Piedra, Arnaldo de. ¿Cataluña?, s. m. s. xii – Monasterio de Piedra, Nuévalos (Zaragoza), c. 1203. Segundo abad cisterciense (OCist.) del Monasterio de Piedra.
Se ignora la fecha y lugar exacto de nacimiento del abad Arnaldo de Piedra, citado en los documentos como Dominus Arnaldus, pero parece lógico situar su nacimiento en Cataluña en la segunda mitad del siglo xii. Parece que profesó como monje cisterciense en Poblet y que formó parte del grupo de doce monjes que fundaron el Real Monasterio de Santa María de Piedra en 1195. A la muerte del abad Gaufredo de Rocaberti, le sucedió como II abad de Piedra, constando documentalmente que lo fue, dentro del grupo de abades perpetuos, desde 1201 hasta 1203, si bien la mayor parte de los abadologios no recogen su existencia.
Su importancia radica en ser el abad que consiguió el Privilegio Romano del Monasterio de Piedra, citado ocasionalmente como Privilegio de Exención, dado por el papa Inocencio III en documento fechado en Roma el 30 de junio de 1201, quizá por intercesión de Pedro II de Aragón, ratificado con la firma de catorce cardenales y sello pontificio de plomo.
El privilegio sancionaba que Piedra quedase bajo la directa protección del Sumo Pontrífice, sin sustraer al Monasterio de la jurisdicción episcopal a la que pertenecía (diócesis de Tarazona), eximiendo a los abades de asistir a los sínodos y concilios cuando considerasen que los asuntos de fe a tratar no fueran de trascendencia para el Monasterio. El privilegio daba a los abades de Piedra la categoría de abades mitrados, con dignidad y tratamiento idénticos al que tenían los obispos; eximía al Monasterio de pagar décimas de las tierras que administraba, y daba una serie de ventajas fiscales y derechos relacionados con el rito de consagración del abad, las iglesias y los altares; fijaba que los cistercienses de Piedra debían regirse de acuerdo a la observancia de la regla de San Benito de Nursia y confirmaba el dominio territorial sobre el que se asentaba el Monasterio (Piedra, Peralejos, Cilleruelos, Carenas, Villar del Salz y Aldehuela de Tiestos) autorizando a los monjes a recibir nuevas donaciones de los papas, reyes, príncipes o particulares. Dicho privilegio fue confirmado en 1291 por el papa Inocencio IV y en 1308 por Clemente V, tal y como había sido redactado en tiempos del abad Arnaldo. En el período que el abad Arnaldo gobernó Piedra se documenta la construcción de las partes más antiguas de la iglesia abacial.
Bibl.: V. de la Fuente, España Sagrada. Las Santas Iglesias de Tarazona y Tudela, t. L, Madrid, José Rodríguez, 1866, cap. XXV, pág. 247; J. F. Muntadas, Monasterio de Piedra: su historia, valles, cascadas y grutas, Madrid, M. Rivadeneyra, 1872; D. Yáñez Neira, “Piedra” (monasterio), en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 1621; C. de la Fuente Cobos, La vida económica del Monasterio de Piedra en la primera mitad del siglo xiv, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1993 (inéd.); H. González Zymla, “Sobre los posibles orígenes del Real Monasterio de Santa María de Piedra: precisiones acerca de su primera ubicación y sentido de su advocación mariana”, en Anales de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, n.º 13 (2003), págs. 27-82.
Herbert González Zymla
