Logroño, Martín de. Logroño (La Rioja), s. m. s. xiv – Monasterio de Montesión (Toledo), 13.VIII.1438. Religioso cisterciense (OCist.), prior y brazo derecho de Martín de Vargas en la institución de la Congregación de Castilla.
Se cree que Logroño no era su apellido, sino el lugar donde nació. Así le citan los autores y documentos que hablan de él. Es el que figura en primer lugar entre los once compañeros que pusieron en marcha la Congregación de Castilla, cuya vida fue tan admirable, que fue recogido su nombre por Henríquez en el Menologio el día 13 de agosto con este breve elogio: “En España, en el presente día se durmió piadosamente en el Señor Martín de Logroño, primer prior de Montesión. Hombre distinguido por su vida santa y pureza de costumbres”. Su conducta era tan admirable que, cuando Martín de Vargas, el principal autor de la empresa, fue requerido por Juan II y el obispo de Palencia, para que tomara posesión del monasterio de Valbuena, cuya situación se hallaba deprimente, a causa del desorden introducido en él por el abad intruso Fernando de Santa Colomba, buscó una persona que quedara al frente de Montesión, juzgando que no había otra más cualificada que el prior.
La reforma solamente llevaba tres años de existencia, por cuyo motivo el artífice de la misma, Martín de Vargas, al tener que aceptar el cargo, por imposición del Rey y del obispo de Palencia, se vio obligado a buscar una persona competente que pudiera suplirle en Montesión, para llevar adelante la empresa. Pensó en fray Martín de Logroño como la persona más capacitada para suplirle en calidad de prior, pero al proponerle el nombramiento, le contestó que no aceptaría el cargo “sin obtener del Reformador que saldría fiador ante Dios de todos los pecados veniales que cometiese con ocasión del cargo”.
Según Manrique, al llegarle su último momento en 1438, en lugar de los pocos monjes que le fueron confiados, dejó veinticuatro religiosos “in divino servitio ferventísimos”, como lo dieron a entender en el hecho siguiente: habiendo puesto los ojos en aquel monasterio Álvaro de Luna buscando dónde construir un mausoleo suntuoso para su enterramiento, se negaron rotundamente a ello los monjes, a pesar de que a cambio les prometía erigir un monasterio digno, ya que el que tenían respiraba pobreza en todo el edificio.
Fuentes y bibl.: L. de Estrada (de Valbuena), Exordio de la reforma y Congregación de Montesión (ms. en Archivo Histórico Nacional, sign. 16.621-B, passim).
B. de Montalvo, Primera parte de la Corónica del Císter, lib. V, Madrid, por Luis Sánchez, 1602, págs. 399 y ss.; A. Manrique, Anales Cistercienses, t. IV, Lugduni, Iacobi Cardon, 1659; C. Henríquez, Menologium Cisterciense, Antuerpiae, Typis Plantinianis, 1664, pág. 263, día 13 de agosto; E. Martín, Los Bernardos españoles, Palencia, Gráficas Aguado, 1953, passim.
Damián Yáñez Neira, OCSO