconcierto y vacío de poder. Es entonces cuando Ayyūb fue elegido. Estamos ante una evidente designación de compromiso. Propuesto por la mayoría (partido ‘nuayrí’: beréberes y clientes) y aceptado/tolerado por la aristocracia árabe. Una persona entrada en años, gran prestigio moral (piadoso, virtuoso, “de mui buena vida”, “secta Mahometi prudentissimus”) y un hombre políticamente neutro. Es elegido como “imam que dirige la oración”. Un símbolo/representante de la comunidad, un interino en funciones que no ‘gobierna’. Ibn al-Qūḍiyya dice claramente que [cuando vino al-urr] “al-Andalus estaba sin gobernador”. Tanto Crónica 754 como todas las fuentes árabes subrayan que dicho al-urr fue nombrado por la autoridad competente (gobernador de Ifrīqiya o califa). En cualquier caso, la imposición-aceptación de Ayyūb implica el peso del prestigio nuayrí, respaldado “por la mayoría de la gente y la fuerza de sus clientes”. Ibn al-Qūḍiyya dejaba sentado que esa designación se debió a los Beréberes; precisamente aquellos que habían respondido a las llamadas de Abd al-Azīz…

Algunas fuentes [Crónica 754, Fat, Imāma, H.ª Arabum] afirmaban que algo había tenido que ver con el asesinato de su primo. “Abdulaziz…concilio Ayub Avenhabib… occiderunt”, “aceptó la propuesta de ser nombrado gobernador con tal de consentir en la muerte de…” Pero la mayoría de los autores ignoran esta instigación. Además, semejante acusación desentona y choca frontalmente con lo que sabemos de la persona moral de Ayyūb. Y, a mayor abundamiento, clientes y beréberes jamás habrían prestado su unánime respaldo a quien se hubiera visto mezclado en el asesinato de su patrón.

El ‘gobierno’ de Ayyūb duró seis meses. Rasis puntualizaba “reino cinco messes y veinte dias.” Ajbār y Bayān le atribuyen el traslado de la sede del gobierno/dār al-imāra a Córdoba, posiblemente para alejarse de la turbulenta aristocracia árabe. Allí se establecerá en el palacio balāḍ Mugīṭ que, desde entonces, será el alcázar. Ibn al-Qūḍiyya afirmaba: “Este Ayyūb dejó descendencia en las inmediaciones de Peña, en la provincia de Málaga.” Según Ximénez de Rada “Et ab isto [Ayub Avenhabib] dicitur Calatayud/Calatayud fuiste hedificata…” Parece que Ayyūb murió en al-Andalus.

 

Bibl.: Crónica del Moro Rasis, Madrid, 1852; Ajbār maŷmū‘a, Madrid, 1867; Ibn al-Aṯīr, Al-Kāmil fī l-tārīj, Leiden, 1871; Al-Ḍabbī, Bugyat al-multamis, Madrid, 1884; Ibn Qutayba, Al-Imāma wa-l-siyāsa, El Cairo, 1904; Ibn ‘Abd al-Ḥakam, Futūḥ Miṣr, New Haven, 1922; Ibn al-Qūṭiyya, Tārīj iftitāḥ, Madrid, 1926; Al-Maqqarī, Nafḥ al-ṭīb, El Cairo, 1949; Ibn ‘Iḏārī, Al-Bayān al-mugrib, Leiden, 1950; Al-Marrākušī, Mu‘ŷib, El Cairo, 1950; Al-Ḥumaydī, Ŷaḏwat al-muqtabis, El Cairo, 1952; Al-Mugrib, El Cairo, 1955; Ibn Al-Jaṭīb, A‘māl, Beirut, 1956; Ibn al-Abbār, al-Ḥulla al-siyarā’, El Cairo, 1963; R. Ximénez de Rada, Historia Arabum, Sevilla, 1974; Ḏikr bilād al-Andalus, Madrid, 1983; Ibn Jaldūn, Kitāb al-‘Ibar, Beirut, 1988; Al-Nuwayrī, Nihāyat al-‛arab, El Cairo, 1980; Crónica del 754, Zaragoza, 1980; Fatḥ al-Andalus, Madrid 1994; P. Chalmeta, Invasión e islamización, Madrid, MAPFRE, 1994 (Jaén, Universidad, 2003); Ibn ‛Askar, A‛lām Mālaqa, Beirut, 1999.

 

Pedro Chalmeta Gendrón