Calderón Roca, Felipe. Tanza (antes Santa Cruz de Malabón), Cavite (Filipinas). 4.IV.1868 – 6.VII.1908. Abogado, educador, autor de la primera Constitución de Filipinas.
Hijo de José Calderón, español, y de Manuela Roca, mestiza. A los once años comenzó sus estudios de segunda enseñanza en el Ateneo Municipal de Manila, dirigido por los jesuitas, al fin de los cuales recibió el grado y diploma de bachiller en Artes, expedido por la Universidad de Santo Tomás.
De familia modesta, pudo recorrer tres países del Oriente gracias a la ayuda del empresario Francisco Roxas, y ampliar su formación académica. En 1886 se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Santo Tomás, carrera que terminó brillantemente en 1893 con el grado de licenciado en Jurisprudencia. Dos años después emprendió los estudios de Filosofía y Letras en la misma universidad, que no pudo terminar por la insurrección que estalló en 1896.
Como otros criollos y mestizos, Felipe se unió a la causa de la Revolución Filipina, poniéndose al servicio del general Emilio Aguinaldo, quien, conocedor de sus dotes y de su sólida formación jurídica, no dudó en nombrarle diputado por Palawan para el Congreso Constituyente de Malolos, inaugurado el 15 de septiembre de 1898.
A sus treinta años, Felipe Calderón desempeñó un papel fundamental en dicho congreso como parlamentario, orador y estadista, particularmente en la redacción de la Constitución de la recientemente inaugurada República. De los tres textos encomendados a sendos leguleyos por el Comité central del Congreso, el de Calderón fue considerado mejor que los otros, incluso el preparado por Apolinario Mabini, consejero del general Aguinaldo. El Congreso lo aprobó y lo adoptó por “reflejar los ideales, la idiosincrasia y las tradiciones de la nación filipina”.
Como el mismo Calderón explicó en sus Memorias, al redactar el texto, tomó por modelo las constituciones de España, Francia, Bélgica, Guatemala, Nicaragua y otras repúblicas de América Latina porque “la afinidad política del país se encuentra precisamente en las repúblicas sudamericanas, en las naciones latinas”, mientras que “la historia, usos y costumbres de uno y otro pueblo [el norteamericano y el filipino] son de suyo antagónicos”.
Al final de la guerra Filipino-Americana (1899- 1902) que dio al traste con la naciente república, Calderón ayudó a las autoridades americanas a organizar los primeros municipios según el nuevo régimen, y reemprendió sus actividades como abogado.
En 1899 fundó el Colegio de Abogados de Manila, del que se instituyó presidente. De su pluma nacieron varios escritos muy útiles para la historia de Filipinas, siendo su obra más importante Mis Memorias sobre la Revolución Filipina, impresa en Manila en 1907, un año antes de su muerte.
Otras iniciativas suyas de importancia fueron la fundación de la Asociación Histórica de Filipinas (1905) y la publicación en el mismo año de la Revista Histórica de Filipinas de corta duración. También contribuyó en 1904 a la fundación de Samahan ng mga Mananagalog (Asociación de Escritores Tagalos) para el desarrollo de la lengua nacional filipina. Su muerte ocurrida en 1908 puso fin a una prometedora vida a la edad de cuarenta años.
Obras de ~: Memorial elevado a Su Santidad el Papa León XIII por el pueblo filipino, Manila, Imprenta La Democracia, 1900; Discurso leído en la apertura del curso 1903-1904 del Liceo de Manila, Manila, Imprenta de Quiapo, 1903; El ABC del Ciudadano Filipino, Manila, Imprenta de Fajardo, 1905; Mis Memorias sobre la Revolución Filipina, Manila 1907.
Bibl.: G. Zaide, Great Filipinos in History, Manila, 1960.
Fidel Villarroel Escanciano