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Pedro Rico

Biografía

Rico, Pedro. España, s. m. s. XVIII – ?, c. 1795. Ingeniero militar.

Ingresó en el Cuerpo de Ingenieros como ayudante de ingeniero por un Real Decreto de 4 de noviembre de 1776.

Al ser destinado al reino de Chile, Pedro Rico debía relevar a los ingenieros Antonio Duce y Pedro Badarán en Valdivia, donde permaneció, después de su llegada, todo el año 1785 hasta que al año siguiente le sustituyó Manuel Zorrilla. Este último (ingeniero ordinario) estaba en Chiloé y anteriormente en Achao midiendo las tierras de jesuitas. En 1787 marchó entonces Rico a Valparaíso y a la obra de los Tajamares.

En lo relativo a las fortificaciones de la plaza de Valparaiso, realizó en 1787 el proyecto definitivo de la batería de La Cabritería ante el peligro de una nueva guerra con Inglaterra. Su planta tenía forma de M, con la gola separada de la campaña por un foso, disponiendo de diez cañones en la línea de las troneras o de los parapetos. Por otro lado, se vio la necesidad de construir dos nuevas baterías, una en la punta de La Cabritería, en la costa de levante, y otra en el espaldón de la Quebrada de Bueyes, ambas realizadas por Pedro Rico.

Durante su permanencia en Chile, hasta 1795, apoyó siempre la labor del arquitecto Joaquín Toesca muy ligado por su trabajo a los ingenieros militares, al tiempo que fue un gran colaborador del gobernador y capitán general de Chile e ingeniero militar, Ambrosio O’Higgins.

En 1789, de nuevo en Valdivia, realizó los planos de la bahía de la Serena o de Coquimbo, del puerto del Papudo, de la villa de Santo Domingo de Rozas, el de la Bahía de Huasco y el del puerto de Quintero.

La bahía de la Serena o Coquimbo tuvo gran importancia en los siglos XVII y XVIII. Era un lugar con muy buenas comunicaciones marítimas y su proximidad al mar dio origen a varias incursiones y ataques, como las de los piratas Bartolomé Sharp y Davis en la década de 1680. Distaba unas 80 leguas de Santiago de Chile y su puerto constituía la mejor salida para los productos mineros de la región. Como en tantas otras poblaciones americanas, se intentó trasladarla al interior, evitando así las constantes amenazas piráticas, pero una Cédula de 1721 ordenaba mantener la ciudad en el mismo lugar.

A raíz del terremoto de 1647, se procedió a la reconstrucción de sus edificios y ensanche de la población hacia el mar. Nuevamente sufrió daños con el terremoto de 1730, pero a partir de entonces se afianzó el desarrollo de la ciudad, tomando gran auge sus construcciones y consolidando las existentes, como detalla el plano de 1789 levantado por el ingeniero militar Pedro Rico.

En una visita de inspección del gobernador Ambrosio O’Higgins a La Serena, a quien acompañaba el ingeniero extraordinario de su mismo Cuerpo Pedro Rico (O’Higgins también era ingeniero militar), tomaron diversas medidas para mejorar los edificios públicos como el cabildo, por cierto, construido con mucho retraso y lentitud. Rico recibió, el 2 de febrero de 1789, el encargo de “calcular la extensión de la antigua casa del Cabildo, y formar plano de una nueva que comprenda Cárcel para hombres y mujeres, capilla para presos, pescadería y carnicería”.

Con gran celeridad Pedro Rico efectuó unos reconocimientos, resultando necesario anexionar la casa próxima para ampliar el solar. Una vez terminados los estudios previos, levantó el plano del nuevo cabildo, de aspecto sencillo, aunque no exento de armonía; disponía de dos plantas “sin mayor adorno que la hábil distribución simétrica de sus ventanas, dos pequeñas puertas extremas y un severo frontón con portada de piedra, con el escudo de armas de la Ciudad, sostenida la portada por dos esbeltas columnas de base cúbica”.

Se comenzó la edificación en 1790, pero sufrió los clásicos retrasos propios de la administración de la época y fue terminado con la intervención del ingeniero Agustín Caballero en el año de 1802. En la planta segunda estaba previsto colocar una sala de armas, mientras en la baja se situaban las salas de cabildo, capilla, “habitación del carcelero”, cárceles de hombres y mujeres y calabozos, disponiendo de un patio trasero de buenas proporciones. Las obras duraron algunos años más, hasta la proclamación de independencia. Igualmente, en La Serena construyó un almacén de pólvora y otro en Huasco.

En cuanto a las defensas de la ciudad de Coquimbo o de La Serena, Rico en 1789 levantó un plano, presentando el arrabal de El Tejar, rodeado de una nueva muralla con tres baterías semicirculares y otros tres cuadrados. Dos de los baluartes flanqueaban la portada de acceso a la ciudad.

En 1790 se encontraba en Valparaíso, sustituyendo a los ingenieros Leandro Badarán y Mariano Pusterla, que sucesivamente habían construido diversas obras. Rico proyectó un almacén de pólvora entre sus primeros trabajos, situado en la falda del cerrito de Santa Lucía y algo alejada de la población.

El 23 de octubre de 1791 Rico firmó un plano, en el que se representa el Camino Real de Santiago a Buenos Aires, denominado: De la gran cordillera de Chile por la parte del camino principal que la atraviesa.

Para llegar al mar desde Santiago existían dos caminos a lo largo de 185 kilómetros. Uno llamado Camino de las Carretas por Talagante, que era el más frecuentado. El segundo, más abrupto, era llamado Camino de las Cuestas, porque los pasos de mayor pendiente estaban situados en la cuesta de Zapara y cuesta del Prado. Este último se acondicionó a finales del siglo XVIII con propuesta del intendente O’Higgins, a cargo del ingeniero Pedro Rico que lo proyectó en 1791, comenzando a continuación las obras. Permitía el paso de carretas hasta la costa, abaratando los transportes a Valparaíso. No era fácil la construcción por dificultades económicas, llegándose a recurrir a impuestos especiales, entre los cuales se encontraba el de medio real de peaje para cada fardo en ambos sentidos, llamado “gabela del medio”.

El segundo camino importante era el que desde Buenos Aires llevaba a Santiago de Chile atravesando los Andes. El paso de los Andes se efectuaba normalmente por Uspallata, pero: “[a]lgo más al norte hay otro Camino o paso que llamamos de los Patos, y sale de la ciudad de Sn. Juan; mas por ser la cordillera allí mucho más elevada, solo es transitable en los últimos meses de verano, Febrero y Marzo”. Precisamente para esta ruta, el ingeniero militar Pedro Rico efectuó un proyecto en 1791 para reconstruirla con un nuevo trazado.

Entre los llamados puentes de Cal y Canto, señalaremos los construidos en 1792 por el ingeniero del Ejército Pedro Rico para salvar los ríos del camino de Santiago de Chile a Valparaíso. Concretamente se sabe que ese año construyó el puente sobre el Aconcagua, después continuado por el ingeniero del mismo cuerpo Agustín Caballero.

Entre otros elementos de importancia construidos en Santiago de Chile, se pueden citar los tajamares realizados en diversos lugares del reino de Chile, pero los más importantes fueron los de Santiago, destinados a defender la población de las grandes avenidas del río Mapocho, que con frecuencia asolaba edificios y cultivos. Pedro Rico en 1787 había presentado planos, donde destacaba los detalles de construcción de los cimientos a partir de pilotajes trabados con mampostería, a su vez completados o equilibrados por defensas análogas en la orilla opuesta. El plano de Pedro Rico, Plano perfil y elevación de una porción del Taxamar de 1787, comprende sección y alzado de los tajamares y detalle de planta de los enrejados mixtos de madera, con pilotes y piedra. Siguen estos tajamares formados con sección transversal ataluzada y barandilla ornamental moldurada con dados piramidales y esferas.

De igual forma, los ingenieros militares intervinieron en la fundación de poblaciones, levantando en muchas ocasiones sus planos. Pedro Rico es autor de la planta de Santo Domingo de Rozas o La Lingua (Valparaíso) fechado en 1789. Es el denominado puerto del Papudo, lugar frecuentado anteriormente por piratas; su planta adopta la forma de cuadrícula siguiendo las normas de las ordenanzas de población, para formar 34 manzanas con plaza e iglesia en el centro de la misma. Vallenar también forma parte de las poblaciones fundadas por Pedro Rico. Está incluida en el plano de la bahía y puerto de Huasco, teniendo análogas características a La Lingua, citada anteriormente.

Rico proyectó nuevos edificios en La Serena el año 1792 y en ese año con el presidente Higgins visitó el norte del Reino, viaje que le permitió confeccionar los planos de varias caletas, puertos y villas. Además, construyó edificios públicos de La Serena y un puente del río Aconcagua. También en el año citado, colaboró con la expedición científica de Alejandro Malaspina, proporcionándole los planos de los puertos citados.

El ingeniero Agustín Caballero Moreno llegaba a América al final de 1794, destinado a Chile para sustituir a Pedro Rico, quien permaneció en ese reino hasta 1795, desconociéndose si el relevo de debía a su retiro o bien su vuelta a la Metrópoli.

 

Bibl.: J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; A. S. J. de Paula, “El Real Cuerpo de Ingenieros Militares y la cultura artística en el sur de América”, en Crítica, 56 (1995); G. Guarda Geywitz, “Los Ingenieros Militares durante el período español”, en Anuario de la Academia de Historia Militar, 13 (1998), págs. 79-89; J. A. Calderón Quijano, Las Fortificaciones Españolas en América y Filipinas, Madrid, Editorial Mapfre, 1996; C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; C. Laorden Ramos, “Obras Civiles en América del Arma de Ingenieros”, en Revista de historia militar, 1 extra (ejemplar dedicado a “Los ingenieros militares en la historia de España. III Centenario de la creación del Arma de Ingenieros”) (2012), págs. 137-154.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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