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Francisco Hoheleiter Cosano

Biografía

Hohenleiter Cosano, Francisco. Cádiz, 24.II.1889 – Sevilla, 20.IX.1968. Pintor.

Francisco Hohenleiter representa en el panorama pictórico sevillano de la primera mitad del siglo xx, las últimas resonancias del costumbrismo de raíces románticas. Había nacido en Cádiz, como fruto de la unión de Francisco Hohenleiter y María Dolores Cosano, siendo el mayor de cinco hijos. Su familia debió de pertenecer a una clase media acomodada y existía un ambiente familiar de dedicación a las humanidades ya desde su abuelo paterno, profesor de Latín, y por las aficiones literarias y periodísticas de su padre. En cuanto a su formación, la inició en Cádiz muy tempranamente, en 1896, y la completó en El Puerto de Santa María, ciudad a la que se trasladó su familia desde 1902. Culminó finalmente sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Cádiz dentro del academicismo realista decimonónico y la asimilación de las nuevas corrientes novecentistas representadas por su maestro Felipe Abarzuza.

Atraído por el ambiente optimista y renovador, y por las oportunidades que ofrecía Sevilla en los años previos a la Exposición de 1929, se estableció en la ciudad. En ese momento el Ateneo atravesaba una época dorada, siendo el centro de la actividad cultural y donde surgirían las ideas regionalistas. Hohenleiter se relacionó en el Ateneo con el grupo de intelectuales que habían convertido a Sevilla en su principal motivo de interés. Las rápidas transformaciones a las que se veía sometida la ciudad dio origen a una literatura de carácter costumbrista, volcada en la nostalgia de viejas tradiciones y Hohenleiter se convirtió en uno de sus principales ilustradores.

Su trayectoria artística se inició en Sevilla a comienzos de la década de 1920. A este período pertenecen sus primeros carteles, pinturas murales y participaciones en las exposiciones que anualmente organizaba el Ateneo. En general, los temas eran regionalistas, con elementos procedentes del modernismo y el naturalismo, asimilados en su período de formación. Desde comienzos de la década de 1930 hasta mediados de la de 1940 se manifiesta en su obra la influencia de los grandes maestros de la pintura sevillana del siglo xix. A partir de ese momento, Hohenleiter enlazó con la tradición sevillana y su pintura estuvo dedicada a recrear los motivos iconográficos fijados por el costumbrismo romántico, con referencias también a la pintura de “casacones”, a los que él añadió su personal y exquisito sentido del color, la elegancia de su dibujo y, sobre todo, su innegable dominio de la técnica, cualidades que hicieron que sus pinturas alcanzaran un notable éxito comercial y que le configurasen como una individualidad singular dentro del ambiente pictórico local del momento, sin posteriores repercusiones.

En estos años continuó acudiendo a las citas que periódicamente organizaba el Ateneo, y en 1942 tuvo su primer gran éxito con la exposición de sus obras en el madrileño Salón Cano, éxito que se sucedería en las exposiciones de 1944, 1947 y 1949. A partir de ese momento, se produjo una fuerte demanda de sus obras, fundamentalmente por parte de la burguesía, y en 1956 realizó su primera exposición individual en Sevilla, en la sala del Ateneo. A comienzos de la década de 1960, casi al final de su vida, vio cumplida una de sus grandes aspiraciones, que fue dejar en Cádiz una obra suya de importancia, la decoración del salón de actos de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Tres años después de concluir estas pinturas, murió en Sevilla, en 1968, a la edad de setenta y nueve años.

Sin duda, una de las facetas con la que Hohenleiter obtuvo más fama y popularidad fue la de su producción como cartelista. Fue uno de los primeros que introdujo la técnica del afiche europeo en Sevilla, suprimiendo el exceso de matices que le acercaban más a la pintura al óleo. Serva la Barí, que anunció la Semana Santa y Feria sevillanas en 1924, y el realizado ese mismo año para la casa comercial Hijos de Ibarra, son ejemplos de su concepción del cartel en su primera época. Los posteriores, como Alegoría, que anunció las fiestas de 1928, Raza brava, que lo hizo en 1934, o Estampa antigua, las de 1940, son otros testimonios de su excepcional conocimiento de la técnica cartelística.

Su personalidad versátil le posibilitó alternar la actividad como pintor con la de ilustrador gráfico, colaborando con diversas publicaciones locales y de ámbito nacional, como La Semana Gráfica, La Esfera, o la revista Blanco y Negro. De 1926 es la famosa serie de nazarenos hecha para la desaparecida Litografía Imprenta de Gómez Hermanos, que se editaron en la revista Sevilla y la Semana Santa. Pero su polifacética actividad artística también incluyó el diseño, realizando modelos para tapices y cerámicas.

La decoración mural constituyó una interesante faceta de su producción artística, no sólo por el dominio que tuvo de ella, sino por lo excepcional de su práctica. Es en la pintura decorativa donde más claramente se refleja la influencia de su maestro Abarzuza, quien le trasladó su preocupación por los efectos de la luz y un sentido del color de resonancias modernistas. Tras unos primeros trabajos en colaboración con su maestro, su obra más temprana fue la decoración del gimnasio de la Escuela Naval en San Fernando en 1917. Pero las pinturas murales más interesantes las realizó en Sevilla en los años inmediatos a la Exposición de 1929. El salón de la Diputación Provincial o los murales del Coliseo España, terminados en 1930, se encuentran entre sus mejores trabajos. A éstos se añaden otros muchos, entre los que pueden destacarse las pinturas de la capilla de la Hermandad de los Humeros; las de la biblioteca de la Real Maestranza de Caballería; las de la biblioteca de la Pirotecnia de la Maestranza de Artillería; los de la iglesia de los salesianos o las del salón de la antigua Lonja de Contratación. Su último trabajo de decoración fue el salón de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cádiz, finalizado en 1965.

 

Obras de ~: Serva la Barí, 1924; Alegoría, 1928; Raza brava, 1934; Estampa antigua, 1940.

 

Bibl.: M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix, Madrid, Imprenta de Moreno y Rojas, Madrid, 1883-1884 (Madrid, Giner, 1975); F. Cuenca, Museo de Pintores y Escultores Andaluces, La Habana, Imprenta Rambla, Bouza y Cía., 1923; J. M.ª Cascales Muñoz, Las Bellas Artes Pláticas en Sevilla desde el siglo xviii hasta nuestros días, Toledo, Imprenta del Colegio de Huérfanos María Cristina, 1929; B. Pantorba, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, Jesús Ramón García-Rama, 1980; M.ª de Pablo-Romero, Historia del Ateneo de Sevilla (1887-1931), Sevilla, Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, 1982; F. Halcón Álvarez, La Real Maestranza de Caballería de Sevilla: escultura y pintura, Sevilla, Al-Kandara, 1983; E. Valdivieso, Historia de la Pintura Sevillana, Sevilla, Guadalquivir, 1986; M.ª del V. Muñoz Rubio, Vida y obra del pintor Francisco Hohenleiter, tesis de licenciatura, Sevilla, Universidad, 1987 (inéd.); I. C. Rodríguez Aguilar, Arte y Cultura en la Prensa. La Pintura Sevillana (1900-1936), Sevilla, Universidad, 2000; G. Pérez Calero, Las Bellas Artes y el Ateneo de Sevilla. La vida artística de la ciudad (1887-1950), Sevilla, Ateneo, 2006.

 

María del Valme Muñoz Rubio

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