García Naveira, Juan María. Betanzos (La Coruña), 16.V.1849 – 9.III.1933. García Naveira, Jesús Andrés Francisco. Betanzos (La Coruña), 14.VI.1853 – San Nicolás de los Arroyos (Argentina), 24.III.1912. Empresarios y filántropos.
De origen humilde, hijos del matrimonio de campesinos formado por José García Camposa y Joaquina Andrea Naveira López, los hermanos García Naveira formaban parte de la familia conocida con el sobrenombre de los Subela.
Al igual que muchos otros gallegos, decidieron emprender el camino de la emigración, atravesando el océano con destino a la República Argentina donde se instalarían hasta su regreso en 1893. El primero en partir habría sido Jesús García Naveira, en 1868, un año antes que su hermano mayor. Su estancia americana estuvo localizada en la ciudad de Buenos Aires y en la de San Nicolás de los Arroyos, donde emprendieron diferentes actividades comerciales que los llevarían a amasar una gran fortuna económica, al tiempo que seguían incrementando su formación.
Las escasas fuentes documentales no permiten conocer al detalle su evolución económica y social en el país de acogida. Sin embargo, al poco de su llegada, la G de los García ya decoraba la fachada del bonaerense Palacio de Alsina junto a la S de Sangrador, su primer socio comercial. Dicha sociedad, a la que se irían añadiendo otros empresarios como los Etchegaray o los Arriarán, fue una de las causas de su inmensa fortuna. El éxito económico también se explica a través de sus enlaces matrimoniales, casándose Juan con María Iribarne Lascort –con la que tuvo tres hijos: Joaquina, Águeda y Juan Jesús– y Jesús con Carmen Etcheverría y Olaverri, con la que no llegó a tener descendencia.
Además de las actividades comerciales y de venta al por menor, o el avance social logrado con sus respectivos matrimonios, también la compraventa de terrenos por los que acabaría pasando el ferrocarril argentino a la costa explicarían su gran fortuna económica.
Tras regresar en 1893, y después de una breve estancia en Madrid y La Coruña, Juan García Naveira estableció su residencia en el centro de Betanzos con una casa construida por el arquitecto Juan de Ciórraga, donde residió desde 1900. Por su parte, Jesús García Naveira mantuvo una intensa actividad comercial como consejero del Banco Español del Río de la Plata, de la sociedad anónima El automóvil o ligado a dos compañías de seguros, la Hispano-Argentina y la Franco-Argentina, que lo llevaron a vivir a caballo entre América y Europa.
Desde su asentamiento definitivo en la ciudad del Mandeo, ambos hermanos comenzaron a desarrollar una intensa labor filantrópica a favor de sus vecinos de Betanzos. Para ello se centraron, sobre todo, en tres de los colectivos más desprotegidos del momento: el de los niños, el de las mujeres y el de los ancianos. Comenzaron creando una escuela para los hijos de los trabajadores que formaban parte de las sociedades obreras y de agricultores confederados. Acto seguido, en 1902, inaugurarían un lavadero público gratuito, cubierto y con todas las necesidades para proteger a las mujeres que se ganaban la vida lavando la ropa en las frías orillas del río Mendo.
En 1908 crearon el Patronato Benéfico-Docente desde el que coordinar su obra más representativa, el del edificio conjunto de las Escuelas y Asilo García Hermanos, obra del arquitecto Ricardo Boán y Callejas. La obra se inauguró en noviembre de 1912 pero Jesús García Naveira no llegó a ver su apertura ya que falleció en marzo de ese mismo año en un accidente de automóvil en Argentina. La gestión corrió a cargo de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, mientras que la escuela fue uno de los ejemplos educativos más avanzados de la zona, seguidora de los preceptos de la Institución Libre de Enseñanza y con un profesorado adaptado a todos los recursos con los que los hermanos García Naveira decoraron el local, que contaba con un museo pedagógico y con innovaciones traídas de medio mundo.
El Ayuntamiento de Betanzos solicitó en agradecimiento a su labor filantrópica la Gran Cruz de la Orden Civil en Beneficencia, otorgada por Alfonso XIII únicamente a Juan García Naveira por haber fallecido Jesús antes de su concesión definitiva.
Gracias a varias partidas económicas cedidas en el legado ológrafo del hermano pequeño, se construyeron en Betanzos las Escuelas Jesús García Naveira, en el antiguo claustro del convento de San Francisco; y la Casa del Pueblo, reformando bajo la dirección del arquitecto Rafael González Villar una antigua vivienda del centro de la ciudad. Para la concesión de esta aportación, las sociedades obreras brigantinas tenían la obligación de aliarse en la llamada Unión Obrera, para poder disfrutar de esta obra filantrópica que sería incautada por el bando franquista durante la Guerra Civil.
Juan García Naveira continuó con las obras benéficas después del fallecimiento de su hermano, edificando por su cuenta un segundo lavadero, anexo al anterior; la escuela o refugio para niñas anormales (escrofulosas, raquíticas, mudas, cojas y paralíticas), cuya gestión fue encomendada a las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús; el Sanatorio de San Miguel, en el que acoger a las religiosas enfermas de la congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados; realizó también mejoras en el quirófano del Hospital de San Antonio betanceiro y fue el encargado de levantar, en las afueras de la ciudad, el parque del Pasatiempo.
Este jardín, conocido también como la huerta de don Juan, se trataba de un recinto de más de noventa mil metros cuadrados, profusamente decorado con fuentes, estanques, vegetación y estatuas que aleccionaban al visitante en cuestiones de todo tipo, desde la libertad y la tolerancia a cuestiones como la política o la historia. Este parque puede funcionar como una extensión más del museo pedagógico de las escuelas, como un jardín iniciático; como una finca-museo, como así lo denominaba la prensa de la época gracias a las numerosas referencias artísticas que lo decoraban; o como un parque enciclopédico, en palabras del intelectual Luis Seoane, ya que Juan García Naveira parecía querer recrear en este rincón todo lo que había visto con sus viajes por el mundo para deleite de sus vecinos.
Con el fallecimiento de Juan García Naveira en 1933, el parque del Pasatiempo cayó en el olvido y la Casa del Pueblo fue incautada, pero el resto de sus obras mantuvieron una actividad destacada hasta finales del siglo XX, transformando por completo la ciudad de Betanzos.
Bibl.: S. de la Fuente, “García Naveira, Juan y Jesús”, en Gran Enciclopedia Gallega, Santiago de Compostela, 1980, págs. 193-198; S. de la Fuente, “Los hermanos García Naveira y sus fundaciones”, en Anuario Brigantino, 22 (1999), págs. 394-434; X. Torres Regueiro, “A emigración betanceira a América a través dos expedientes do Arquivo Municipal (1867-1907)”, en Anuario Brigantino, 35 (2012), pp.185-208; Á. Arcay Barral, Y. Duo Suárez y J. Souto Santé, El Parque del Pasatiempo de Betanzos, Betanzos, 2020.
Ángel Arcay Barral