Fabra, Bienaventurado Miguel de. Cataluña, f. s. xii – Valencia, c. 1248. Dominico (OP), prior, teólogo, fundador de conventos, predicador y confesor real.
Del distinguido linaje de los Fabra, que la Historia localiza en Cataluña y en el Rosellón durante el siglo xiii, Miguel de Fabra se hallaba en tierras tolosanas del Languedoc en los años iniciales de la segunda década de aquel siglo en que Domingo de Guzmán ponía los fundamentos de su Orden de Frailes Predicadores. Miguel de Fabra era ya sacerdote y con estudios de Teología cuando se unió a los dominicos.
El 15 de agosto de 1217 dispersaba Domingo de Guzmán a sus discípulos, en un alarde de inquieta siembra evangelizadora y de sentido providencial. Fabra fue destinado con otros religiosos a uno de los centros culturales de la Europa del medioevo como era París, para promover la fundación de un convento, en el que leyó Teología, como primer lector de la Orden, otorgando prestigio al convento recién fundado. Por aquellos años, Domingo de Guzmán proyectaba desde Bolonia la irradiación de la Orden en la Corona de Aragón y la fundación de un convento en Barcelona, lo que ocurrió en 1219. Fabra fue llamado a Barcelona como uno de los puntales de la Orden. Pronto se ganó la confianza del rey Jaime I el Conquistador, que había conocido a Domingo y cuya obra apreciaba. Fabra fue nombrado predicador y confesor del Rey.
Programaba entonces el Rey la expansión mediterránea de la Corona de Aragón, y tenía su mirada puesta en Mallorca como uno de sus primeros objetivos, en el que quería contar con la presencia de los mendicantes, quienes con su posterior ministerio fueron uno de los pilares de la acción reconquistadora. A finales de 1228, se decidía, con ímpetu y bendición de cruzada, la conquista de Mallorca. Empresa difícil y arriesgada en la que se derrochó pericia, valor y sacrificio. La presencia de Miguel de Fabra, tanto a la hora de aplicar el perdón como la indulgencia concedida a la cruzada, como en los momentos críticos del combate, fue eficientísima.
La oportunidad de sus intervenciones, en todos los aspectos, fue proverbial. Poco después fundaba el Convento de Predicadores de Palma de Mallorca.
El 15 de octubre de 1236 se hallaba en las Cortes de Monzón junto con el también dominico Ramón de Penyafort, representando a la Orden Dominicana.
Allí se decidió la reconquista de Valencia, que el 28 de septiembre se rendía. El 11 de abril de 1239 el Rey cedía a Miguel de Fabra los terrenos sobre los que fundar el Convento de Predicadores de la ciudad. El día 1 de enero de 1241 Jaime I encargaba a cuatro frailes dominicos la interpretación y ejecución de su testamento y entre ellos estaba Miguel de Fabra.
El día 2 de marzo de 1248, Pedro de Albalat, arzobispo de Tarragona, junto con Raimundo de Peñafort y el mismo Fabra, designaron, por comisión de Inocencio IV, a Guillermo de Barberá como obispo de Lérida, y en el documento Miguel de Fabra es presentado como doctor en Teología. Poco tiempo después, murió en Valencia.
Bibl.: F. Diago, Historia de la Provincia de Aragón de la Orden de Predicadores, Barcelona, S. de Cormellas, 1959, fols. 157r.- 158v.; J. M.ª de Garganta, “El Beato Miguel de Fabra OP. Momento histórico. Perennidad del culto”, en Unánimes, vol. V, n.º 45 (junio de 1964), suplemento; L. Galmés, “Fabra, Miguel de, OP”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 892.
Alfonso Esponera Cerdán, OP